Sergio “Oveja” Hernández, técnico de la Selección Nacional de Básquetbol.
SELECCIÓN NACIONAL DE BÁSQUETBOL

Hace un año, la Argentina fue subcampeón mundial

El DT Sergio Hernández analizó lo que pasó en el certamen de China.

A un año de la épica, de una actuación argentina que impactó en todo el planeta basquetbolístico y de un Mundial que quedó en la memoria de todos los argentinos, el disputado en China. 
El certamen volvió a depositar a nuestro deporte en la elite del mundo y a doce meses de aquel gran torneo de la Selección Nacional, Sergio Hernández, entrenador y conductor del grupo, repasó la experiencia vivida.

-¿Qué significó en tu vida ese Mundial?
-Mucho, la verdad. Seguramente el torneo más importante de mi carrera porque, más allá del resultado, pocas veces me sentí tan conectado con un grupo de trabajo, desde los jugadores hasta mi staff. Y por suerte, además, puedo decir que disfruté el camino. Desde la clasificación hasta el torneo en China. Aprendí a hacer eso en vida y pude conseguirlo… Y el Mundial en sí fue muy especial por ser parte de un grupo de gente muy especial, que tiene una convivencia y una armonía muy impactantes.

-¿Hablamos de una hermandad como aquella de la Generación Dorada?
-Creo que sí. Yo estoy viviendo más esta camada, porque a la GD ya la agarré siendo campeona olímpica y con un largo camino recorrido. Y yo, además, no me metía mucho y más que nada disfrutaba ver cómo ellos disfrutaban. Ahora es distinto, estoy más dentro de todo. Pero sí, al comparar, hay grandes similitudes en la armonía, la hermandad, la unión... Y una forma especial de respetar las jerarquías, de reconocer autoridades y roles, sin perder las relaciones humanas. Todo se da de forma muy natural en este grupo. 

-Fue una preparación larga, con los Panamericanos de Lima como parada previa, un esfuerzo que terminó siendo bancado y muy valioso.
-Sí, esa medalla de oro en los Panamericanos fue fundamental. En un punto, más importante que el Mundial, porque era el primer torneo de esta camada que tuvo la obligación de un resultado, el oro puntalmente, si me apurás. Y ese torneo, con ese resultado, nos permitió llegar mucho mejor al Mundial. Luego lo completamos con una previa muy buena, en Francia, donde nos sentimos bien pese a las dos derrotas. Ya empezábamos a creer que había algo con el equipo.

-¿Qué era lo distintivo que veías en ese momento?
-Lo especial es que el equipo siempre se enfocó en el rendimiento. Ni hablábamos de resultados, sino de cómo mejorar el ataque rápido, la rotación de balón o la ocupación de espacios. Cada asistente tenía claro su rol. Y yo, como todos, pude disfrutar el camino. Creo que realmente eso fue lo que nos llevó a jugar la final. Aquella frase que dije “se gana porque se disfruta y no se disfruta porque se gana” la sostengo más que nunca. Fue un plantel que disfrutó cada minuto, sin enojos ni reclamos. No molestaba madrugar, nada... Siempre estuvieron todos bien predispuestos.

-¿Pesó un poco la final, que sea España, o fue más táctico?
-Seguro puedo decir que no tuvo nada que ver el cansancio o el conformismo, porque llegamos bien y no es una característica del equipo. Tal vez pueda resumir un motivo con una anécdota con Sergio Scariolo, su DT. Cuando terminó la final y esperábamos la premiación, lo felicité y él me respondió. ‘¿Sabés por qué jugamos el mejor partido por diferencia de los últimos años? Fue la primera vez que veo a mis jugadores cagados hasta las patas. Lo sólidos, sin fisuras, que los veían a ustedes hizo que cada cosa que decía me la preguntaran diez veces. Fue el partido con más concentración que jugamos en la historia’, me admitió. Nosotros jugamos con la inercia que veníamos y ellos, un partido especial. Pensá cómo ellos llegaron a la final, con el goleador del Mundial, Patty Mills, errando un tiro libre. Por eso, sabiéndose inferiores, prepararon algo especial, desgastaron a Luis, no nos dejaron correr y cargaron fuerte al rebote ataque. Y sumale que ellos tienen muchos jugadores que esos partidos decisivos los juegan todos los días desde hace diez años. Nosotros teníamos solo a ´Facu´ y Luis con esa experiencia y seguramente se sintió. Pero nadie nos quita lo que hicimos. Y lo que disfrutamos.