BÁSQUET

Santiago Capelli: Pequeños grandes campeones

Reciente campeón Argentino con la selección U17 de la Provincia de Buenos Aires, es una de las promesas del baloncesto de nuestra ciudad.

Nací en Junín en el barrio El Picaflor, en calle Gandini, cerca del club Sarmiento. Lindo barrio. No viví lo de  jugar en la calle con los chicos del barrio, sino más bien siempre íbamos a algún club. Ahí sí nos divertíamos y jugábamos toda la tarde.

Fui a jardín 907 y después siempre en el colegio Marianista, desde la primaria hasta ahora que me falta un año para terminar.

Voy con Valentino Gerbaldo, Ignacio Quintana, Gonzalo Bustamante, Juan Batac, José Alvite, Patricio Barbieri, amigos que fui haciendo en la secundaria.

En la escuela ya no se juega mucho. Nos juntamos a charlar en los recreos, a veces de cosas triviales, o en su defecto si se puede jugamos al Truco.

Jugué al fútbol a los siete años. Estuve en el club Social por espacio de dos años, porque la mayoría de los chicos amigos iban ahí.

Es que dije, bueno, voy a probar y estuve un tiempito jugando. Era un dos rústico, solía pegar un poco porque era de madera para el fútbol. Más que nada  iba  para divertirme con los chicos y seguir haciendo amigos en el club que de hecho los hice.

Pero desde los tres comencé a hacer básquet y llegó un momento que se juntaban los horarios con el básquet. Tuve que decidir y seguí con lo que más me gusta. 

Desde chiquito, tal vez por mi viejo, me gustó el básquet. Lo mamé en mi casa y lo llevo en la sangre. A medida que fui creciendo se me fue pegando más y más.

Arranqué a los tres años en el club Argentino. Estaba el Zurdo Repara de entrenador. Un genio. Una persona increíble que me hizo sentir como en casa en el club, que es como me siento hoy.

Después me fui a jugar una temporada al club 9 de Julio, cuando era U15, pero al año siguiente retorné a Argentino. Hice toda la carrera en Las Morochas donde fui campeón tres veces, con los U13 y U17.

Ahora con la selección fue una experiencia inolvidable. La primera de ellas fue en Viedma, donde pudimos alcanzar la clasificación al Final Four y donde salimos campeones.

Fue algo emocionante que siempre voy a llevar conmigo, el grupo que se armó fue impresionante, como la experiencia que es decir que soy campeón Argentino y que no todos los viven. Todavía medio que no caigo de esa situación.
Yo considero que el primer partido contra Tucumán fue el más duro. Ganamos por tres. Ellos fueron muy intensos, presionaron todo el tiempo. En un momento nos sacaron una diferencia de diez puntos que la supimos dar vuelta. Fue un juego que podríamos haber perdido. Nos dificultaron las cosas porque son un muy buen equipo, compactado, con funcionamiento colectivo, donde  gracias a Dios pudimos cerrar el juego de la mejor manera y llevarnos ese primer punto que fue muy importante por el hecho también de sacarse la presión del primer juego.

El segundo partido con Febamba tampoco fue fácil. Pudimos sacarlo adelante, lo supimos llevar. Terminamos ganando cómodos en el transcurso del juego.

En el último partido se nos complicó el primer tiempo contra La Rioja. Ellos nos presentaron una zona que se nos complicó atacarla permanentemente. Pero en el segundo tiempo le encontramos la vuelta y empezamos a entrarle por todos lados. 

Y cuando la pelota empieza a entrar viene la diferencia. Le sacamos veinte y a partir de ahí se empezó a encaminar todo para ser campeones.

Nosotros sabíamos que eran tres finales y que íbamos a ir paso a paso. Primero con Tucumán, luego Febamba y posteriormente La Rioja. Ningún partido era más fácil que  el otro. Después se dio que con La Rioja fue el que mejor  se planteó y se pudo ganar más rápido.

Yo quiero llegar a lo máximo posible como jugador. Buscar mi techo. Si es la Liga Nacional, bienvenido, si es La Liga Argentina también, si es una Liga de afuera mejor todavía.

Voy a seguir entrenando al cien por cien para ver hasta dónde puedo llegar.