La mayoría de las escuelas de Junín, a favor del uso responsable del celular en el aula
Si bien algunas instituciones privadas restringen su uso, como los colegios Marianista y Santa Unión, otras apelan a una utilización “consciente” por parte de los alumnos, además de considerarla una herramienta pedagógica. Desde la educación pública, la mirada es de integración y apuntan al buen uso.
El debate por el uso -o la prohibición- del celular en el ámbito escolar comenzó hace tiempo. No tanto después de que entre los propios adultos el pequeño dispositivo se volviera parte de la cotidianeidad y por ende se fuera extendiendo en los jóvenes. Y luego incluso en los más chicos.
Hoy ese debate, que es mundial, se sostiene entre decisiones que buscan restringir el uso para recuperar a los alumnos en el aula y mejorar la sociabilidad, y entre las otras, que abogan por el uso del dispositivo como herramienta pedagógica y acceso a la tecnología y consideran que no puede escindirse de las aulas cuando son parte de la vida.
Cabe recordad que días atrás, el Ministerio de Educación de la ciudad de Buenos Aires anunció la prohibición para el nivel inicial y primario, y en el caso del secundario se permite solo con autorización del docente y estricto control.
Sin dudas se trata de una discusión que lleva a un replanteo profundo de la educación y la capacidad que tiene hoy la escuela para retener la atención y el interés de los alumnos. Y también de hacerlo con la inclusión de la tecnología, luchando contra su costado más ocioso.
En el nivel secundario, las escuelas de gestión privada en Junín trazaron distintos planes en el marco del código de convivencia para regular y en todo caso prohibir el uso -tal es el caso de los colegios Marianista y Santa Unión-.
Las escuelas de gestión estatal continúan implementando la propuesta de la Provincia de fortalecer el buen uso del dispositivo.
Democracia consultó a autoridades educativas, quienes dieron detalles del trabajo que se lleva adelante en los secundarios y lo que se busca como premisa para la educación de los adolescentes.
Apelar al uso responsable
Una de las cuestiones más complejas tiene que ver con el uso ocioso del aparato, más allá de su función para la comunicación, que muchos podrían cuestionar dadas algunas investigaciones sobre la “vida virtual” en el siglo 21.
Los chicos chatean por WhatsApp, juegan, hacen videos, suben contenido o ingresan a redes como Instagram, Tik-Tok -lo mismo que hacen hoy muchos adultos, salvando algunas distancias-.
Ahí tal vez es donde el debate entra en la encrucijada de buscar prohibir en los jóvenes el uso de dispositivos, algo que el propio adulto no puede controlar, entre notificaciones, mensajes, alertas, uso de redes, y otras cuestiones.
En el plano educativo, como se dijo, muchas escuelas apuntan al uso responsable más que a la prohibición, como los colegios Respuela, San Ignacio y San José, entre otros.
Sebastián Longinotti, director del nivel secundario del Instituto Padre Respuela, aseguró: “Hoy estamos trabajando el uso responsable de la tecnología en el aula y en la vida. Los alumnos lo pueden traer porque es una herramienta pedagógica, y se utiliza en determinadas materias”, explicó al ser consultado por Democracia.
“El hecho de prohibirlo por el momento no nos parece el camino. Apuntamos al uso consciente, dentro del aula y fuera también”. A su vez destacó el diálogo con las familias y el trabajo con los equipos.
Del mismo modo, en el secundario del Colegio San Ignacio destacaron que “se utiliza como herramienta pedagógica porque hay áreas donde es una herramienta clave, ya que tienen plataformas que lo requieren”. Solo en el recreo se puede utilizar como dispositivo.
Según detallaron, “el docente decide cuándo utilizan el celular”. Y en el caso de que se dé alguna situación, se realizan llamados de atención, se les retira el aparato y se avisa a los padres. Todo es parte del acuerdo de convivencia, algo que se diagrama en un Consejo Consultivo, con alumnos, autoridades, familias, equipos.
El director del nivel secundario del Colegio San José, Diego Carpinella, señaló que no existe una prohibición y que los docentes deciden el uso. Asimismo, destacó que las redes de la escuela bloquean accesos a páginas de adultos, de apuestas, entre otras.
“No lo prohibimos, seguimos con el uso por cuestiones pedagógicas. Pero los docentes tienen la decisión. Muchos traen la computadora, la tablet, el celular, y trabajan desde ahí”. Carpinella explicó que “desde el Consejo Directivo, sabiendo las medidas de otras instituciones, teníamos que tomar la decisión, y no perder el recurso virtual y tecnológico”. Refirió a su vez que “en la plataforma de la escuela se hacen comunicaciones sobre el uso indebido y los padres lo saben, y se sostiene. Ellos acompañan, es muy necesario”. Para el director del San José, “es importante como educadores enseñar el uso debido. Cuándo y qué se busca. Es un problema cuando se hace un mal uso”.
“Creemos que vamos a seguir trabajando en esta línea que es la que mejor resultado nos da”, puntualizó.
Sin dispositivos
Dos colegios de la ciudad que actualmente prohíben el uso de celular son el Colegio Marianista, primero en implementar la medida, y el Santa Unión, que comenzó luego del receso invernal.
El Marianista lleva adelante un Proyecto de Acuerdo con las familias, docentes y alumnos que restringe el uso del celular en la institución, sin perjuicio de la promoción de las nuevas tecnologías que desarrollan con aulas equipadas para tal fin.
Actualmente los estudiantes no llevan sus dispositivos al colegio, excepto que por motivos de organización familiar lo necesiten. En ese caso, debe permanecer apagado y en el interior de sus mochilas. Durante los recreos tampoco los utilizan. Si bien se aplica en secundaria básica, buscan avanzar con secundaria superior.
Desde la institución destacan “excelentes resultados” y, de evaluaciones realizadas en el corto plazo, afirman que “las apreciaciones de padres, alumnos y docentes son significativas y positivas”. En el caso del Colegio Santa Unión, antes del receso de vacaciones de invierno se notificó a los padres la prohibición del dispositivo. A partir del 29 de julio los alumnos ya no podrían concurrir con el celular a la escuela.
En el Colegio San Jorge, según pudo saber Democracia, no está permitido el uso del dispositivo salvo que sea para fines pedagógicos, orientado por los docentes. Incluso en los recreos, el aparato no se utiliza y, en el caso de que un alumno lo haga, se le solicita que lo guarde.
Integrar la tecnología
En el plano de la educación pública, consultada la jefa distrital de Educación Paola Berro, esta remarcó la postura tomada por la Provincia.
“La decisión de la Provincia se basa en el enfoque de integrar la tecnología como una herramienta pedagógica, en lugar de imponer una prohibición absoluta. Es por esto que no se apunta a la eliminación del uso del celular, sino que se busca fortalecer la enseñanza del buen uso”.
No negó que el uso de la tecnología representa un gran desafío, “pero debe ser controlado y enfocado en fines educativos”. Asimismo, destacó las capacitaciones trabajadas con docentes que se realizaron desde Provincia, “promoviendo el aprendizaje con tecnología como un derecho de los estudiantes en la sociedad actual; y en el desarrollo de normas que permitan el uso de dispositivos tecnológicos”.
Berro aseguró que “el desafío que encontramos en las aulas, que está ante la mirada atenta desde el distrito, debe ir de la mano del acompañamiento de las familias, hablando de responsabilidades sobre buen uso del celular y otros dispositivos tecnológicos”.
Por último, afirmó que la provincia de Buenos Aires seguirá apoyando el uso de tecnologías en el aula, “con el objetivo de integrar los celulares de manera educativa y evitar su uso abusivo, confiando en la capacidad de los docentes para gestionar estas herramientas en beneficio del aprendizaje”.
“Construir acuerdos”
Al ser consultada por este medio, la Consejera General de Educación de la UCR, Natalia Quintana, reiteró su postura de apelar a la reflexión antes que a la prohibición de los dispositivos.
“En referencia al nivel secundario, como ya lo he expresado, no me gusta la idea de prohibir, creo que es necesario apelar a la discusión y el debate, propiciar la reflexión acerca de cómo incide el uso del dispositivo en clase, cuánto tiempo le resta de atención y aprendizaje”.
Otro aspecto que genera controversia, según Quintana, “es el uso en el recreo”, y refirió que “como adultos y con alguna experiencia, desearía que la escuela sea un lugar donde los jóvenes aprendan a vincularse personalmente y no mediados por la tecnología”.
Consideró que “no podemos desconocer que esta generación nació en convivencia con el uso del celular y toda su socialización primaria, es decir, en el hogar, también está mediada por el uso de este dispositivo, lo cual implica para la escuela convertirse casi en el único ámbito donde esto deje de funcionar así”. En ese sentido, aclaró: “No estoy diciendo que no se pueda, lo que digo es que es una tarea que debe darse mediante la construcción de acuerdos y con propósitos donde los jóvenes puedan experimentar resultados positivos”.
Por otro lado, advirtió que “también, nos obliga como docentes a darles dinamismo a las clases para evitar la necesidad de apelar al dispositivo ante la falta de interés o el aburrimiento. Considero que es un interesante debate para darlo con los estudiantes, los docentes y las familias, y es de ese modo que podemos utilizar el teléfono móvil como herramienta que contribuya a lo pedagógico y no como elemento de distracción”.