ENCUESTA EXCLUSIVA DE DEMOCRACIA
Más de la mitad de los juninenses nunca se hicieron un test de VIH
En efecto, el 53.46 por ciento de los participantes en el sondeo virtual de este diario afirmó que nunca se realizó el examen para saber si están infectados con el virus del Sida. El 46.52 por ciento respondió que sí se hizo la prueba.
Mientras el mundo avanza hacia la realización de testeos masivos de VIH/Sida para lograr la detección temprana de la infección y asestar un golpe definitivo a la epidemia, devenida, hoy, gracias a las terapias de medicamentos antirretrovirales, en un mal crónico (ya no es sinónimo de muerte), en Junín más de la mitad de los ciudadanos admitieron en la encuesta semanal de Democracia –que se publica en www.diariodemocracia.com- que nunca se realizaron el examen médico, por lo que muchas personas podrían estar conviviendo hoy con el virus y, no saberlo. Y lo que es más grave aún, seguir contagiando a otras personas.
De hecho, ante la pregunta “¿Se realizó un test de VIH alguna vez?”, el 53.46 por ciento de los participantes en el sondeo virtual de este diario afirmó que nunca se realizó el examen para saber si están infectados con el virus del Sida.
En la vereda de enfrente, el 46.52 por ciento respondió que sí se hizo la prueba.
En total votaron 187 personas.
¿Hacia una cura definitiva?
El 5 de junio de 1981, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos convocaron a una conferencia de prensa para anunciar cinco casos de neumonía “oportunista” en Los Ángeles. Y al mes siguiente se constataron algunos casos de sarcoma de Kaposi (un tumor maligno del endotelio linfático), en San Francisco. Pese a que se conocían ambas enfermedades, su aparición conjunta en varios pacientes les llamó la atención. Era el comienzo oficial de la era del Sida. Treinta y tres años y casi dos millones de muertes después, el VIH sigue conviviendo entre nosotros, pero ahora junto con la expectativa de una cura definitiva y medicamentos que lo convirtieron en una enfermedad crónica.
En base a cifras del ministerio de Salud de la Nación, se calcula que en Argentina unas 110 mil personas viven con el virus y por año se detectan 5.500 nuevas infecciones, aunque sólo el 60% conoce su diagnóstico. Y esto es lo que más preocupa a los especialistas, porque tratar el problema es clave para controlarlo, ya que, todavía, cada año mueren a causa del Sida unas 1.400 personas en el país.
En este marco, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) pretende para 2020 que los países de la región aumenten al 90% la proporción de personas con VIH que conocen su diagnóstico, incrementar al 90% aquellas bajo tratamiento antirretroviral, y a que el 90% de estos últimos tenga carga viral suprimida.
El futuro de la lucha
Pese a todo, los estudiosos de esta problemática en todo el mundo se declaran optimistas respecto al futuro de la lucha contra la enfermedad. Por ejemplo en la XX conferencia Internacional de Sida que se desarrolló este año en Melbourne, Australia, presentaron un estudio que demuestra que los nuevos casos de VIH cayeron a un tercio desde el pico de la epidemia. En nuestro país, se estima que mueren cada día 3 personas con VIH, pero no por falta de medicación, sino porque acceden a su diagnóstico de manera tardía, entre otras causas por el temor al estigma y la discriminación.
Es que un diagnóstico temprano permite controlar la infección, mejorar la calidad de vida y evitar nuevos casos. Porque si bien el tratamiento no cura la infección, sí hace que el virus se multiplique más lento y, por lo tanto, no destruya las defensas del cuerpo. Hoy, con estos tratamientos, el VIH puede convertirse en una infección crónica.
“La población joven -destacó Antonio La Scaleia, titular del IOMA- es una de las más expuestas al virus, porque tan asombrosa como la resistencia a acceder al diagnóstico es, a esta altura del siglo XXI, la falta de información sobre las vías de contagio y factores de riesgo para contraer VIH”.
De hecho, ante la pregunta “¿Se realizó un test de VIH alguna vez?”, el 53.46 por ciento de los participantes en el sondeo virtual de este diario afirmó que nunca se realizó el examen para saber si están infectados con el virus del Sida.
En la vereda de enfrente, el 46.52 por ciento respondió que sí se hizo la prueba.
En total votaron 187 personas.
¿Hacia una cura definitiva?
El 5 de junio de 1981, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos convocaron a una conferencia de prensa para anunciar cinco casos de neumonía “oportunista” en Los Ángeles. Y al mes siguiente se constataron algunos casos de sarcoma de Kaposi (un tumor maligno del endotelio linfático), en San Francisco. Pese a que se conocían ambas enfermedades, su aparición conjunta en varios pacientes les llamó la atención. Era el comienzo oficial de la era del Sida. Treinta y tres años y casi dos millones de muertes después, el VIH sigue conviviendo entre nosotros, pero ahora junto con la expectativa de una cura definitiva y medicamentos que lo convirtieron en una enfermedad crónica.
En base a cifras del ministerio de Salud de la Nación, se calcula que en Argentina unas 110 mil personas viven con el virus y por año se detectan 5.500 nuevas infecciones, aunque sólo el 60% conoce su diagnóstico. Y esto es lo que más preocupa a los especialistas, porque tratar el problema es clave para controlarlo, ya que, todavía, cada año mueren a causa del Sida unas 1.400 personas en el país.
En este marco, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) pretende para 2020 que los países de la región aumenten al 90% la proporción de personas con VIH que conocen su diagnóstico, incrementar al 90% aquellas bajo tratamiento antirretroviral, y a que el 90% de estos últimos tenga carga viral suprimida.
El futuro de la lucha
Pese a todo, los estudiosos de esta problemática en todo el mundo se declaran optimistas respecto al futuro de la lucha contra la enfermedad. Por ejemplo en la XX conferencia Internacional de Sida que se desarrolló este año en Melbourne, Australia, presentaron un estudio que demuestra que los nuevos casos de VIH cayeron a un tercio desde el pico de la epidemia. En nuestro país, se estima que mueren cada día 3 personas con VIH, pero no por falta de medicación, sino porque acceden a su diagnóstico de manera tardía, entre otras causas por el temor al estigma y la discriminación.
Es que un diagnóstico temprano permite controlar la infección, mejorar la calidad de vida y evitar nuevos casos. Porque si bien el tratamiento no cura la infección, sí hace que el virus se multiplique más lento y, por lo tanto, no destruya las defensas del cuerpo. Hoy, con estos tratamientos, el VIH puede convertirse en una infección crónica.
“La población joven -destacó Antonio La Scaleia, titular del IOMA- es una de las más expuestas al virus, porque tan asombrosa como la resistencia a acceder al diagnóstico es, a esta altura del siglo XXI, la falta de información sobre las vías de contagio y factores de riesgo para contraer VIH”.