Ilusión
Ella y Él, junto al balcón,
y estrechándose las manos,
hilvanan sus sueños vanos
con una dulce emoción.
¿Nunca, amor, me olvidarás?
pregunta la muy mimosa,
y Él al verla tan hermosa
le responde: No, jamás.
Toda mi gloria es amarte,
y que nunca he de olvidarte
pongo por testigo a Dios.
Y arriba, la luna clara,
parece que se burlara
de lo que dicen los dos.