Las víctimas fatales, Valeria Moravito (34) y su hija Clara (2).
LA TRAGEDIA QUE CONMOVIÓ A ARENALES

Martínez: “Todos los días me pregunto para qué sigo, si ya no tengo nada”

A un año del accidente fatal en el que murieron Valeria Moravito -embarazada de 6 meses- y su pequeña hija de 2 años por la imprudencia de un conductor alcoholizado, Hugo; el marido y padre, respectivamente, de las víctimas, habló con Democracia y renovó el pedido de justicia.

El 2 de septiembre de 2016, a las 20.30, fue el día en que ya nada volvió a ser como antes. Hugo Martínez, vecino de Arribeños, escuchó la sirena de los Bomberos y llamó al celular de su mujer, Valeria Moravito, de 34 años y embarazada de 6 meses, que en ese momento se encontraba volviendo en auto desde General Arenales junto a su hija Clara, de dos años. Alguien, no se sabe quién, activó la llamada y todo lo que el hombre pudo escuchar fue “no dejen pasar, hay gente fallecida acá”. Con esas palabras, la vida que Hugo conocía se terminaba para siempre.
Valeria Moravito y su hija viajaban en un Peugeot 207 Compact, ambas con cinturón de seguridad y la menor a en su sillita de viaje. En sentido contrario circulaba una camioneta Ford F100 de gran porte, equipada para transitar por vías férreas y perteneciente al Belgrano Cargas. La camioneta era conducida por un hombre de 53 años, oriundo de Junín, que las chocó de frente y ocasionó la muerte de todas las ocupantes del Peugeot: Valeria, su hija de dos años y la beba en gestación que se llamaría Inés.
Esa noche, los testigos en el lugar retuvieron al conductor responsable del hecho porque pretendía darse a la fuga. Tiempo después, las pericias realizadas arrojaron el resultado de 1,6 de alcohol en sangre, un valor tres veces por encima de lo permitido. “Hasta el día que nos informaron el resultado de esa pericia yo quería pensar que había habido un desperfecto en la camioneta o que había sido un accidente, pero cuando dijeron que estaba alcoholizado supe que se trataba de una imprudencia. Quiero que haya una condena por lo que fue: una irresponsabilidad”, cuenta a Democracia Hugo Martínez, de 42 años, viudo de Valeria Moravito y padre de Clara.
El conductor de la camioneta estuvo apenas unos pocos días detenido y luego fue excarcelado tras considerar la jueza Marisa Muñoz Saggese que el juicio tramite como un Homicidio Culposo, en línea con la posición del abogado defensor Darío De Ciervo, y no un Homicidio Simple como lo había requerido la fiscal de la causa Vanina Lisazo. 
“Estoy muy desconcentrado, muy aturdido, estoy en lugar en el que no quiero estar, este individuo me puso acá, yo no pedí estar acá”, cuenta Hugo Martínez, quien sigue viviendo en la misma casa que compartía junto a su familia en Arribeños y que conserva los juegos de su hija Clara instalados en el patio. 

Hugo Martínez trabaja en una empresa cerealera y asegura que día tras día carga con una mochila llena de dolor que lleva consigo a cada lugar. “No puedo manejar mis tiempos, tengo que estar tratando de que esta persona no quede impune, hablo con abogados, voy a la fiscalía, hablo con la jueza, tengo que pedir permiso en el trabajo para hacer todo ese tipo de cosas, es una situación muy complicada”, indica, consternado, a Democracia.
La semana pasada Hugo Martínez publicó una carta dirigida a la jueza de la causa en la que puso en palabras su presente doloroso, renovó el pedido de justicia y más de 7.500 vecinos de la zona firmaron para apoyar al hombre que quedó totalmente solo. “Yo sé que ese individuo no salió a matar a Valeria -cuenta Hugo Martínez- pero las imprudencias hay que pagarlas, él conducía de manera irresponsable una camioneta de gran porte y a mí me quitó gran parte de mi vida, todo este tiempo esperé una disculpa, jamás me pidieron perdón ni él, ni su familia, ni la empresa en la que trabaja.”
Segmento de la carta de Martínez a la jueza Muñoz Sagesse: “Desde hace un año hay una casa vacía: juguetes que ya no se usan, camas y cuna. Fueron atropellados todos nuestros sueños, así como cada mañana me atropella esta dolorosa realidad, donde me levanto y pienso: ¿Para qué? Hay silencios donde debería haber dos chiquitas corriendo, jugando y una mamá cuidándolas. Ya nada de eso hay. Aquel día, el sonido de la sirena de Bomberos me alertó y al llamar al celular de Vale, alguien sin querer activó la llamada y dijo ‘no dejen pasar, acá hay gente fallecida’ Era mi gente, mi mujer, mi Clarita, mi familia entera. Me quedé solo pero en esta lucha de reclamo de Justicia, estamos todos. Después de un año, y ante la posibilidad de que todo quede en la nada, si la carátula de la causa continúa como un Homicidio Culposo, vengo a pedirle Sra. Jueza, a suplicarle justicia por Valeria Moravito, justicia por mi hijita Clara y justicia por mi hijita Inés, a quien no pude conocer.”