LA PRIMERA PELÍCULA DIRIGIDA POR DUSTIN HOFFMAN PARA DISFRUTAR

"Rigoletto en apuros": inocencia, picardía y algunas cosas más...

Un grupo de cantantes líricos retirados protagonizan esta historia que arranca sonrisas y redescubre a la tercera edad como un momento pleno de la vida.

Rigoletto en apuros es una comedia sin desperdicios, sus personajes son todos músicos retirados, y sobre el sabor de la sabiduría y la torpeza de la tercera edad se va construyendo esta historia.
Es la primera película en la que Dustin Hoffman se sienta en la silla de director, y para eso cuenta con la gran ventaja de un elenco de primera línea, todos actores a los que no debe ser difícil pedirles que interpreten su papel.
Por eso, entre la actuación, la elección de una historia entretenida, basada en el guión de Ronald Harwood, Rigoletto... es una de esas películas para ver, disfrutar y recordar, sin que se pueda decir que competirá por el Oscar.
La historia se desarrolla en una residencia para músicos y cantantes retirados, un lugar palaciego y rodeado de jardines, pero que tiene problemas para mantenerse. Por eso, sus habitantes prepararán una especial gala anual que les dé la posibilidad de generar los ingresos necesarios para su funcionamiento.
Y es en medio de eso que surgen los celos, los divismos, las ganas de subirse a un escenario, pero todo con el condimento de los problemas de la edad. Estos problemas se ven agravados con la llegada de Jena Horton (Maggie Smith), una cantante lírica famosa que se retira a la villa, donde se reencontrará con compañeros, rivales y algo más...
La llegada de Jena desbarata la muy organizada rutina de Reggie (Tom Courtenay) y pone en funcionamiento la habilidad de Wilfred (Billy Connolly) para lograr que el viejo cuarteto de voces se suba al escenario en la gala y así superar la crisis económica, y si es posible la personal.
El grupo lo completa Cecily (Pauline Collins) quien aporta la inocencia y a la vez la picardía.
Rigoletto en apuros tuvo su primer contacto con el público el año pasado en el Festival de San Sebastián, donde fue ampliamente ovacionada, en ocasión de que su director, Hoffman, de 75 años, recibiera un premio por su trayectoria, de manos del argentino Ricardo Darín.
En aquel momento Hoffman explicó que su filme expresa "la posibilidad que todas las personas tenemos para seguir viviendo a pesar de nuestra edad".