PSICOLOGÍA

Cómo fortalecer el vínculo entre la escuela y la familia

Los padres son los principales formadores y educadores de sus hijos, pero no son los únicos. Un estudio revela cómo afianzar esa sociedad tan vital entre padres, escuela y chicos.

"Hace falta un pueblo para educar a un niño", solía decir el ex presidente sudrafricano Nelson Mandela. Y cuanto más se estudia al respecto, más fuerza toman sus palabras.
"Los seres humanos vivieron muchísimos años en tribus pequeñas en las que había una proporción de cuatro adultos por cada niño. Todos ellos contribuían a educar, disciplinar y nutrir. Nuestro cerebro está preparado y espera eso. Hoy, en un jardín maternal, consideramos adecuada la educación de un adulto cada cinco niños. Una diferencia de riqueza enorme", señala Maritchu Seitún, licenciada en psicología y especialista en crianza por Ala.
En ese sentido, la especialista asegura que "no mucho tiempo atrás" los temas de crianza se daban por sentados entre padres, escuela y sociedad con el mismo criterio: reglas claras, moral y ética indiscutible sostenida por los adultos, a quienes los más jóvenes respetaban y admiraban.
"No todo era perfecto y muchas cosas cambiaron para bien, hoy vemos a los niños como merecedores de respeto. Pero en otros aspectos nos excedimos en el permisivismo hasta el punto casi de dejarlos solos".

La escuela como aliada
La escuela y los padres deberán entonces ser un equipo que ayude a contrarrestar las malas influencias que muchas veces vienen de parte de la sociedad. "El objetivo no es delegarle la tarea de educar a la escuela, porque su función es enseñar. Puede ayudar y apoyar, pero como socios. Los chicos deben llegar a la escuela con una conciencia moral ya en proceso de formación", puntualiza Seitún.

Qué necesitan hoy los chicos


-Vínculo de apego seguro: promovido por los padres. Se los acompaña a madurar saliendo del estilo tiránico '¡quiero ya!' a otro más confiado. Esa confianza la trasladarán a la escuela.

-Autoestima alta: permitirá que toleren rechazos, desilusiones y pérdidas. Padres y maestros deben tratar de valorar a cada niño como ser único y querido. Cuidar que las exigencias sean las adecuadas.

-Agresividad sana: les permite defender sus puntos de vista y enojarse cuando corresponde sin esconder ni deformar lo que sienten. Para ello: darles derecho a 'protesta' –no siempre se puede hacer lo que uno quiere– y aceptar algunos de sus 'no' como respuesta.

-Nuestro modelo: padres y maestros son modelos; primero por imitación y luego por identificación. Se enseña lo que está bien o mal para que adquieran moral y respeto. Tratar de no usar delante de ellos la burla, la ironía, el abuso, la descalificación.

-Permanecer cerca de los chicos:
los padres deben ser como una brújula. Deber ofrecer además tiempo de calidad –15 minutos por hijo por día– y tiempo de jugar.

¿Qué significa cuidar a un niño?

La familia es el espacio en que los niños realizan sus primeras experiencias de interacción. La alianza se organiza entre él y sus cuidadores primarios, quienes facilitan y guían este desarrollo.
Según el estudio "Desarrollo emocional" de Unicef, las funciones primarias de los padres deben ser:

Materna:
-Aporta la lengua con la que se comunicará el bebé. Todos los niños nacen con la capacidad de hablar cualquier idioma, pero sólo adquieren la lengua del cuidador que los cría.
-Es un continente afectivo y efectivo de las sensaciones del bebé.
-Transforma el hambre en satisfacción, el dolor en placer, el desamparo característico de los humanos en tranquilidad.
-Estimula la energía psíquica del bebé.
-Le da sostén al niño y le va presentando el mundo que lo rodeará y en el que vive, a través de los objetos.
-Ayuda al bebé a diferenciar su mundo interno del externo.

Paterna:
-Permite que el bebé aprenda a vivir sin tanta dependencia y comience su camino de autonomía, interviniendo en la intensa relación del bebé con su madre.
-Pone reglas y organiza el funcionamiento del niño para que establezca su mundo vincular incluido en relaciones más amplias.
-Como función normativa, es portador de las pautas culturales del medio social. Esto permite que el niño termine de incorporarse al medio social al que pertenece. Distingue lo prohibido de lo permitido, lo seguro de lo inseguro, lo saludable y lo tóxico, lo obligatorio y lo efectivo.
El trabajo de promoción, prevención y asistencia es posible si se realiza en red, con todos los sectores que intervienen en la primera infancia.