UN LUGAR PARA TODA LA FAMILIA
En “Che Pascual”, mientras los mayores comen, los chicos pueden ir a divertirse
La pizzería ubicada en la esquina de España e Italia tiene un amplio salón gastronómico y una sala de juegos para menores, quienes están bajo la supervisación de una maestra jardinera y un profesor de educación física.
“Che Pascual” es un lugar que se adapta a la situación particular de sus comensales. Es que a su amplio salón pueden concurrir parejas de novios, grupos de amigos y la familia completa sin correr el riesgo de que los chicos se aburran, ya que para ellos hay un espacio exclusivo lleno de actividades lúdicas.
Andrés Huarte, propietario de la firma ubicada en la esquina de España e Italia, recordó los inicios del emprendimiento: “Empezamos a arrimarnos a la parte gastronómica cuando teníamos salones de fiestas. Esta esquina estaba desocupada desde la década del sesenta más o menos y un día, el dueño me preguntó si lo quería alquilar. Le contesté que sí y de tanto decirle ‘che Pascual’, porque así se llamaba, quedó ese latiguillo establecido como nombre del negocio”, recordó Huarte.
Al principio, la firma iba a ser sólo una pizzería, pero luego se le fueron agregando distintos platos en base a carnes de pescados, carnes rojas, sandwichería, minutas, empanadas y por supuesto una gran variedad de pizzas.
“El espacio de atención se fue ampliando. En los primeros tiempos trabajábamos sólo en el ambiente de la esquina y luego pudimos incorporar la casa de al lado sin unirla, como un sector para niños, y después pudimos conectar los dos lugares y de ese modo llevar el local a su capacidad actual, que es para noventa cubiertos. Hay un sector para que los padres puedan comer tranquilos y una maestra jardinera y un profesor de Educación Física se hacen cargo del cuidado de ellos. Tienen tres computadoras con internet, dos play station, elementos para dibujar y cuando se termina la noche tiran una ruleta y se llevan un juguetito de regalo. Es una manera de que los nenes lloren pidiendo volver”, describió Huarte.
El comerciante apuntó además que “hoy hay cada vez más competencia y la peor la estamos jugando contra la economía de nuestro país”. “Hoy a la gente le sale caro comer y a nosotros no nos alcanza, ese es un poco el resumen de la realidad actual. Hay que buscar diferentes armas para ver cómo atraer a la gente y la incorporación de estas actividades lúdicas para los chicos fue fundamental para seguir estando firmes en esta lucha sana”, afirmó.
En ese sentido indicó que si bien Junín es un lugar grande y tiene cada vez más visitantes, “todavía muestra hábitos de ciudad chica”. “Por ejemplo, durante la semana viene muy poca gente a comer, pero de viernes a domingos tenés que contar con todo el personal bien preparado para atender a una gran cantidad de comensales. Pero estas son las reglas del juego y hay que seguir jugando para que toda nuestra gente pueda seguir teniendo trabajo y que el público que nos elige siga disfrutando de este sitio”, expresó.
Andrés Huarte, propietario de la firma ubicada en la esquina de España e Italia, recordó los inicios del emprendimiento: “Empezamos a arrimarnos a la parte gastronómica cuando teníamos salones de fiestas. Esta esquina estaba desocupada desde la década del sesenta más o menos y un día, el dueño me preguntó si lo quería alquilar. Le contesté que sí y de tanto decirle ‘che Pascual’, porque así se llamaba, quedó ese latiguillo establecido como nombre del negocio”, recordó Huarte.
Al principio, la firma iba a ser sólo una pizzería, pero luego se le fueron agregando distintos platos en base a carnes de pescados, carnes rojas, sandwichería, minutas, empanadas y por supuesto una gran variedad de pizzas.
“El espacio de atención se fue ampliando. En los primeros tiempos trabajábamos sólo en el ambiente de la esquina y luego pudimos incorporar la casa de al lado sin unirla, como un sector para niños, y después pudimos conectar los dos lugares y de ese modo llevar el local a su capacidad actual, que es para noventa cubiertos. Hay un sector para que los padres puedan comer tranquilos y una maestra jardinera y un profesor de Educación Física se hacen cargo del cuidado de ellos. Tienen tres computadoras con internet, dos play station, elementos para dibujar y cuando se termina la noche tiran una ruleta y se llevan un juguetito de regalo. Es una manera de que los nenes lloren pidiendo volver”, describió Huarte.
El comerciante apuntó además que “hoy hay cada vez más competencia y la peor la estamos jugando contra la economía de nuestro país”. “Hoy a la gente le sale caro comer y a nosotros no nos alcanza, ese es un poco el resumen de la realidad actual. Hay que buscar diferentes armas para ver cómo atraer a la gente y la incorporación de estas actividades lúdicas para los chicos fue fundamental para seguir estando firmes en esta lucha sana”, afirmó.
En ese sentido indicó que si bien Junín es un lugar grande y tiene cada vez más visitantes, “todavía muestra hábitos de ciudad chica”. “Por ejemplo, durante la semana viene muy poca gente a comer, pero de viernes a domingos tenés que contar con todo el personal bien preparado para atender a una gran cantidad de comensales. Pero estas son las reglas del juego y hay que seguir jugando para que toda nuestra gente pueda seguir teniendo trabajo y que el público que nos elige siga disfrutando de este sitio”, expresó.