ENTREVISTA CON DEMOCRACIA

Ángela Barbero: "Tengo el corazón destrozado, no se sabe nada del amor de mi vida"

Se cumplen hoy 17 días de la desaparición del biturbohélice Mitsubishi matrícula LV-MCV, del que se perdió rastro el pasado 24 de julio, tras despegar de San Fernando rumbo a Formosa. La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) continúa con la búsqueda del avión por aire, agua y tierra en distintas zonas de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, incluso con ayuda de Uruguay.

La semana pasada, la búsqueda se centró en el Delta del Paraná, cuando lugareños de la zona pantanosa comunicaron haber visto a la aeronave caer allí. Sin embargo, no hay rastros ni noticias y la angustia de las familias crece. En diálogo con Democracia, Ángela Barbero, contó cómo atraviesa los días desde que su esposo y piloto del avión, Matías Ronzano, ya no está en casa.

¿Cómo fue el último día que viste a Matías?

Matías voló el domingo, llegó a casa a la tardecita, jugamos con nuestra hija en la vereda, hicimos unos mandados, comimos y nos acostamos. El lunes 24 nos levantamos, pasamos a buscar a Emanuel y los llevé al aeroclub de Lincoln desde donde, más tarde a la mañana, salieron para San Fernando. Mi último mensaje con el fue cerca de 13.30 cuando me avisó que ya estaba en San Fernando y que el vuelo había estado de diez. Después de eso lo llamé, le envié mensajes de texto y Whatsapp pero ya no tuve respuesta. Al principio no me preocupé pero tipo seis ya sentía que era raro que no me respondiera. Cerca de 21.30 Hs. me enteré de que no podían encontrar al avión. 

¿Matías era un apasionado de los aviones? ¿cuándo se empezó a interesar en esto, cómo arrancó y cuáles eran sus sueños?

Desde chico amo los aviones. Su sueño siempre fue poder volar y trabajar de eso. Su primer acercamiento fue con los aviones de aeromodelismo. Trabajó y junto los pesos hasta poder comprarlo. Luego de terminar la escuela empezó a trabajar para el plan nacional del manejo del fuego, trabajo que le permitió juntar el dinero necesario para empezar a pagar las horas de vuelo y hacer el curso de piloto privado. Este trabajo, además, lo llenó de amigos por todo el país. También empezó a volar parapente, otra forma de estar en el aire. De a poco fue rindiendo otras licencias ( instructor, comercial, multimotor, etc). Su primer trabajo como piloto fue para el circo Rodas, luego para una empresa de conservación de semillas en Pehuajó y el último hasta el momento es en la empresa Aibal con el LV-MCV.

¿Cómo son tus días desde que ocurrió esto?

Muy difíciles. Tengo una beba de 10 meses a la que tengo que priorizar y abstraer de todo esto y también un corazón destrozado: no encuentran ni se sabe nada del amor de mi vida. Él salió a hacer un vuelo más y de un momento para otro no está y no tenemos ni una pista de lo que puede estar pasando. Uno nunca está preparado para este tipo de cosas, menos viviendo en una ciudad super tranquila como Lincoln. Y me tengo que llenar de fuerzas para lucharla y esperarlo.

¿Estás al tanto de cómo se lleva a cabo la búsqueda? ¿Qué dicen los expertos que pudo haber pasado?

Se está trabajando en muchas hipótesis. La búsqueda en si está más abocada a la teoría de un accidente pero también se busca según los datos que recibe el juzgado en lugares más específicos. En cuanto al detalle, cada día informan y hay un parte de las zonas en donde se está buscando y la cantidad de medios que usan para hacerlo. Depende el clima varía mucho la búsqueda aérea pero nos aseguran que por agua y tierra es siempre intensa.

¿Qué pensás vos que pudo haber pasado?

No lo sé. Sinceramente a esta altura no se que pensar. Confío mucho en Matías como piloto, en su profesionalismo y en su habilidad de adaptarse a lo que le toca; como lo hizo toda su vida. Trato de tener mi cabeza en positivo y obviamente mi corazón con la fe de que esté bien y que todos puedan regresar con su familia.

¿Cómo imaginás tus días de ahora en adelante?

No imagino. Intento vivir minuto a minuto. Lo único que visualizo es el momento en que me reencuentro con Matías en un abrazo profundo y lucho cada segundo para que así sea.