Axel Kicillof y Cristina Kirchner siguen distanciados dentro del propio PJ.
LA PROVINCIA

Kicillof, sospechas y escenario de quiebre

Cristina Kirchner y Axel Kicillof siguen sin hablarse. Luego de que la Justicia le allanara el camino para quedar al frente del PJ nacional, la ex presidenta aceleró los contactos con dirigentes de todo el país. Incluso tendió puentes con Ricardo Quintela, que buscó desafiarla hasta que su lista, floja de papeles, se desplomó. Pero con el Gobernador, por ahora, no hay caso.

Ese dato político no hace más que ratificar que el enojo de Cristina con el Gobernador está intacto. Dirigentes de La Cámpora se encargaron en los últimos días de amplificar ese malestar con críticas que sobre el titular del Ejecutivo bonaerense llovieron con formato de misiles. El más filoso fue el intendente de Lanús, Julián Alvarez, quien incluso publicó un comunicado acusando al Gobierno bonaerense de no haberle transferido ni un solo peso para hacer obras. “Es una mentira grande como las casas que inauguró con recursos de la Provincia”, braman cerca de Kicillof.

Desde el Instituto Patria reprochan que Kicillof nunca terminó de expresar un apoyo concluyente a Cristina en la carrera por quedarse con el control del peronismo. Asocian esa omisión con una decisión de buscar cierta independencia del kirchnerismo duro. “Traición”, traducen, como para que no queden dudas.

En la Gobernación se defienden. “Al final todo terminó como decíamos: no había forma de hacer una interna”. Y acotan con tono de reproche: “Para llegar a este final se pagó un costo muy alto, fue todo innecesario”. Obvio que apuntan las responsabilidades al kirchnerismo. Sospechan de algo más: que lo que ocurrió fue prolijamente buscado para acorralar a Kicillof. “Si hubieran querido, lo llamaban un mes antes a Quintela y se terminaba todo”, añaden.

Lo que ocurrió en el peronismo podría ser el eslabón de una larga cadena con final en el lejano 2027. En despachos oficiales creen que la idea de que Cristina sea candidata a diputada nacional el año próximo sería apenas una estación intermedia para luego ir por algo mayor: una eventual candidatura presidencial dos años después. Kicillof, claro, persigue el mismo objetivo.

Dirigentes cercanos al Gobernador no descartan esa posibilidad. Analizan que sería una forma de condicionar el proyecto presidencial que acuna el ex ministro de Economía y obligarlo a una negociación que Kicillof busca afanosamente eludir para no transformarse en el próximo Alberto Fernández, el candidato surgido por el dedo y el tuit de Cristina Kirchner.

Las dudas asaltan al kicillofismo. Incluso dan rienda suelta a imaginar escenarios de cara al armado electoral del año que viene en la Provincia. “Si Cristina pone un candidato claramente opositor a nuestro gobierno, nos va a estar empujando”, analizan.

Ese escenario de ruptura aparece en el bolillero. Impulsaría a Kicillof a armar su propia oferta electoral escindida del kirchnerismo duro y generaría, en rigor, un escenario a la medida de las necesidades políticas de Javier Milei y su gobierno. Concretaría el sueño de dividir al peronismo y acaso facilitar un triunfo libertario en el principal distrito del país.

En la coyuntura, el Gobernador busca dar por cerrado el capítulo de la pelea por el PJ sin que eso signifique renegar de su propia proyección que seguirá consumiendo etapas. Parte de esa decisión se asienta en el convencimiento de que el kirchnerismo buscó acorralarlo, llevarlo al juego de la sumisión. “No lo logró”, dicen desafiantes. “Además, está claro que Axel no quedó solo: ningún otro gobernador salió a expresarse abiertamente por la candidatura de Cristina para el PJ”, sostienen.

El enchastre interno dispara otras incertidumbres que se pasean por la gestión de gobierno. En la Provincia tienen prácticamente listo el proyecto de Presupuesto 2025 para enviar a la Legislatura, pero antes ensayarán un diálogo de final incierto con el peronismo, el Frente Renovador y distintos sectores de la oposición.

Cerca del mandatario bonaerense no tienen certezas respecto de qué hará La Cámpora en relación al proyecto o qué cuestiones propondrán. Pero conocen las necesidades de los municipios que podrían hacer presión para que el proyecto salga y asegurarse fondos imprescindibles para afrontar el año electoral. Ya Kicillof trabajó este año con presupuesto prorrogado. Ahora no se descarta que la pelea política devuelva al Gobernador a ese escenario que, en rigor, tampoco le incomoda demasiado: le permitiría, por ejemplo, el manejo discrecional de partidas.