SOCIEDAD

Dolor en Baigorrita por la muerte de Ricardo Balbi

El referente radical fue Diputado y Senador provincial, presidente de partido Intransigente y llegó a ser candidato a vicegobernador de la Provincia en el año 1987.

El ex diputado y senador provincial, Ricardo Balbi falleció ayer a la edad de 91 años. El dirigente se destacó siempre por la defensa de su pueblo Baigorrita y en especial por su aporte al Club Social Deportivo y Cultural de la localidad.  

Balbi tuvo sus primeros palotes políticos cuando tenía 12 años, en las puertas de las chacras del cuartel V, baluarte radical encabezado por los Pagella y los Bertamoni, donde si bien se analizaba la realidad política del momento de oposición al gobierno, se preocupaban también por la vida partidaria de la UCR, que necesitaba ordenarse en su pensamiento y accionar, pues la vieja dirigencia “unionista” había posibilitado el abandono de las banderas populares de Alem e Yrigoyen.

De esta manera, a pesar de tener una modesta procedencia de un hogar proletario, el también ex presidente del partido Intransigente, tuvo la ventaja de contar, por razones vinculadas con la familia de su padre, con la amistad de otra familia, la de los Dana, donde una de sus hijas, Dora, era la esposa Moisés Lebensohn, a quien admiraba profundamente.

A fines del año 1951 a Ricardo Balbi le tocó cumplir con el servicio militar obligatorio. Y así fue que coincidió con un grupo de compañeros con los cuales compartía, con tan sólo 16 años, sus primeras inquietudes políticas, que lo llevaron a formar un comité de la juventud, a cuya inauguración concurrió Lebensohn, a quien reconocía “culpaba” su enamoramiento por el catecismo político que representaba.

Además, se mantuvo cerca de quienes llegaron a ocupar cargos importantísimos en la vida pública nacional, como Frondizi, Alfonsín o Alende. En el año 1987 fue candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires.

Así, en el año 2016, en una columna de opinión del Diario Democracia, Balbi escribió: “La falta de una verdadera unión espiritual, material y política nos encuentra hoy con una patria dividida, sumergida en un materialismo suicida, que por la pelea por conseguir el famoso “poder” no se discuten proyectos, ni ideas y la mayoría de los políticos, salvo raras excepciones, dejaron de vivir su vida pública como se consideraban en antaño en la “casa de cristal”, para suplantarlos por los que llamo “carpetazos de la inmoralidad”, donde en un ambiente salvaje sólo se trata de demostrar quién es más o menos corrupto”.