COACHING

Ser esclavos por elección

Pensemos por un momento si todos algún día consiguiéramos alcanzar lo que tanto deseamos, ser felices. ¿Te imaginás un mundo lleno de personas felices? Para mí sería maravilloso, pero ¿qué nos pasa que algo tan simple como un deseo, es tan difícil de alcanzar?
Nos olvidamos que cada día es un nuevo comienzo y nos empeñamos en continuar trabajando de lo que no nos gusta, continuamos callando por miedo a la mirada ajena, seguimos con esa pareja que sólo nos da insatisfacción, viviendo todos los días de nuestras vidas una vida que no queremos vivir o bien quejándonos de ella. Como si la vida fuera la culpable de lo que nos toca vivir.
Parte de la felicidad la conforma lo que pensamos y hacemos y justamente esto es lo que podemos cambiar y depende solo de nosotros. La puerta de la felicidad, además de la gratitud, es nuestra coherencia emocional. Si somos coherentes con nosotros mismos, nuestro estado de ánimo, salud, relaciones, trabajo, nos acompañará. Ahora, parece sencillo ser coherente (pensar, sentir y hacer) pero ¿por qué nos cuesta tanto?
Usamos en exceso la mente. Los dolores de cabeza, son habituales entre todos nosotros y es un indicativo de que se está buscando la solución de forma reiterada a una problemática, pero ignoramos el lenguaje emocional y su significado. ¿Y si te digo que a veces hay que dejar de buscar la solución mental y comenzar a sentir? ¿Qué nos dice el corazón, que nos grita el alma, nuestra fuerza interior? Hacer consciente lo que sentimos y unirlo a nuestro pensamiento para poder actuar alineados.
Las situaciones que no sabemos gestionar de forma eficaz impactan en nuestro organismo. Reprimimos emociones que pueden acabar convirtiéndose en una dificultad para nuestra salud. Y para que esto no ocurra hay que ser coherentes con lo que pensamos, sentimos y hacemos, dejando nuestra zona de confort de lado para aprender a conocernos y esquivar el piloto automático que maneja y controla nuestras vidas.
Desconocemos nuestro sentir y al no lograr gestionar esas emociones preferimos evitar otras situaciones de la vida cotidiana para no entrar en conflicto y así sucesivamente, generando discordia con nosotros mismos y, por ende, cero coherencia, alejándonos de la posibilidad de tener bienestar, paz y felicidad.
No hay excusas para negarte a elegir tu felicidad, todos tenemos al alcance la opción y recursos necesarios para poder lograrlo, la única barrera es que prefieras ser un esclavo de tu falso ser.

(*) Coach educativo, neurosicoeducadora, coach emocional.

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