Un amigo despide a Ángel Kenan
Carlos Ceratto, ex zaguero morenista, exalta la figura del crack recientemente desaparecido.
Fueron compañeros y amigos muy cercanos en todas las divisiones inferiores de Mariano Moreno, hasta llegar juntos a la cima deportiva, como resultó la obtención del Regional y la posterior llegada al círculo superior de la AFA, emulando a la hazaña de Jorge Newbery lograda casi una década atrás. Se trata, en este caso, de Ángel Kenan y Carlos Ceratto.
A raíz del reciente fallecimiento de Kenan, Ceratto quiso despedir a su manera al colega futbolístico y al amigo, reflejando una parte de la personalidad del crack de la casaca Nº 3, ícono de la entidad del barrio El Molino.
Lo recordó de la siguiente manera:
“Hoy es uno de esos días en que uno debería perder la conciencia y no enterarse de cosas que suceden y que no tienen respuesta: murió Ángel Kenan. Su nombre lo dice todo Ángel, mi compañero, mi amigo, mi compinche de toda la vida, el tipo más sano y honesto que conocí en mi vida. El caballero, el hermano de todos los tiempos, el que desde muy pequeño se puso al frente de su familia. Con 12 años ya trabajaba de cadete en una farmacia. De más grande quedó sin trabajo, se recuperó y volvió a mantener a su grupo cercano. Huérfano de padre desde los cuatro años, así se manejó siempre: con dignidad, con honestidad, con sacrificio, con valentía y con respeto, sí, con mucho respeto, cosa que sucede con muy pocos.
Desde los 11 años estuvimos juntos en la cancha y en la vida, él de 3 y yo de 2, en novena, octava, séptima, sexta, quinta y de ahí a primera. El de 3 y yo de 2, siempre así. Nos conocíamos de memoria, siempre juntos, siempre uno al lado del otro.
Hoy sufro esa ausencia. Teníamos proyectos, por ejemplo viajar al sur. No pudimos, la injusticia no nos permitió cumplir esos sueños, pero nos encontraremos en algún lugar, seguro, lo presiento. ¡Y qué alegría me va a dar…!
Tus hijos, nietos, esposa no te reprocharán nada. Fuiste un ejemplo, un grande. Te recordaremos siempre. Hasta cualquier momento querido amigo, hoy más querido que nunca.
Como dijo Alfredo Zitarrosa: Dulce ángelito… como pudo caberte en tu cuerpecito, toda la muerte”.