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El poder de la vulnerabilidad

Ser vulnerable según el diccionario de la Real Academia es la “capacidad de ser herido física o moralmente”, y de solo saberlo, lo que menos pensamos es en querer ser o intentar sentirnos vulnerables. La mayoría de las veces se confunde vulnerabilidad con debilidad. Nos mostramos invulnerables para protegernos del sentir, del ridículo, de la ignorancia, utilizando una coraza que impide que mostremos la persona que realmente somos.
Lo que no nos damos cuenta es que ser vulnerable nos hace humanos, es parte del vivir, es parte de nuestra relación con nosotros mismos y con los demás. Es lógico que lo confundamos con mostrar signos de debilidad porque fuimos criados en una sociedad en la que llorar está mal visto y fuimos castigados o reprimidos por expresar nuestras emociones y sentimientos.
Vulnerabilidad es ser sensible, que no es más que la capacidad de detectar ciertas señales provenientes del entorno y reaccionar emocionalmente ante ellas. No es algo bueno ni malo. Simplemente es una aptitud inherente a una forma de ser, no obstante, lo que hagamos o dejemos de hacer con ella será otra historia.
Sin embargo, para muchos la sensibilidad es un motivo de vergüenza que dificulta la comunicación, sobre todo cuando entran en juego los sentimientos. Abandonando estas creencias comenzamos a experimentar más bienestar, seguridad y madurez, entendiendo que no nos hará más fuertes inhibir nuestros sentimientos, sino que nos hace más débiles a la hora de aceptar y admitir que somos humanos y necesitamos gestionar nuestras emociones para sentirnos mejor.
¿O será que nos da miedo sentir y ver lo que realmente somos? Mostrarnos vulnerables es un acto de fortaleza y valentía que nos permite avanzar, aprender, auto conocernos para ser cada día más conscientes de nuestra capacidad para ser mejores personas y para evolucionar buscando nuestra paz y bienestar, proyectando a su vez más empatía con los otros.
Somos responsables de nuestros actos y decisiones ante las situaciones que nos presenta la vida y depende de cada uno de nosotros elegir ser vulnerables para dar todo de uno, inclusive dudando si seremos aceptados, pero tendremos la certeza de que ese es nuestro poder: ser auténticos.

(*) Coach educativo, neurosicoeducadora, coach emocional
Instagram: @danielatrech

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