“Soy mamá de Milea, y anterior a Milea perdí dos embarazos y me diagnostican trombofilia. Por la trombofilia mi primera hija nació por cesárea, también por la posición en la que estaba. Me sentí muy acompañada por mi obstetra, pero no me sentí bien con el equipo médico que trabajaba con ella. No sabía con quien estaba en ese momento del parto. Como la ley de parto respetado no estaba sancionada, no dejaron entrar a mi pareja al quirófano, por lo que estuve sola. Cuando nació mi nena, que estuvo todo bien, y no hubo ninguna complicación, el pediatra se fue con mi hija en brazos. Yo estaba atada, apenas me la mostró y lo único que pude hacer es decirle “hola mi amor”. No fui para mi hija la primer persona que la tuvo en brazos. En noviembre va a llegar Renato, pero ahora conozco mis derechos. Con este embarazo me siento más empoderada que con el primero".
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