Ignacio Báez, en Mendoza durante un curso.
JOVEN EMPRENDEDOR

La historia del juninense que produce su propia marca de bebidas para todo el país

Ignacio Báez hace ocho años que está radicado en Bahía Blanca y creó Última vuelta. Se destaca por la elaboración de diferentes clases de destilados como gin, absenta, vodka y crema de whisky, pero su especialidad es el sake.

El juninense Ignacio Báez (30) inició su emprendimiento de bebidas en 2018 y fue pasando por distintos tipos. Primero comenzó con cerveza artesanal, luego durante la pandemia comenzó a preparar diferentes alternativas, gin, absenta, vodka hasta llegar a su especialidad llamada sake, bebida de origen japonés que se toma para acompañar el sushi.  

Al respecto, Democracia dialogó con Báez, quien, en medio de su rutina de reparto de pedidos, contó acerca de su emprendimiento y su vida en Bahía Blanca, donde llegó con su novia en el año 2015. 

Sobre sus inicios, Báez manifestó que su curiosidad por la producción de bebidas había comenzado de chico y que cuando llegó al sur de la provincia de Buenos Aires conoció a un compañero de trabajo que producía cerveza. Ese fue el inicio de su historia.

"Empecé a leer, a interiorizarme y las primeras producciones empezaron en el año 2018, comencé solo, hice cursos, leí libros, miré cientos de videos, charlas, fue un lindo camino que se fue alimentando con la pasión, pero hay que seguir perfeccionándose, por eso en 2020, en plena pandemia con tiempo en casa empecé con destilados, gin, absenta y vodka para luego pasar a elaborar crema de whisky que se reposa en barrica de roble durante dos años, sería lo que conocemos como Baileys", aclaró.  

Con respecto a sus intereses mencionó que es un apasionado de los licores. A pesar que ya tiene varios productos bien instalados en el mercado de la ciudad y la zona, sigue buscando ampliar la variedad de la destilería. Por eso destacó que lanzó al mercado un vermouth rosso, como nueva apuesta, pero aclarando que la carta fuerte sigue siendo la bebida conocida como sake. 

"El inicio del sake fue por curiosidad, tantas lecturas, cursos y pruebas me di cuenta que era una bebida con mucha proyección que era importada, no había ninguna marca nacional, entonces me lancé a producirla. Fueron muchos meses de estudio, pruebas y desafíos para darle forma, también realicé varios viajes para aprender a realizarla. Hoy por suerte se está consumiendo bien, es algo solicitado tengo repartos en Bahía Blanca y en otras ciudades del país. Generalmente la piden en restaurantes donde venden sushi", destacó el juninense radicado en Bahía Blanca. 

El viento de Bahía Blanca y las temperaturas más bajas que en nuestra región hacen que la gente busque otro estilo de bebidas, entre ellas licores en las noches frías. Al respecto indicó que las bebidas más preponderantes son el whisky y el licor de whisky, que se lo conoce como Baileys, por la gran inserción de esta marca comercial. 

Otra de las producciones que Báez destacó fue el gin con frutos del bosque y otro de los botánicos sin agregados de frutos. Además, también creó un trago ya armado y comercializado en botellas. Se trata de un negroni con vermouth, piter de naranja, licor, el gin y whisky. 

En consulta por sus puntos de venta, Báez mencionó "no tenemos local propio, pero hacemos envíos y reventas, muchas vinotecas y restaurantes venden nuestros productos. Estamos vendiendo a otras provincias también. 

Al respecto, comentó que los pedidos llegan a través de sus páginas en redes sociales, donde se encuentra como "última vuelta brewing", tanto en Instagram y Facebook. Allí se pueden ver las producciones, los precios o conocer un poco más sobre este juninense y su pasión por la destilería.  

En cuanto a Junín, por ahora vendemos para amigos y conocidos, me lo piden antes y llevo cuando voy a ver a la familia. Me gustaría que algunas vinotecas empiecen a vender nuestros productos en Junín, así que en agosto trataré de llevar mis productos cuando viaje". En temas de proyección de la cultura de tragos y licores en nuestro país, Báez fue contundente con su mirada optimista para el futuro.

"En Argentina está aún muy metida la cerveza artesanal e industrial, en Europa es distinto. Acá estamos avanzando, pero de a poco, las cervecerías empiezan a tener su propio barman, en los restaurantes también y se jerarquizó el rol. Ya no te lo prepara más el mozo, hay una persona especializada. Creo que al igual que en muchas partes del país, en Junín falta profundizar más ese rol del barman, pero ya va a llegar. La gente empieza a conocer más tragos", destacó.