Axel Kicillof levanta la sospecha, otra vez, de que hay fuego amigo batiendo su territorio
Cerca de Axel Kicillof volvieron a abrirse las recelosas puertas de la sospecha. El episodio que trascendió hace algunos días y que apuntó al corazón de su proyecto por instalar un hombre de su extrema confianza en un organismo administrativo clave de la Provincia, fue interpretado como parte de una nueva batida de su territorio desde trincheras amigas.
El gobernador espera el placet legislativo para hacer desembarcar en el Tribunal de Cuentas a un alfil propio e integrante de su reducido círculo de funcionarios afines. Kicillof quiere que llegue a ese ámbito Federico Thea. No es un lugar común y corriente. En primer término, porque se trata de un cargo vitalicio. Y en segundo lugar, porque es el organismo encargado de examinar los gastos de los municipios y de los propios organismos bonaerenses y de aplicar multas a quienes no hacen uso adecuado de los recursos públicos.
Se trata de una fabulosa estructura de poder, que tiene a tiro a intendentes y otros funcionarios de la Provincia. Thea, que acaba de dejar la Secretaría General de la Gobernación, sería depositario de esa potente herramienta política y administrativa.
El pliego de este abogado kicillofista quedó estancado en el Senado en diciembre. En la agonía del año pasado, la oposición frenó la embestida con el argumento de que se lo habría intentado imponer desde el Ejecutivo sin acuerdo previo. El peronismo legislativo no hizo demasiado esfuerzo para torcer esa tozudez de Juntos por el Cambio.
Por estos días, cuando el supuesto acuerdo para rediscutir las chances de Thea comenzó a correr, salió a rodar la versión de que habría en danza otro nombre: el del ministro de Justicia, Julio Alak, que oficiaría de muletto ante la eventualidad que se mantengan las puertas clausuradas del Tribunal de Cuentas para Thea. Alak acaba de sufrir un sonoro revés en sus intenciones por volver a hacer pata ancha en el peronismo platense: la lista que buscaba presentar para competir por la presidencia del PJ local fue bajada de un plumazo por La Cámpora.
Cerca de Kicillof sostienen que el Gobernador se aferra al “compromiso” de que el pliego de su candidato se vote en marzo. “Es el compromiso que asumieron ante Axel, en un Zoom cuando se logró destrabar la aprobación del Presupuesto, Néstor Grindetti y Maxi Abad”, afirman.
Grindetti, intendente de Lanús y Abad, presidente del bloque de diputados provinciales de Juntos, lideraron la partida negociadora con el jefe de Gabinete Martín Insaurralde y al parecer también con el propio Kicillof en aquellos días frenéticos de finales de 2021. El Gobernador quiere creer en ese compromiso y en otra voz que sondeó hace algunos días: la del ministro del Interior y uno de los líderes de La Cámpora, Eduardo “Wado” de Pedro.
Obstáculos de la tropa propia
Sin embargo, en la Gobernación están convencidos de que existe algún intento de sectores del Frente de Todos de privarlo del deseo de encumbrar a su hombre en el Tribunal de Cuentas.
Puede que la tensión política por la llegada de Thea al organismo de control no se acote a una mera designación y que tenga relación con la pelea por 2023 y las intenciones de propio Kicillof de permanecer por otro período al frente del gobierno bonaerense.
Se produce en sintonía con los trascendidos nacidos del vientre del kirchnerismo de que el comentado supuesto repliegue de La Cámpora en la Provincia para 2023 no estaría contemplando los deseos de reelección del actual gobernador.
Mientras tanto, Máximo Kirchner acaba de pasar con éxito un examen que estaba plagado de interrogantes. Consiguió sortear con menos ruido que el que no pocos peronistas vaticinaban el cierre de listas en el PJ, que preside desde diciembre, para competir por el control del partido en los distritos.
No hubo lugar para rebeliones ni desafíos concretos. Más bien, primó el acuerdo entre el camporismo y los intendentes que respetó el poder territorial de los alcaldes para que conservaran sin sobresaltos el control de la herramienta partidaria en sus distritos.
Lo que se suponía un escenario propicio para desafiar la jefatura del diputado nacional -iluminado por los reflectores de su fulgurante salida de la presidencia de la bancada del Frente de Todos- terminó siendo un plácido tránsito hacia la confirmación de un nuevo liderazgo en el PJ bonaerense.
Ese desenlace deja poco espacio para pensar en que La Cámpora no tendrá un papel decisivo en el armado bonaerense oficial en 2023.