Una empresa que se dedica a los análisis de semillas, sus enfermedades y sus curas
La evaluación de productos cura semillas y la resistencia genética a las enfermedades de las mismas, son algunos de los puntos abordados en la tarea que se cumple desde el laboratorio.
Desde Agro Laboratorios Piubello, la ingeniera agrónoma Silvana Piubello, directora técnica de dicho laboratorio, explicó las características de la actividad que realizan para el agro, como es el análisis de semillas, la evaluación de productos cura semillas y evaluación de enfermedades en variedades precomerciales, entre otros trabajos.
La mencionada empresa, ubicada en Primera Junta 1235, entre Salta y Entre Ríos, es en realidad un laboratorio de análisis de semillas y patología vegetal, además hacer determinado cultivo en invernadero como servicio a empresas semilleras.
“Dentro de lo que es el agro – explicó la entrevistada-, somos prestadores de servicios. En cuanto a análisis de semillas, hago lo que es poder germinativo. Es decir, analizamos si la semilla germina o no para que el productor que trae la muestra pueda sembrar con confianza y tener un buen stand de plantas, y en otro caso, para poder plantearle las problemáticas de no poder sembrar, cuáles serían. Trabajo fundamentalmente con soja que es uno de los cultivos más importantes de la zona, además de maíz, trigo y algunas otras forrajeras”.
Por otra parte, respecto a patología vegetal, la ingeniera Piubello aclaró que si bien no era patóloga sí trabajaba con hongos, con una enfermedad del girasol que produce estragos cuando no tenía resistencia genética, cuando la semilla no estaba curada, y se llamaba Mildiu. Dijo que en este aspecto, ella aplicaba dos protocolos para evaluación de comportamiento de productos cura semillas y también se podía determinar si había aparición de cepas o razas nuevas. Se trataba de poder determinar y definir si era una raza nueva o no.
Con respecto a la soja, la ingeniera mencionó que hacía evaluación en variedades precomerciales, es decir, cuando las empresas semilleras tenían que inscribir una variedad nueva en el Instituto Nacional de Semillas, y necesitaba hacer una determinada descripción. “En ese caso, yo hago la evaluación de dos enfermedades. Evalúo si las variedades que me traen, que quieren inscribir, son resistentes a las mismas o susceptibles. Ya tenemos protocolos definidos como para poder determinarlo”, destacó.
Respecto a la importancia de la actividad que se desarrolla desde el laboratorio, dado que dichas semillas eran usadas para la siembra, y para poder lograr los mejores rindes, la entrevistada explicó que las empresas semilleras seleccionaban las mejores año a año, entre las distintas variedades que eran productos de cruzamiento. “Año a año tienen variedades que van superando sus propios estándares comerciales”, acotó.
“Yo presto servicios en cuanto a establecer el comportamiento y sumar un carácter en lo que es la descripción de cada variedad. Por otro lado, presto servicios también a las empresas semilleras, en el invernadero para incorporación de resistencia genética tanto en girasol como en soja en el caso de ser necesario”, dijo.
Sobra la calidad de las semillas en nuestra zona, si se podían prever enfermedades o solucionarlas, la ingeniera agrónoma dijo: “Especialmente soja, ya que el productor guarda su semilla para una segunda siembra al año siguiente. Según como fueron las condiciones climáticas de la cosecha, la soja puede estar en buenas condiciones, y saber si tiene muy buen comportamiento, o no. En este último caso, ya están empezando a entrar variedades que tienen problemas sanitarios, entonces se les recomienda que usen un fungicida determinado o probamos directamente con el producto que ellos creen que van a comprar”.
La entrevistada dijo que la tarea desarrollada no era sencilla, puesto que para evaluar enfermedades en las semillas, desde la empresa por un lado cultivan los hongos, por otro las plantas, luego enferman las plantas y ven si tienen el gen de resistencia, o no, para determinarlas si son resistentes o susceptibles. “No por eso se dejan de inscribir en el Instituto Nacional de Semillas, pero en base a cómo son, se toman las medidas pertinentes. Puede o no ser esporádico el problema. A lo que más se aspira es a la parte rendimiento”, señaló la ingeniera agrónoma.
“Mi parte es siempre observación agronómica- aclaró Piubello- no es observación química”.
Cabe acotar que la ingeniera agrónoma entrevistada por Democracia arribó a Junín en 1990, por lo cual hacía más de 30 años que estaba en nuestra ciudad. En principio trabajando para la ex Nidera, en el criadero Baigorrita de girasol; en el 2001, cuando se achicó la superficie sembrada de girasol y hubo que reducir personal, ella se quedó en su casa. Luego vino el tema de los cultivos de soja y girasol para poder prestar servicios a empresas semilleras, sobre el poder germinativo y calidad de semilla, y luego la patología, la evaluación de enfermedades y la resistencia a estas.