Sergio Oscar Malizia: “Todo esto lo pude lograr por mi familia”
Una trayectoria forjada a base de perseverancia y compromiso laboral. Forma parte de Sarmiento desde hace casi tres décadas donde vivenció todo tipo de experiencias: ascensos, descensos y campeonatos, desde la tercera categoría a la elite. Además, es un fiel creyente del trabajo interdisciplinario para acompañar los procesos de las personas.
Es un ejemplo de lo importante que es el trabajo silencioso, y eficiente, en cualquier institución. Camino a las tres décadas de trabajo ininterrumpido en Sarmiento, Sergio Malizia tiene un bagaje que lo convierte en una palabra autorizada en el mundo de la kinesiología en el deporte.
De hecho, en diálogo con Democracia, Malizia, explicó que la “kinesiología es la ciencia que estudia el movimiento. Somos especialistas del movimiento, el cuidado, la prevención y la recuperación”.
Antes de comenzar su carrera en tal mundo, estudió en la Escuela Nº 1, para seguir en el Colegio Nacional y, finalmente, formarse académicamente en la UBA en la Licenciatura en Kinesiología.
Precisamente, fue su padre quien lo acompañó en la decisión sobre qué carrera estudiar y orientarlo a la kinesiología. “En aquel momento, había 3 o 4 en Junín”, contextualizó.
Etapa en River
Más allá de que se encuentra en la elite del fútbol, al formar parte del plantel actual de Sarmiento, Sergio Malizia tuvo sus primeros pasos en uno de los clubes más grandes a nivel nacional: River Plate.
En aquellos años, Malizia estaba comenzando con su profesión en una Buenos Aires muy lejana de Junín, tanto por la distancia, transporte público y conectividad. Al respecto, recordó: “Éramos cinco o seis personas viviendo en un departamento, compartiendo gastos y espacio, y dormíamos de a tres para lograr cubrir los gastos. Uno de los que vivía con nosotros era Rodrigo Burela”.
“Se vino a River y se fue a vivir con nosotros. Él estando en River le dijo al Kinesiólogo del club sobre mí, que además era docente mío, y fue el contacto directo. En el tercer año de la carrera universitaria empecé a ser un asistente de él”, contó.
Se trata de Jorge Arias, quien, al igual que Malizia, desde el trabajo silencioso formó parte de planteles del Millonario que escribieron la historia grande del club, saliendo campeón del mundo y extendiéndose hasta el mandato de Daniel Passarella.
Malizia, tras dar esos fructíferos pasos en Núñez, decidió volver a Junín para, de la mano de Roberto Bai, iniciarse en el mundo de la kinesiología en el deporte.
Para encontrar su relación con el mundo de la actividad física, hay que remontarse a su niñez y adolescencia, cuando Malizia era jugador de Rivadavia luciéndose en la mitad de cancha.
“Era un jugador muy técnico al estilo Marangoni o Redondo”, se definió.
Sin embargo, primó lo profesional en el mundo de la kinesiología a través de buenas asociaciones. Primero con Arias, en Buenos Aires, y luego con Bai y Capogrosso. “Me abrieron las puertas de sus consultorios e institutos y estoy eternamente agradecidos”, expresó.
Y destacó: “Capogrosso me marcó mucho. Ya no vienen personas como él: un gran temple, calor humano, fue siempre un referente como kinesiólogo”.
Sarmiento
Pasan los años y los jugadores, pero hay todo un detrás de escena en el club que se mantiene y potencia el trabajo que se viene desarrollando desde hace varios años. Un ejemplo es la labor de Malizia desde la kinesiología, quien ha sido testigo del desarrollo institucional.
Sobre el Verde, Malizia expresó: “Fue, es y será importante porque es una pasión. El trabajo en Sarmiento lo disfruto. Ahora estoy con mi hijo y él es fanático del club. Yo soy hincha de Rivadavia de Junín, pero hace 27 años que trabajo en Sarmiento”.
Sobre su labor en el club detalló que “en Primera somos tres kinesiólogos y en inferiores somos cinco. Y no estamos solos: están los médicos, nutricionistas porque solo no podemos hacer una buena evaluación y tratamiento”.
De lunes a lunes, el equipo interdisciplinario de Sarmiento no se toma descanso, al igual que cualquier otra profesión que acompañe y cuide a personas. En este caso, se trata del trabajo con futbolistas.
“Hoy, a mí me gusta trabajar en equipo e interdisciplinario donde se pueda ver y complementar la proyección de uno”, manifestó.
Para informar más acerca de su trabajo, ejemplificó cómo es un día de Malizia en el Club al decir que “vamos una hora antes del entrenamiento con el grupo de kinesiólogos y médicos, trabajamos con los lesionados, hacemos trabajos con quienes presentan alguna dolencia. Luego, empieza la práctica general y pos entreno atendemos los casos que fueron surgiendo”.
“Tenemos consultorio, gimnasio y también trabajamos en el campo de juego. Técnicas manuales, fortalecimiento, movilidad, coordinación, entre otros aspectos”, detalló.
Todo lo descripto es fruto de un trabajo persistente que se viene haciendo de la mano del desarrollo exponencial de Sarmiento a nivel nacional, encontrando en la práctica del fútbol su principal punto de fortaleza y desarrollo, pese al resto de disciplinas que también vienen creciendo.
“Nos visitó un hincha proveniente de San Martín de Los Andes y nos hacía mención acerca del crecimiento del club”, contó y reflexionó: “Cuando empezamos con Primera, viajábamos en colectivo, comíamos los fideos en Luján y llegábamos a jugar el partido. Más de una vez llegó primero la hinchada que el equipo”.
Y no sólo eso. Malizia también vivenció situaciones inéditas que se dieron en Sarmiento y caracterizaron al fútbol argentino. Al respecto, rememoró: “Hasta llegamos a la cancha de Deportivo Morón en taxi y autos de hinchas”.
Años después, la situación es distinta. “Viene creciendo año tras año. Es algo para destacar y un mérito institucional. Siempre fue para adelante, nunca hizo un paso para atrás y piensa en progresar. Le veo un futuro enorme”, analizó sobre el Verde.
Actualidad
El presente de Malizia lo aboca a la Clínica Rehabilitación Junín, donde es kinesiólogo y Socio, y cuenta con 50 pacientes internados de rehabilitación. Sobre este espacio, confesó: “Es el sueño de mi vida porque ahí trabajo de una forma interdisciplinaria al paciente: están todas las áreas de la rehabilitación para un paciente”.
Además, también se desempeña en el gimnasio Marathon junto al club Sarmiento.
Si bien es un apasionado por el desarrollo de la disciplina, debido a tantas demandas que tiene en el presente, no ha podido involucrarse en alguna academia o curso. Pese a ello, sigue estudiando y leyendo materiales que le den herramientas y le permitan ser un mejor profesional.
“Una de las críticas que me hago es que no leo un libro sobre otro tema, siempre leo cosas relacionadas a la kinesiología. Soy un amante de mi profesión”, señaló.
Precisamente, la kinesiología es una de las disciplinas que más auge ha cobrado en los últimos años, donde se registra mayor cantidad de estudiantes representando una apuesta más grande por parte de los adolescentes para el día de mañana. No es casualidad.
“Cualquier médico te deriva al kinesiólogo. Cuando empezamos no pasaba mucho. Hoy no es solo la kinesiología la que hace el tratamiento de una lesión, sino, se basa en la prevención para que no tengas inconvenientes en el futuro. Todo se trabaja”, explicó.
Finalmente, por todo lo expuesto, se puede decir que, Malizia y su labor en Sarmiento, atestiguan tal evolución en relación a esta disciplina.
La familia, su pilar
En el mundo de la ingeniería, claro está, que para construir un gran edificio o montar una gran infraestructura es necesario tener una gran base: sólida y consistente para soportar el peso de toda la masa y los vientos de la altura.
Sergio Malizia, a partir de su crecimiento personal y desarrollo profesional, bien lo sabe. “Todo esto lo pude lograr por mi familia: Juliana, Sofía y Nicolás. Mis viejos fueron los que me bancaron, son mis raíces”, reconoció.
Al hacer referencia a su futuro, lo relacionó a ellos. “Lo único que quiero es verlos felices, en paz. Estoy muy conforme con mi trabajo, mi vida, mi familia: considero que soy una persona feliz. Disfruto mucho mi trabajo y compartir tiempo con mis hijos”, dijo.
Sin embargo, familia y trabajo se involucran y entretejen en la diaria. Por eso, la vida de Malizia en el Verdolaga llegó hasta el seno familiar. “Mis hijos señora y familia son hinchas de Sarmiento. De los siete días de la semana, seis estoy en el club”, describió.
Por tal motivo, tanto las alegrías como tristezas son siempre compartidas. “Cuando ganamos festejan conmigo y cuando perdemos se ponen triste como yo”, comentó.