MARKETING APLICADO

Manzana

La forma de relacionarnos.

Escribo estas líneas mientras espero mi turno en el Banco Nación. Sentado a mi derecha, un chico con síndrome de down juega con su celular celebrando sus éxitos lúdicos, disfrutando mientras yo chequeo mensajes, muchos de ellos tóxicos. Fue justo en ese momento que surgió esta columna, porque vengo un poco cargado y encuentro valor en esta simple situación. 

¿Ingenuidad o sabiduría?

Para evitar golpes bajos y frases de tono pastel, voy al grano. Quizá de esa forma logre atrapar la atención de los lectores, porque está comprobado que el morbo atrae, detiene y entretiene. Solo decirles que estoy podrido y tengo derecho a sentirme así. Tranquilo señor editor del diario, no es mala palabra sino un adjetivo que refiere a una condición de hastío por lo que está sucediendo, por nuestra forma de relacionarnos. 

Harto de que se multipliquen whatsapps con posturas que buscan condicionar al otro. Triste por saber que amigas de toda la vida se agreden en la mesa de burako. Audios, notas falsas, memes y miradas que interpelan. 

Un nuevo código social que va más allá de una preocupación lógica o disparidad política natural y necesaria. Una mecha corta que hace que estemos siempre a punto de estallar. ¡BOOM! 

Acaso entiendo que la democracia trata, en principio, de respetar el pensamiento del otro, sin pretender modificarlo a la fuerza. Eso debería unirnos, para valorar lo que tenemos y vivir un poco mejor, cada uno desde su lugar. Para saber que estamos en un momento difícil, pero no se puede masticar bronca todo el día. 

Por eso, no es esquivar el momento sino reconocerlo, informarse y elegir de la forma más responsable posible. Pero hacerlo en paz, sin herir relaciones. 

El desafío es identificar a la manzana podrida, la que condiciona a todo el grupo, la que contagia negatividad y expone a que todo el cajón se eche a perder. Marcarle la cancha, tratar de recuperarla. Querernos un poquito más, sin ingenuidades y con total responsabilidad histórica y cívica. Diseñar una trama social con un código diferente, porque nos estamos olvidando de disfrutar de lo que nos queda, las pequeñas cosas. 

En este cajón estamos todos, simplemente un pacto para vivir.