Reino Unido: la paradoja de los cambios y el gobierno conservador
No son pocos quienes señalan, dentro del Reino Unido, que la teoría de la inmunidad colectiva natural, aplicada inicialmente por el primer ministro Boris Johnson (55 años) y su gobierno del Partido Conservador, es la responsable del inquietante número de muertos por coronavirus, al momento tercero en el orden mundial, tras los Estados Unidos y el Brasil.
Sin embargo, entre la población de algunos estados donde el confinamiento fue aplicado, o al menos que jamás adhirieron a la inmunidad colectiva natural, los resultados fueron algo inferiores, pero comparables. Por ejemplo, en los casos de Italia, Francia o España.
¿Por qué el primer ministro cambió de parecer en medio de la pandemia? Versiones interesadas señalan que la razón fue su propio contagio e internación en un centro hospitalario.
Hubo otros pacientes de importancia como el propio sempiterno heredero al trono, el príncipe Carlos (71 años) o los negociadores del Brexit, el francés Michel Barnier y el británico David Frost.
La popularidad actual del primer ministro Johnson parece desmentir las versiones interesadas. Conserva un apreciado apoyo en las encuestas que se publican y aún no cumplió el primer año del nuevo mandato de los cinco que le corresponden.
No obstante, el coronavirus provocó varios cambios además del vuelco de la inmunidad colectiva natural al confinamiento obligatorio. Por ejemplo, el reporte de las elecciones municipales de Londres y de otros 117 ayuntamientos, que debieron llevarse a cabo el 07 de mayo pasado, para el año próximo.
O, mucho más significativo, el abandono de la austeridad presupuestaria para asistir financieramente a las empresas y a los particulares afectados por la reducción de las actividades.
De acuerdo al informe presentado al Parlamento por el canciller del Exchequer (ministro de Economía), los gastos previstos serán incrementados en 175 mil millones de libras -200 mil millones de euros- para los próximos cinco años. Y se trata, como ya dijimos, de un gobierno del Partido Conservador.
La preocupación es tal que el Banco de Inglaterra, entre otras decisiones asistenciales, redujo su tasa de interés anual del 0,25por ciento al 0,10 por ciento. Es decir, la tasa más baja de sus 325 años de historia.
Si nadie parece inquietarse demasiado por las consecuencias ante la gravedad de la pandemia, posiblemente las cosas resulten diferentes cuando la pandemia quede en el pasado, si no se produce la tan temida segunda ola o si se prueban con éxito las vacunas en desarrollo.
Hoy, el Reino Unido ya no cuenta con el eventual auxilio de la Unión Europea, algo que será de extrañar si finalmente los ministros de los 27 se ponen de acuerdo en la ayuda a sus países miembros y, sobre todo, las modalidades de dicha ayuda.
Brexit casi duro
No, el Reino Unido deberá arreglárselas solo. Y así parece predispuesto sin lamentos, ni nostalgia. Lo demuestra cuando insiste en que no solicitará una prórroga de las negociaciones sobre la futura relación con la UE. De momento, el tiempo para solicitar dicha prórroga se agota ya que vence el próximo 30 de junio.
¿Qué deben negociar con la Unión Europea? Pues, un modelo de asociación complementaria. Un “no estoy, pero estoy”. Unos estándares a cumplir en materia de intercambio comercial, patentes, aranceles, derechos de exportación, etcétera.
La Unión Europea pretende que el Reino Unido se apegue a sus propias normas en las materias. El gobierno del primer ministro Boris Johnson defiende exactamente lo contrario. Es decir la independencia lisa y llana de su país sobre dichos temas.
Actualmente, la situación es de libre circulación de personas y mercaderías. Pero dicha libre circulación rige solo por once meses. Los once meses que van desde la desafiliación británica de la UE el 31 de enero pasado, hasta el 31 de diciembre próximo.
De aquí en más, las negociaciones se acelerarán de acuerdo a lo convenido. Se llevarán a cabo semanalmente hasta agosto próximo. Si para fin de año, no hay acuerdo, entonces la separación final será de ruptura, lisa y llana. Algo nada improbable, dado el impresionante triunfo electoral que el primer ministro Johnson obtuvo en las elecciones del 2019, cuando consiguió 365 bancas sobre un total de 650.
La expectativa escocesa
Obviamente, si el acuerdo de separación no llega, otro acuerdo será puesto en tela de juicio, nuevamente. Se trata del UnionAct del año 1707 que determinó la creación del Reino Unido que incluye a Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte (Ulster).
La vocación independentista de casi la mitad de la población escocesa –o mejor dicho, radicada en Escocia- quedó reforzada con el Brexit y quedará aún más si una ruptura no acordada sobreviene el 31 de diciembre próximo.
Es por ello, que el actual gobierno escocés, encabezado por la primer ministro Nicola Sturgeon (49 años) reclamó en diciembre pasado un segundo referéndum sobre la independencia escocesa tras su también impresionante triunfo electoral que le asignó 48 de las 59 bancas reservadas a Escocia en el parlamento británico.
Aquel referéndum del 2014 arrojó un resultado del 55,3 al 47,6 a favor de la continuidad de la UnionAct. Pero, claro, eran otros tiempos. Con un Reino Unido que no cuestionaba su pertenencia a Europa.
Por supuesto, el primer ministro británico rechazó la demanda de la primer ministro escocesa. Habló de, al menos, una generación para volver a intentarlo. La contestación fue que seguirán adelante en el reclamo sin caer en el referéndum unilateral e ilegal que llevó a cabo el gobierno catalán.
Y es que hace falta el apoyo de la Unión Europea, algo que no se consigue con referéndums unilaterales e ilegales.
Con todo, una cosa cambió y no es menor. Si la Unión Europea sostiene el criterio de la intangibilidad de las fronteras para sus miembros, ha dejado de hacerlo, al igual que las Naciones Unidas, dadas las circunstancias, en el mundo.
Así, reconoció las secesiones de Eritrea, respecto de Etiopía, o de Sudán del Sur, respecto de Sudán, o la mucho más antigua de Bangladés respecto de Pakistán, sin dejar de mencionar las separaciones y divisiones en Checoslovaquia, en Yugoslavia o en la propia ex Unión Soviética.
Con el Brexit, la UE no se opondrá de forma terminante a una Escocia independiente. De allí que la negativa del primer ministro Johnson busque compensaciones que frenen el impulso de los nacionalistas en el seno de la sociedad escocesa a la que intentará seducir. Por ejemplo, con el anuncio de un tren TGV (alta velocidad) que unirá Escocia con Londres.
Irlanda del Norte consiguió gobierno
Gales no presenta problemas mayores. Su partido nacional independentista –PlaidCymru, Partido de Gales- solo obtuvo 4 miembros de los Comunes sobre los 36 que se eligen allí y cuenta con solo 10 de los 60 diputados a la Asamblea Nacional de Gales.
Distinta es la situación en Irlanda del Norte (Ulster). Allí, las elecciones muestran un crecimiento del Sinn Fein (Nosotros Mismos), el partido republicano que persigue la unión con la República de Irlanda. Como se trata de un partido que milita a ambos lados de la frontera, su crecimiento se da también en la Irlanda independiente.
El Sinn Fein siempre fue sospechado de brazo político del IRA, el Ejército Republicano Irlandés. Alcanzada la paz, con los famosos acuerdo del Viernes Santo en 1998, el gobierno norirlandés quedó integrado por los Unionistas mayoritarios –partidarios del Reino Unido y, por lo general, protestantes- en alianza con los minoritarios Sinn Fein, republicanos, católicos y partidarios de la integración en la República de Irlanda.
Pero, un escándalo político-financiero terminó con ese gobierno en 2017 y la autonomía norirlandesa quedó borrada en los hechos. En enero pasado, fue recompuesta mediante un retorno a la coalición de unionistas y republicanos. La unionista Arlene Foster (49 años) es primera ministro y la republicana Michelle O’Neil (43 años), vice primer ministro.
No obstante, lo del Brexit resultó un revulsivo. No son pocos los “nuevos” norirlandeses que ven con buenos ojos una unión con la República de Irlanda como sub producto de la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
A la hora de cambiar…
Si los británicos parecen atribulados ante tanto movimiento, la inoportuna renuncia de la pareja principesca de Harry (35 años) y Megan (38 años) contribuyó en algo más a rememorar los buenos viejos tiempos de la flema británica.
Por supuesto, que los príncipes cuentan con el derecho de decidir sobre su propio futuro como cualquier otro ser humano. Pero su renuncia a sus obligaciones reales los muestra, ante los ojos de no pocos británicos, como flojos cuanto mejor, como irresponsables cuanto peor.
En síntesis, un dolor de cabeza más para la muy responsable soberana Isabel quién cumplió 94 años de edad y 68 años de reinado, sin aflojar nunca.
Si de cambios se trata, también el debilitado Partido Laborista cambió a su líder, el izquierdista y bastante irresoluto Jeremy Corbyn(71 años) por el más europeísta KeirStarmer (58 años). Ocurrió luego del desastre electoral de diciembre el 2019 cuando los conservadores del primer ministro Johnson les provocaron una dura derrota.
Starmer es un abogado, especializado en derechos humanos, que obtuvo el apoyo del 56 por ciento de los afiliados al “Labour”, en las elecciones internas. Desde la izquierda del partido, se lo acusa de seguidor de las tesis liberales del ex primer ministro Tony Blair. Los conservadores, por su parte, le reprochan su vivienda valuada en 1,6 millones de libras en el londinense barrio de Camden.
Y por último, la a punto de convertirse en la nueva moda de desatornillar las estatuas de “aquellos con los que no estoy de acuerdo”.
Cierto es que más de uno hizo escasos méritos sobresalientes para la posteridad. Se trate de Cecil Rhodes o de Edward Colston, dos esclavistas del siglo XIX, aunque sus vidas no se limitaron al repudiable comercio de seres humanos.
Pero… comienzo por los muy objetables y luego derivo hacia otros más discutibles como Cristóbal Colón o llego a extremos como Winston Churchill sobre cuya estatua pintaron la leyenda “racista”. Racista, al vencedor de Adolf Hitler. No cierra…
Mejor que desatornillar estatuas es revisar el pasado seriamente para tenerlo en cuenta en el futuro.
Nota:
El Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte se extiende sobre un territorio de 244.820 km2, puesto 80 sobre 247 países y territorios dependientes.
Su población es de 67.180.000 habitantes, puesto 21. Densidad 277habitantes por km2, puesto 53.
Su Producto Bruto Interno, a paridad de poder adquisitivo (PPA) es, según el Fondo Monetario Internacional, es de 3 billones 128.125 millones de dólares, puesto 9. El PPA per cápita alcanza los 45.565 dólares anuales, puesto 24.
Su Índice de Desarrollo Humano es, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, de 0,922 puesto 14