Los cuadernos y la economía
Había expectativas de que luego de la finalización de la feria judicial, que la Corte Suprema de Justicia dispuso entre el 16 y el 27 de julio, algunas causas relacionadas con casos de corrupción comenzarían a ser noticia. No obstante, Argentina nunca deja de sorprendernos y era difícil poder imaginarnos el estruendo generado para la denominada causa de los “cuadernos”.
El desafío de la presente columna de opinión es comenzar a imaginarnos que impacto podría tener sobre la economía dicha causa, aunque el mismo puede ser prematuro dada la advertencia de que lo conocido hasta el momento es sólo el principio.
¿Dónde estamos parados?
Es singular la situación de la economía argentina, como una especie de realidades paralelas, o como postulara el célebre Stephen Hawking que “no estamos limitados a un universo único”.
Por un lado, una serie de hechos comienzan a aumentar la consolidación de la estabilidad cambiaria. Al mismo tiempo, una serie de indicadores y noticias comienzan a confirmar que la economía argentina está sufriendo una fuerte desaceleración en su nivel de actividad, el cual llevaría a un período recesivo de al menos dos trimestres.
Avanza la estabilidad cambiaria
Es evidente que la cotización del dólar en la Argentina se ha estabilizado durante julio y la paz cambiaria se ha mantenido durante los primeros días de agosto. Dicha situación es fruto de factores externos y locales. Desde lo externo, el dólar a nivel global (dólar index) que desde fines de enero hasta mediados de junio había aumentado 8%, durante julio registró un comportamiento completamente amesetado. Desde lo local, las nuevas autoridades del Banco Central de la Repútlica Argentina (BCRA) no sólo mantuvieron altas tasas de interés sino que provocaron un apretón monetario mediante una suba de los encajes bancarios de 8 puntos, equivalentes a $160.000 millones.
Hacia adelante persisten algunas dudas. Desde el exterior, la fricción comercial entre Estados Unidos y China ha pasado al campo de las monedas. China desde mediados de junio ha devaluado al yuan 7,6%, lo cual pone un desafío a la estabilidad del dólar a nivel global.
No obstante, desde lo local hay buenas noticias. Por un lado, por primera vez en el año, la demanda real de dinero, ha mostrado una recuperación en julio. ¿Qué quiere decir esto? Que de mantenerse este fenómeno, el BCRA podría comenzar a bajar gradualmente las tasas de interés, sin que eso signifique una mayor demanda de dólares. De hecho, el BCRA redujo el volumen de las subastas diarias de USD 100 a USD 75 millones, sin alterar significativamente al tipo de cambio.
La otra noticia positiva es que ha comenzado a reducirse el desequilibrio externo. La demanda por atesoramiento que en mayo había registrado un máximo de USD 4.289 millones, en junio bajó a USD 2.878 millones. En forma paralela, el déficit por turismo que durante los primeros cinco meses del año registró un promedio mensual de casi USD 1.000 millones, en junio bajó a USD 588 millones.
La economía comienza a caer
De acuerdo a las cifras del EMAE (Estimador Mensual de la Actividad Económica), el cual es elaborado por INDEC, luego de un comienzo de año dinámico con crecimientos de 4% y 5% en enero y febrero, la actividad económica comenzó a desacelerarse. En marzo el crecimiento fue de 2,1% y a partir de abril llegaron las cifras negativas. El dato significativo es que luego de una ligera caída del 0,6% en abril, en mayo el dato registrado fue de una contracción de 5,8%.
Cuando tengamos disponibles las cifras de junio, es altamente probable que las noticas sigan siendo negativas. De hecho esta semana el mismo organismo publicó el resultado de la producción industrial correspondiente a junio el cual terminó siendo un baldazo de agua fría con una caída del 8,1%. Uno de los sectores más afectados fue el automotriz con una caída del 11,8%, por lo que no sorprenden las recientes noticias de suspensiones de trabajadores en dicho sector.
Profundizando la mirada en el mundo del trabajo, una de las fuentes de información es el Ministerio de Trabajo. De acuerdo a las últimas cifras disponibles de mayo, se produjo una destrucción de 16.900 puestos de trabajo.
En este contexto, de acuerdo al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el BCRA, en sólo seis meses se pasó de proyectar un crecimiento para este año del orden del 3% a una caída del 0,3%.
¿Hacia dónde va la economía?
Como en muchos órdenes de la vida, para enfrentar un problema lo primero es aceptarlo. En ese sentido, es sano que esta semana desde Córdoba el Presidente haya dejado de hablar de “tormenta” para comenzar a hablar de “recesión”. Reconocido entonces el tema oficialmente, la gran pregunta es cuan profunda y larga puede ser la misma y allí es donde la causa de los cuadernos puede ser una nueva variable a tener en cuenta.
Queda claro que hay algunas variables que debemos monitorear de cerca en el tablero de control. En primer lugar la situación internacional. Sabemos que entramos a un ciclo con viento de frente, lo importante es entender cuan fuerte es ese viento. En segundo lugar, tener presente que algunos efectos económicos se retroalimentan. No hay dudas que el gobierno tiene la convicción de bajar el gasto, pero la recaudación tributaria de julio ha encendido algunas luces amarillas. Si la recesión afecta las proyecciones de ingresos, para poder cumplir las metas fiscales podrían ser necesarios ajustes adicionales.
¿Y los cuadernos?
Si bien el avance de la causa pueda generar cierta satisfacción en parte del electorado cansado de los casos de corrupción, los efectos de desaliento por los aumentos de precios y la caída en el nivel de actividad económica seguirán. Al mismo tiempo, al igual que ocurrió en Brasil es probable que algunas decisiones de inversiones se vean afectadas. Por último, la política también juega, en la medida que aumenten las expectativas que el oficialismo podría llegar con una economía con bajo dinamismo a la próxima elección, nuevos candidatos podrán incorporarse al ruedo, más aún si se complica la posibilidad de la candidatura de CFK.
(*) Director de IEB.