Qué egoístas somos cuando nos bancamos distintas situaciones en la pareja, ya sea de cualquier tipo de violencia o manipulación, creyendo que es por el bien de nuestros hijos mantener la familia unida. Pensamos solo en nosotros, en nuestra comodidad de seguir allí aún sufriendo en vez de tomar el coraje necesario para salvarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos. Dejemos de subestimar a los niños porque son chicos, porque no entienden, no se dan cuenta, dejemos de ignorarlos.
Egoístas en pareja y separados, tomamos de rehén a lo que nos llena el alma, y damos la vida por ellos y sin embargo en nombre del amor, los hacemos sufrir, los confundimos, los frustramos generándoles ansiedad, miedos y patrones disfuncionales que se instalan y perjudican su futuro. Por lo general, un miembro de la pareja, movido por su sentimiento de despecho o venganza, se encarga de alimentar el odio y maltrato infantil ¿Cómo? Impidiendo contacto con el otro progenitor, desvalorizando e insultando a éste en presencia del hijo, subestimando o ridiculizando los sentimientos del niño hacia su padre o madre, influenciando a los niños con mentiras sobre el papá o la mamá generando una brecha vincular con bronca y rechazo y más.
Nuestros hijos quedan expuestos a estas situaciones traumáticas como rehenes y tal vez su única forma de hacernos notar su malestar es a través de sus comportamientos y a partir de la manifestación de síntomas corporales, lo que llamamos enfermedad, aquello que la boca calla el cuerpo lo dice. Los niños no tienen la culpa de los “mambos” de los padres y menos de hacerse cargo. Y es tan importante el tiempo que le dedicamos como las palabras que usamos, recuerden que “es más fácil construir niños fuertes (autoestima) que reparar adultos rotos” sino mirémonos?!
Hay que tomar consciencia que la desvinculación afectiva es entre la pareja y lo más sano para nuestros hijos es pensar en su salud emocional y en las consecuencias posteriores para su desarrollo personal. Dejemos de ser egoístas, más allá de la justicia e injusticias también, aprendamos a sembrar amor, aunque no sean momentos fáciles y nos caigamos más de una vez.
Si de algo tenemos que estar seguros, es que todo lo que das, vuelve.
(*) Coach educativo, Neurosicoeducadora, Coach Emocional
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@danielatrechcoach .
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