ANTES DE RECIBIR UN GALARDÓN PROVINCIAL, HABLÓ DE LA VIOLENCIA

Alicia Iacuzzi: “Lo brutal ya ocupa un espacio para doblegar al semejante”

“Esos sujetos que ponen el dedo en la llaga son chivos emisarios de lo que circula en la cultura”, afirmó la psicóloga juninense, que el 8 de marzo recibirá una distinción por su labor en la capital bonaerense.

La psicóloga juninense Alicia Iacuzzi es una de las especialistas postuladas por el Colegio de Psicólogos de Junín como candidata a recibir en la capital bonaerense una distinción, el 8 de marzo, fecha que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, por su destacada labor en bien de la comunidad.
Iacuzzi es dueña de una trayectoria laboral de 25 años dentro del Servicio Penitenciario Bonaerense. Y además de la frondosa lista de producciones escritas, ha editado dos libros que han obtenido reconocimientos locales, nacionales e internacionales: “Los enigmáticos laberintos carcelarios” y “Delitos contra la integridad sexual. Articulaciones psicoanalíticas desde las sombras del entre rejas”.
“Confieso que en las instituciones carcelarias es inconmensurable el aprendizaje personal que se puede llegar a tener acerca de lo que es el ser humano. Las formaciones universitarias lejos están de proveer los instrumentos para que un oficio profesional se desarrolle con idoneidad en este contexto con peculiares dinámicas psicológicas en los sujetos que aloja y en la institución en sí misma.

Cultura “brutal”

“La candente realidad amenaza con ser enloquecedora, la capacidad de asombro parecería no tener límite. En un todos contra todos, la violencia se ha desencajado, pasando a ser para muchos la modalidad prevalente de relacionarse. Crudamente en sus distintas expresiones lo brutal ya ocupa su espacio para doblegar al semejante de la peor manera. Pero esos sujetos que ponen el dedo en la llaga son chivos emisarios de lo que circula en la cultura y se gestaron en el interior de la comunidad en que vivimos”.

Principios rotos

“Se suele escuchar que se han roto los códigos, más bien pensaría que es una cuestión de quebranto de principios. El descuido que se evidencia es creciente, con la consecuente descomposición del lazo social y por ende una amenaza para la sociedad.
Por dentro y por fuera de las líneas de parentesco hay ausencias múltiples que labilizan: de apego, de respeto y consideración ante el semejante, de la corriente amorosa, tierna, cariñosa, etc.”, opinó.
“En una escalada apabullante hemos llegado al punto de que hasta el hogar ha pasado a ser un lugar inseguro. También en el espacio público el maltrato, el descuido y la crueldad son moneda corriente. Los vínculos se han tornado tóxicos (en la pareja, la familia, en la escuela, el barrio, el lugar de trabajo, etc.), dejando cicatrices”, afirmó.
“No sé cuánto pueden cambiar el mundo los psicoanalistas pero sí sabemos que tenemos que estar presentes. Pero solos no podemos modular el conflicto coyuntural inter-humano civilización-barbarie. Doy fe de que se hacen necesarios aportes para regenerar vínculos de convivencia e intentar lograr atemperar el sufrimiento, beneficiando la forma que las personas se relacionan consigo mismo y el mundo que los rodea.
El motor del oficio del psicoanalista es encausar vitalmente los universales impulsos destructivos de la subjetividad humana. Manos a la obra entonces. Aspiro a abrir la experiencia acopiada para que recale en otros”, proclamó.