Se quedó sin trabajo y por un video de TikTok creó un negocio que es furor en Lincoln
Gustavo López tiene 47 años y desde hace quince vive en Lincoln. Después de perder su trabajo, invirtió en un carrito y comenzó a ofrecer café y tortas por el centro de la ciudad. Tras su éxito, planea expandirse con más carritos y ya sueña con su propia cafetería.
Gustavo es un emprendedor de San Luis, pero vive en Lincoln desde hace 15 años. Trabajó en distintos lugares, fue chófer municipal y se desempeñó durante seis años como empleado de una empresa privada. En el último tiempo, las bajas ventas y la situación económica del país lo dejaron sin trabajo.
“La empresa redujo el personal y me quedé sin trabajo. Entonces, antes de que se venga todo a pique decidí emprender algo. Había visto este carrito en un video de TikTok y armé el negocio”, contó López y agregó “este servicio no estaba en Lincoln, así que con un poco de dinero invertí en el carro y me lancé”.
De esta manera, Gustavo decidió salir a la calle el pasado martes 6 de junio. Comenzó a caminar por el centro y a ofrecer su servicio en los diferentes locales. “Soy una persona que vive hace muchos años en Lincoln, y por mi trabajo anterior, me conocen todos”, reveló y confesó que el éxito de sus ventas se debe “al de boca en boca” y a que “todos mis amigos y familiares que me apoyaron desde el primer momento”.
El nuevo cafetero de Lincoln
En cuanto al producto que ofrece, el emprendedor manifestó que es el clásico café, café con leche y té, y que las infusiones van acompañadas de la torta matera o alfajores de maicena. “Antes de poner los precios, hice un estudio de mercado y me fijé cuánto cobra una cafetería instalada.
Entonces, como yo apunto a un público trabajador, decidí cobrar algo accesible para todo el mundo”, aseguró y agregó “arranco a las ocho de la mañana aproximadamente y estoy hasta las once. Hago todas las cuadras céntricas y por suerte, tengo que volver a media mañana a recargar los termos”.
Así, López comentó que vende “todo fresco” y que trata de ofrecer “un producto de calidad”. Además, tiene el carrito con guantes, alcohol en gel y tacho de residuos. “Bien completo e higiénico”, expresó orgulloso.
Respecto a las cafeteras, Gustavo explicó que lo recibieron de buena manera, ya que no lo ven como competencia porque “no les robo clientes”, ni se para en los comercios. “El público al que yo apunto es al laburante, porque nos damos una mano entre nosotros”, afirmó.
Su primer día
Antes de salir a la calle por primera vez con su carrito de cafe, Gustavo comentó su emprendimiento entre amigos y conocidos para allanar el camino, porque no sabía con qué se iba a encontrar. “Se los conté a mis amistades y familiares, algunos no me creían, pero todos me apoyaron y me dijeron que vaya para adelante”, confesó y agregó “otros me regalaron unos vasos, aportaron pintura, así que con la ayuda de todos armé el carrito y decidí salir. Al principio, la gente me miraba. Ahora, ya me esperan todas las mañanas”.
En cuanto a su mujer e hija de cinco años, contó que “están muy contentas. Mi señora se levanta conmigo a las seis de la mañana, me ceba mates y cada vez que me voy me dice ‘suerte’. Entonces, la verdad es que salgo contento, hago lo que me gusta y con mucho amor”.
En cuanto su experiencia en la calle, el nuevo cafetero de Lincoln reveló que ya comenzó a oficiar de “psicólogo” para muchos comerciantes. Así, varios de ellos lo reciben, le piden su café y le cuentan sus problemas y dramas. “El otro día, a la mañana me pasó algo así, una señora me empezó a contar los problemas que tiene con los pedidos de ropa. Yo la escuché, le di el café y me fui.
Entiendo que son cosas diarias y que lo voy a vivir todo el tiempo”, expresó Gustavo y agregó “y al otro día, un chico que trabaja de albañil me pidió una foto. Me causó gracia y vergüenza, pero no por mi trabajo, sino porque no creo que yo amerite una foto”.
Apostar a más
En cuanto a su futuro, el cafetero reveló que ya está trabajando en la construcción de un segundo carro para instalar de manera fija en la puerta del hospital y que, además, ya alquiló un local, para abrir su propia cafetería.
“Todavía me faltan los recursos para instalarla, pero estoy trabajando para poder comprarme las cosas de a poco”, manifestó y concluyó “voy a seguir apostando a este negocio y a generar nuevas fuentes de trabajo”.