G20: foco en clima y pandemia, y acuerdo para imponer un impuesto mínimo a las multinacionales
Los jefes de Estado y de Gobierno que participan de la cumbre que inició ayer en Roma alcanzaron un acuerdo para establecer un impuesto mínimo global a las multinacionales y buscan asegurar mecanismos para que el 70% de la población mundial esté vacunada contra el coronavirus en 2022.
"Esto es más que un simple acuerdo tributario, es la diplomacia que está remodelando nuestra economía global y cumpliendo con nuestra gente", escribió en Twitter el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al destacar el acuerdo para gravar con al menos el 15% a las multinacionales a nivel global.
Biden confirmó así el acuerdo alcanzado entre los líderes de los países más industrializados del mundo, un grupo de naciones emergentes y la Unión Europea (UE), para determinar un piso impositivo mundial que estaba en debate hace años.
Fuentes de la cumbre de la que participa también el presidente Alberto Fernández destacaron el apoyo "amplio y transversal" que tuvo la propuesta de introducir el impuesto mínimo, que de todos modos necesitará luego varios meses o años para que cada país logre acoplarlo a su legislación e implementarlo.
Los países del G20, que representan el 80% de la economía mundial, dieron así un paso decisivo para empezar a fijar nuevos pilares de la denominada "nueva arquitectura financiera internacional", que reclaman algunos de los miembros, agregaron las fuentes.
La medida, que se explicitará en el documento final de la fecha, buscará alcanzar, por un lado, a las grandes compañías digitales y, por otro lado, terminar con la deslocalización financiera de las grandes multinacionales que no tributan en sus países de origen sino que se valen de los mecanismos del denominado "dumping fiscal" para pagar impuestos en donde sean más bajos.
En Estados Unidos, uno de los países más golpeados por la deslocalización del pago de impuestos de sus compañías, la prensa atribuyó buena parte de la adopción del mínimo global del 15% a la impronta de Biden, quien en su primer G20 como mandatario "se anota una victoria sobre tasas globales", como tituló por ejemplo la cadena CNN.
El optimismo por el acuerdo alcanzado a nivel impositivo contrastaba en la primera de las dos jornadas de la cumbre con el estancamiento en el que parecen haber quedado las negociaciones para reforzar la lucha contra el cambio climático.
En ese sentido, cuando ayer entrada la tarde de Roma empezaron a circular versiones de que el documento final tendría pocos avances en materia ambiental, desde la Presidencia italiana del G20 se apresuraron a plantear que los negociadores continuarán trabajando en búsqueda de un acuerdo.
Italia, que además de presidir el G20 co-organiza la conferencia climática COP26 que inicia hoy en la ciudad escocesa Glasgow junto al Reino Unido, sabe que la falta de acuerdo o la inclusión de objetivos muy laxos en el documento aumentaría las chances de fracaso rotundo del encuentro en la región británica.
"Tenemos un momento ahora para intentar tomar algunos de los nebulosos compromisos de París, solidificarlos en compromisos fuertes y rápidos para reducir las emisiones, los autos y el carbón", planteó en declaraciones televisivas el premier británico, Boris Johnson, también preocupado por un posible fracaso en Glasgow.
Uno de los principales escollos para una fórmula de consenso general es la negativa china a establecer un plazo para llegar a las "cero emisiones" en 2050, como pretenden EEUU y Europa.
El tercer pilar central de la primera jornada de trabajo de la cumbre fue la lucha contra la pandemia de coronavirus, con un principio de acuerdo entre los miembros del G20 para aumentar los ritmos de vacunación en los países más pobres a partir de la donación de fármacos y de la asignación de fondos.
El objetivo de los países desarrollados, que se acercan en algunos casos al 90% de la población mayor de 12 años ya inmunizada, es favorecer una rápida vacunación del resto del mundo para evitar tropiezos en los repuntes que están demostrando sus economías tras las caídas generalizadas de 2020.
"No somos una fortaleza y para una recuperación mundial tienen que estar todos vacunados", explicitó en esa dirección la titular de la Unión Europa Ursula von der Leyen.
En el tema vacunas, por otro lado, dos de los grandes ausentes en la cumbre, el presidente ruso Vladimir Putin y el chino Xi Jinping, reclamaron que se reconozca a las vacunas producidas en sus países, aún no avaladas por la mayoría de Europa y otros Estados, como EEUU, como forma de acelerar el acceso a los fármacos de los países que aún no lo hicieron.
En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, con más de 5000 efectivos, las sesiones de trabajo que se llevan a cabo en el centro de convenciones "La Nuvola" del barrio romano Eur se complementaron durante todo el día con distintas reuniones bilaterales y multilaterales de los líderes.
En ese marco, Biden, la canciller alemana Ángela Merkel, el mandatario francés Emmanuel Macron y el premier británico Boris Johnson discutieron la posibilidad de retomar los diálogos con Irán en torno al acuerdo firmado en 2015 para la reducción de su producción de uranio y abandonado por Washington en 2018.
"Está previsto" que vuelvan las negociaciones, planteó Biden en declaraciones a la prensa que lo acompaña.
En una nota conjunta distribuida a la prensa, los cuatro líderes expresaron "una preocupación grave y creciente" por los riesgos "planteados a la seguridad internacional por la escalada del programa nuclear iraní".
El encarecimiento de la energía, que está presionando hacia arriba los niveles generalmente bajos de inflación en varios países europeos como España, fue otro de los ejes abordados en las reuniones paralelas a la sesión de trabajo focalizadas en "Economía global y salud global" de hoy.
En ese marco, la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, le planteó al presidente del Gobierno español Pedro Sánchez que las tensiones inflacionarias en esa dirección son "temporales".