Cuando la obra pública no llena la panza
A comienzos de 2016 veíamos las mayorías en nuestra ciudad con un gran optimismo después de una decena de anuncios, sobre todo en materia de obra pública. No es menos cierto que parte de esos anuncios fueron llevados a cabo con los fondos de Provincia y Nación. Por un lado la avenida de Circunvalación, un deseo de todos, y una realidad más luego. Cloacas, pavimento, iluminación con sistema led en algunos sectores más bien selectivos, entre otras cosas.
Ahora bien, cuando la obra pública avanza como una de las principales metas de esta administración, sin tener en cuenta que a esta altura a los ciudadanos de a poco deja de seducirlos, es que el cemento comenzó a caer pesado. Ya las familias en un reclamo desesperado solicitan políticas más efectivas que generen puestos de empleo. En una observación sin demasiado esfuerzo vemos la crisis comercial sin discriminación de rubros.
Los fuertes incrementos en las tarifas del suministro eléctrico, impagables, al igual que el gas obligan a la suba de precios, que claramente golpea al que menos tiene.
Ya ni siquiera el relato es sostenido por muchos de aquellos que acompañaron esta propuesta de gobierno, se les va el amor cuando recorren las góndolas de supermercados y decidieron el divorcio después de llegar al sector de cajas. Ya no se trata de qué obra discutiremos, más grave aún, se trata de lograr comer. Las familias ya sienten tristeza e impotencia, es que desayuno, almuerzo, merienda y cena para muchos hogares es cosa del recuerdo y eso no nos puede mantener indiferentes. Las Pymes, que son las que generan el mayor porcentaje de empleo, están en serios problemas y sin respuestas del Estado, que con sus medidas las obliga a emitir telegramas de suspensión y despidos.
Daniel Giúdiche (Dirigente del PJ).