El caso Chocolate no se enfría y surgió otro escándalo en el tramo final de la campaña
La detención de Julio “Chocolate” Rigau generó un enorme escándalo en la política bonaerense. Es de tal magnitud que hasta abrió la puerta a la posibilidad de que se avance con una reforma de la Constitución que dé por tierra con la histórica arquitectura del Poder Legislativo para pasar a convertirlo en unicameral.
Se trata de un intento de Juntos por el Cambio que asoma en medio de la polémica por el uso de los fondos públicos que cruza a todos los bloques políticos. Resulta difícil de explicar qué hacía un puntero del PJ de La Plata con 48 tarjetas de débito de empleados de la Cámara de Diputados extrayendo dinero de sus cuentas. El súbito interés de los propios legisladores de avanzar con un trámite para cambiar la Constitución de un plumazo, acaso deba leerse como la búsqueda de un antídoto para sofrenar el escándalo que desató el presunto hecho de corrupción.
El manotazo legislativo surge, como tal, extemporáneo. Es llamativo que un tema de tamaño peso institucional, que requiere de enormes consensos y diálogo profundo, aparezca a tres semanas de las elecciones generales. Y más aún en medio de un trámite judicial que podría reabrirse en breve luego del no menos asombroso cierre exprés de la causa dispuesto por la Cámara Penal de La Plata. Sin embargo, pesa más el mensaje que se busca brindar: ir hacia una reducción de la cantidad de legisladores y un achique de gastos del Poder Legislativo como salida frente al enchastre general.
Hay quienes desde los márgenes de los poderes de decisión bromean con el intento de reforma.
“Avanzar ahora sería una locura, pasaría a la historia como la Constitución Chocolate”, apuntan con una alta dosis de ironía. Como si la sociedad no estuviera ya sensibilizada por Rigau, las tarjetas de débito y la bolsa con billetes, la política escribió ayer otro capítulo como para abonar a ese malestar. Se difundieron fotos y videos, presuntamente tomados en Marbella, del jefe de Gabinete de la Provincia, Martín Insaurralde, con su nueva pareja.
El hombre fuerte de Lomas de Zamora viene de un divorcio controvertido con la presentadora Jésica Cirio. Representante de buena parte del poder territorial del peronismo bonaerense, se lo vio ayer, distendido, lejos de la campaña y envuelto en otros menesteres.
Insaurralde es, además, socio político de Máximo Kirchner y principal impulsor de que el líder de La Cámpora ascendiera a la presidencia del PJ provincial. Su desembarco en el gabinete de Kicillof, luego de las Primarias de 2021, formó parte de la intervención que se operó entonces sobre la gestión del Gobernador. Para estas elecciones se anotó como candidato a primer concejal en su distrito, pero su influencia en Lomas de Zamora, en la Cámara de Diputados bonaerense y en la política provincial en general, es gravitante.
La difusión del viaje en un lujoso yate generó un tembladeral en el oficialismo. Altos dirigentes del kirchnerismo pusieron el grito en el cielo y el final, que asomó anoche, estaba cantado: Insaurralde renunció al cargo antes de que fuera eyectado por Axel Kicillof. Habrá que ver si el caso tendrá impacto sobre la campaña bonaerense, pero al menos el oficialismo procuró, con la salida del lomense, cerrar el caso lo antes posible.
Esos desaguisados suceden en medio del encendido discurso contra la casta política que enarbolan Javier Milei y los candidatos libertarios. Hay analistas que sostienen que parte de la aceptación social que está consiguiendo el aspirante presidencial tiene que ver, justamente, con esa postura muy crítica contra las coaliciones tradicionales. Resulta curioso entonces la tibia reacción de los legisladores provinciales de Milei frente al escándalo de “Chocolate”. Como si existiera, quizás, una casta selectiva.
En medio de estos desatinos de la política discurre una campaña electoral. La gran apuesta a intentar consolidar rumbos o revertirlos, según los casos, es el primer debate de los candidatos presidenciales que se celebrará hoy en Santiago del Estero. La influencia nacional sobre la elección bonaerense hace imposible escindir esa cita de lo que pueda terminar ocurriendo en la Provincia. De ahí el interés de los candidatos a gobernador por el desenlace de esa discusión, que se encomiendan a los dioses para que sus referentes nacionales no derrapen. En el equipo de Kicillof sostienen que existe un escenario estabilizado que le otorgaría cierta tranquilidad respecto del plan de reelección. Les inquieta lo que podría ocurrir en noviembre si es que hay ballotage y, puntualmente, si un candidato no peronista termina accediendo a la Casa Rosada. Un escenario absolutamente posible, novedoso e incierto para el actual mandatario.
Néstor Grindetti buscó en la última semana terminar de aglutinar a las distintas vertientes de Juntos por el Cambio para que empujen su candidatura. Profundizará la estrategia de polarizar con Kicillof como forma de buscar el voto útil de aquellos que no quieren una continuidad del actual oficialismo en la Provincia. Mientras tanto, Carolina Píparo sigue enfocada en las caravanas junto a Milei. En la Libertad Avanza se muestran convencidos de que hay un crecimiento del líder libertario que arrastrará a la candidata a gobernadora y la pondrá competitiva en la pulseada con Kicillof. Al igual que Grindetti, busca ser la depositaria de la voluntad de los votantes que rechazan un nuevo mandato del actual gobernador. Kicillof observa con atención ese eventual deslizamiento que, de cobrar volumen, podría terminar por complicarlo.