Axel Kicillof lanzaría un plan de emergencia destinado a sectores más postergados y una batería de programas para a incentivar el consumo.
PANORAMA PROVINCIAL

Cristina y una decisión que impacta con fuerza en territorio bonaerense

Uno es su hijo de sangre. El otro, su hijo político. Entre ambos apareció en la última semana con suma notoriedad el dedo determinante de Cristina. Al decidir que Máximo Kirchner sea a partir del 10 de diciembre el presidente del bloque de diputados nacionales del Frente de Todos, no sólo logrará un control prácticamente total sobre el Congreso donde ella presidirá el Senado: también mandó un mensaje político a su tropa y en especial a la que opera en la Provincia.
Axel Kicillof no sólo es el gobernador electo. También, el elegido para representar en lo institucional el ideario de la ex presidenta en territorio bonaerense. Kicillof sólo se reporta con ella y la llave de acceso a sus herméticas decisiones no están en poder de La Cámpora, los intendentes del Conurbano ni Sergio Massa. La entronización de Máximo puede ser leída como un proceso en el que acaso el Frente de Todos, al menos en su perfil más kirchnerista, haya ingresado en el terreno de un equilibrio que habrá que ver cómo se mantiene.
Nada está escrito aún de lo que se cocina intramuros. Pero es altamente probable que Kicillof disponga, con pocas excepciones, de una primera línea de funcionarios propios. Un mapa monocolor que sólo estaría salpicado por uno o dos cristinistas puros o provenientes de La Cámpora. 
Uno de ellos sería Juan Martín Mena, quien fuera número dos de Oscar Parrilli en la central de inteligencia AFI, que recalaría en el ministerio de Justicia. La otra sería Fernanda Raverta que, derrotada en Mar del Plata, suena fuerte para Desarrollo Social.
Máximo, en cambio, sería el administrador político del control sobre la estratégica Cámara de Diputados bonaerense. No lo haría solo: estaría prácticamente cerrado un acuerdo con Massa y con intendentes del Conurbano para quedarse con ese jugoso resorte de poder.
El hijo de la ex presidenta y Massa se mueven en tándem. En ese proceso de realineamiento no parece casual el efusivo saludo a Máximo del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, por el cargo de presidente de bloque que supo conseguir.
Las decisiones de Cristina abren un juego de ajedrez. Un tablero en el que jugarán, acaso con objetivos similares de cara al futuro y desde la Provincia, tanto Kicillof como Máximo.
En el medio de las inminentes decisiones del gobernador electo surgen versiones llamativas. Una de ellas fue desmentida enfáticamente por su equipo de comunicación: la que daba cuenta de que la ex ministra de Defensa, Nilda Garré, se haría cargo del ministerio de Seguridad. “Fue una operación de un sector de ex jefes policiales”, fue la lectura que se hizo desde el riñón del peronismo bonaerense.
Seguridad sigue siendo una de las grandes incógnitas del futuro gabinete. Hay quienes dicen que el que se estaría quedando sin chances en Sergio Berni. Tampoco convencería el perfil teórico que aportaría la ex ministra del área a nivel nacional, Cecilia Rodríguez.
Otra novedad del elenco provincial sería la posible llegada de radicales K. El mandatario electo habla seguido con Leopoldo Moreau, quien podría aportar algún nombre para el Instituto de Previsión Social. También se dice que tendría candidato para el IOMA. La obra social está bajo la lupa del nuevo gobierno. Ya se habla de que se avanzará con una exhaustiva auditoría de los gastos que realizó la gestión que se va.
El equipo de Kicillof está trabajando además en dos direcciones. Una de ellas, la reducción de la estructura burocrática a nivel ministerial que incluye algunas fusiones. La otra, el diseño de una serie de medidas de gobierno para los primeros tiempos de gestión que incluyen un plan de emergencia destinado a sectores más postergados para afrontar el fin de año sin sobresaltos y una batería de programas que apunta a incentivar el consumo.
En el PRO también se precipitan movimientos de cara al nuevo rol opositor. En los próximos días se producirá el primer desembarco bonaerense de Emilio Monzó, decidido de conformar un espacio alternativo a la conducción de Mauricio Macri y el liderazgo provincial que busca encabezar María Eugenia Vidal.
Monzó tiene decidido conformar un espacio propio con sectores del peronismo luego desechar, dicen en su entorno, una serie de ofertas que le habría hecho llegar Alberto Fernández. “Antes de asumir Alberto se kirchnerizó”, afirman. El todavía diputado ya piensa en 2021, bajo la promesa que le hicieron llegar de que podrá competir en las Paso de Juntos por el Cambio.