Debido al aumento de consumo que se genera en esta época del año a raíz de Semana Santa, la Dirección de Bromatología del Gobierno de Junín intensificó las fiscalizaciones en locales que comercializan productos alimenticios derivados de pescados, mariscos y moluscos.
Al respecto, Constanza Rebichini, directora de Bromatología del Municipio, declaró: “Para Semana Santa y por tradición se aumenta el consumo de productos alimenticios que no son tan frecuentes durante el año, como pueden ser pescados y mariscos, los cuales son productos de alto riesgo que pueden provocar Enfermedades de Transmisión Alimentaria (ETA)”, y ahondó: “Desde el área de Bromatología acentuamos las inspecciones en este rubro, más allá de que esta mercadería hace base en Cabina Sanitaria”.
“Decidimos reforzar los controles e inspecciones en comercios que venden este tipo de productos, con el objetivo de verificar precisamente el abasto en cabina, las correctas condiciones de higiene, las temperaturas de refrigeración y las características organolépticas de los pescados que se comercializan, como también la disponibilidad del carnet de manipulación”, afirmó Rebichini.
Seguidamente, la funcionaria recalcó a la comunidad que “es de suma importancia ser conscientes del lugar donde adquirimos este tipo de productos y los cuidados que debemos tener al manipular las materias primas durante la elaboración y el consumo en nuestros hogares, con el fin de evitar las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA) que afectan gravemente a niños, embarazadas, adultos mayores e inmunodeprimidos”. En continuidad, aseveró que las ETA “pueden ocasionar intoxicaciones o infecciones de diversa gravedad, cuyos principales síntomas son los vómitos, dolores abdominales, diarrea y fiebre”.
En este marco, la directora brindó algunas recomendaciones para que los vecinos tengan en cuenta para garantizar la inocuidad de los alimentos: “Se recomienda la adquisición en establecimientos habilitados que presenten buena higiene general y exhiban sus productos frescos, conservados en abundante hielo (cubiertos) o congelados; y que por ningún motivo estén expuestos al sol o al aire libre”. Luego, señaló: “Para los pescados que se adquieran procesados, se debe verificar la existencia de rótulos y en el caso de enlatados, las latas no deben estar abolladas, oxidadas e hinchadas”.
“En cuanto a los crustáceos menores, como camarones y langostinos, estos no deben presentar manchas negras, olor desagradable o desprendimiento entre cabeza y tronco. Los calamares deben tener una piel lisa, suave y húmeda, sin manchas sanguinolentas o extrañas”, agregó.
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