Argentina derrotó a Brasil en una final histórica y conquistó la Copa América
Con gol de Ángel Di María, el equipo albiceleste venció por la mínima al anfitrión del certamen y alcanzó la gloria. Así, el representativo nacional cortó una racha de 28 años sin títulos en la mayor. Di María y Messi, los abanderados de la consagración.
La selección argentina vivió una noche de gloria en el mítico Estadio Maracaná y derrotó a Brasil, por 1 a 0, en la gran final de la Copa América 2021. El equipo albiceleste cortó así una larga racha de 28 años sin conquistas en la mayor y consiguió dar la vuelta olímpica en el mismo escenario en el que, en 2014, cayó derrotado frente a Alemania y se quedó con las ganas de festejar el título del mundo.
El primer tiempo fue favorable en el trámite al equipo dirigido por Lionel Scaloni, que, en todo momento, mostró orden defensivo y controló la zona izquierda del ataque, carril por donde habitualmente el conjunto anfitrión lograba hacer daño, a través de las conexiones entre Neymar y Lucas Paquetá.
Durante más de un cuarto de hora, ninguno de los dos equipos parecía encontrar los caminos para llegar al área rival, hasta que, a los 22 minutos, un pelotazo largo de Rodrigo De Paul hacia la banda izquierda encontró un error en el cierre del lateral Renán Lodi y Ángel Di María aprovechó para definir de emboquillada sobre la salida del arquero Edersson.
Así, tempranamente, Argentina consiguió silenciar un Maracaná apenas ocupado por un porcentaje mínimo de espectadores, por las restricciones sanitarias de la crisis del Covid-19.
El tanto argentino golpeó anímicamente a un Brasil que, en la previa, se había mostrado confiado en llevarse nuevamente la Copa en su casa. Neymar no apareció en su real dimensión y el volante central Casemiro dejó ver su fastidio, porque el equipo "verdeamarelo" no encontraba su funcionamiento habitual, ese que le había permitido consolidarse como el mejor de Sudamérica, casi sin discusión.
Así se esfumó la primera mitad, con la sensación de que Argentina tenía claro el libreto de una película que se encaminaba a terminar con final feliz.
En el segundo tiempo, Brasil salió decidido a buscar el empate y comenzó a inclinar la cancha por derecha. Richarlison la tuvo en dos ocasiones, superando a Marcos Acuña, pero el juez de línea anuló el empate por posición adelantada y luego el arquero Martínez evitó el gol con una gran atajada sobre su palo izquierdo.
Scaloni mandó a la cancha a Nicolás Tagliafico para reforzar la última línea. Así, Argentina comenzó a equilibrar la balanza y a recuperar el control de las acciones. Di María presionó y volvió a exponer las inconsistencias de la línea de fondo brasileña.
El conjunto local se fue impacientando a medida que el reloj avanzaba y no lograba quebrar la resistencia defensiva de los de Scaloni. Neymar comenzó a crecer, pero más a fuerza de empuje y desesperación que claridad a la hora de tomar decisiones.
Tité envió a la cancha a Gabriel Barbosa (Gabigol) casi como un manotazo de ahogado para intentar torcer el destino de un partido que, en el juego, no parecía posible de cambiar. Scaloni, por su parte, recurrió a Germán Pezzella para contrarrestar la jugada del DT brasileño.
Gabigol la tuvo tras un pase de Neymar, pero cuando ingresó al área, Montiel cerró a tiempo cuando se preparaba para definir frente a Emiliano Martínez. Messi y De Paul pudieron haberlo liquidado, pero el arquero Edersson apagó el segundo grito y extendió la angustia hasta los minutos finales.
El árbitro uruguayo Ostojich agregó cinco minutos y el final parecía eterno. Pero Brasil no encontró la fórmula. El tiempo se agotó y Brasil cayó nuevamente en el Maracaná, en una nueva decepción deportiva, como aquella del Mundial de 1950. Para Argentina todo fue alegría y el final de una racha adversa que parecía que nunca iba a terminar. Y para Lionel Messi, el líder futbolístico de una generación, una revancha largamente deseada, que anoche se hizo realidad.