Sandra Pirani, el corazón detrás del merendero Los Dragoncitos de Junín
Con esfuerzo, a pesar de las dificultades, logró que el espacio se convirtiera casi en una segunda casa para los chicos del barrio Fortín Federación.
Una dolorosa pérdida cambió la vida de Sandra Pirani de forma repentina, y casi como una forma de sanar, ese dolor se convirtió en amor que hasta hoy, 14 años después, continúa multiplicándose.
Ese amor, hoy es casi como una segunda casa, que con esfuerzo y tesón impulsó las paredes del merendero para los chicos del barrio.
“Empezamos el merendero con mi cuñada Susana Ríos, hace 14 años. Yo había perdido a mi bebé a las horas de nacido. Ella a sus padres y además había quedado viuda”, rememora Sandra sobre aquel difícil momento atravesado.
Dos asistentes sociales que visitaban el barrio les sugirieron hacer algo para canalizar ese dolor. Y así comenzó el proyecto del merendero en el barrio Fortín Federación que continúa hasta hoy, y es el más antiguo de Junín, aún con plena vigencia.
El principio
“Sol Trujillo y Nadia Rodríguez son las dos asistentes sociales con quienes surgió la idea del merendero. Ellas hacían pasantías en el barrio. Sol continúa hasta hoy acompañándonos”, contó Sandra.
“Primero empezamos en la casa de mi suegra y estuvimos un año. Luego nos fuimos a la esquina frente a donde estamos hoy con el merendero. Luego estuve dos años en el garaje de mi casa”, relata sobre el recorrido que los llevó hasta hoy, finalmente en un predio de Ricardo Rojas y Etchepare donde pudieron construir y hacer mejoras en un salón.
“Nos ayudó mucho la gente para poder levantar los dos baños. Hoy nos faltan detalles, aún tenemos piso de cemento”.
“Tuvimos ayuda, pero la mayor parte fue de nuestro aporte”, remarca Sandra sobre el trabajo aunque siempre destaca el acompañamiento de la gente.
Hoy sirven la merienda a más de 50 chicos y suman actividades escolares y también jornadas de salud, con médicos.
Cable a tierra
Sandra tiene 49 años, está en pareja desde hace 30 y tiene cuatro hijos: Matías, Enzo, Lemuel y Jezabel. Pilares que también la impulsan a seguir adelante.
Además, consultada sobre la motivación para continuar a través de tantos años con Los Dragoncitos, Sandra no lo duda: “Es que el merendero es mi cable a tierra. Lo que te dan los nenes, no te lo da nadie. Hoy muchos ya son papás y tienen sus hijos. Eso te da mucho orgullo”.
Además, destacó que “para ellos es una contención, una compañía. Eso te motiva, saber que es un apoyo para ellos y ellos para mí. Un beso, un abrazo de los chicos es todo”.
En estos años, Sandra también perdió a sus padres, y asegura que “los dolores siguen, pero la contención te ayuda a seguir”.
“Fuerza y valor”
Conocido como “Los Dragoncitos”, Sandra explicó que la entidad pública se denomina Corazones Solidarios.
“Los nenes, que ya son grandes, en su momento miraban Dragon Ball Z y jugaban con las cartas. Cuando pensamos el nombre, ellos dijeron Los Dragoncitos, porque el dragón significaba fuerza y valor”.