COMBUSTIBLE PARA EL CEREBRO

El desayuno es una comida fundamental

Por la mañana, el cuerpo necesita un buen empujón de energía para poder arrancar después de la pausa de descanso nocturna. ¡Por eso es tan importante el desayuno! Brinda energías para todo el día y le aporta combustible al cerebro.
Los especialistas coinciden: todos los que salen de casa sin tomar un buen desayuno suelen estar menos concentrados en el trabajo. Además, saltearse el desayuno aumenta las probabilidades de tener un ataque de hambre luego.
Hay muchos motivos de peso para tomar un desayuno a la mañana y asegurarle nutrientes y vitaminas al cuerpo. Lo ideal es consumir carbohidratos porque brindan energía a corto y mediano plazo. Pueden consumirse en forma de un clásico pan pero también en mueslis, porridge o licuados, como por ejemplo uno de banana y copos de avena. Si opta por el pan, prefiera el de granos enteros, ya que sacia por más tiempo que el blanco.
El pan puede untarse con mantequilla o margarina. Quienes estén controlando calorías pueden hacerlo con queso crema descremado. El complemento ideal son las frutas y los lácteos como leche descremada, yogur, requesón o queso fresco. Hay muchas variantes para un buen desayuno: hay quien prefiere el café, mientras que otros eligen un té o un jugo exprimido. Los dulces y las tartas y budines no deberían formar parte de la primera ingesta del día: si bien brindan energía, no aportan casi ninguna o muy pocas vitaminas, minerales u oligoelementos.
Eso no quiere decir que un desayuno saludable no pueda tener algún componente dulce. La clave está en la combinación. Se puede untar el pan integral con una mantequilla de maní dulce o comer un bol de copos de maíz azucarados con leche y frutas. Incluso se pueden consumir huevos revueltos y panceta, siempre y cuando se opte por estas combinaciones calóricas de vez en cuando. Otro tip: como el bacon frito libera sustancias potencialmente cancerígenas lo mejor es apenas calentarlo.
Sin embargo, no hay que olvidar que hay auténticos negadores del desayuno. Se trata de esas personas que no logran tragar bocado antes de salir de casa al trabajo. Los nutricionistas recomiendan que deberían al menos intentar tomar algo antes de salir, como un jugo de frutas o un smoothie, un vaso de leche o una chocolatada. Los líquidos suelen "bajar" mejor y brindan suficientes nutrientes y energía para empezar bien el día. Quien no tiene hambre apenas se levanta también puede llevarse algo al trabajo para un poco más tarde. Un desayuno tardío debería, de todas formas, conformarse con los mismos ingredientes: pan, muesli, fruta, yogur o leche.
Otro truco para quienes no desayunan con facilidad es preparárselo por la noche: ver un plato con distintas frutas ya listo al despertar quizá le despierte las ganas de desayunar. Otra opción es poner la mesa por la noche con algún plato bonito, de forma de que ésta "invite" a sentarse a ella por las mañanas. También se puede probar con despertarse 15 minutos antes: con más tiempo quizá lleguen las ganas de desayunar.
El desayuno es especialmente importante para los niños. Los alumnos que desayunan suelen tener mejor rendimiento y rapidez de reacción. Un equipo de investigadores liderado por la científica Hannah Littlecott de la Cardiff University en Gales encontró gracias a un estudio con unos 3.000 estudiantes de entre 9 y 11 años que aquellos que desayunaban regularmente tenían mejor rendimiento que aquellos que no desayunaban. El mismo estudio también determinó que un desayuno con snacks poco saludables no tenía un efecto positivo en el rendimiento escolar.
Aunque los expertos consideren el desayuno la comida más importante del día y suelen repetir "desayunar como un emperador, almorzar como un rey y cenar como un mendigo", lo cierto es que cada persona tiene su ritmo y nadie debería sentirse obligado a que su principal ingesta sea al despertar. Pero sí es importante ingerir todos los nutrientes que necesita el cuerpo, ya sea por la mañana o en el transcurso del día.