Juan Carlos Zanzarelli: “El mío es un oficio que se está perdiendo”
Con 55 años en la mueblería, es uno de los referentes de la actividad en la ciudad. Afirma que sigue haciendo trabajos “de estilo” porque “es una pasión” y destaca que sus logros también son méritos de su familia, que lo acompaña.
Juan Carlos Zanzarelli se inició en su oficio hace 55 años, cuando las cosas eran muy diferentes: había entonces unas 30 carpinterías y alrededor de una decena de ellas tenían, además, mueblería.
El paso del tiempo y los cambios en las costumbres y necesidades de los consumidores hicieron que ya no se busquen tanto los muebles de estilo y que se opte, en general, por equipamientos de melamina o fibrofacil, tal vez más prácticos, pero de otra calidad, durabilidad y estética.
Con todo, Zanzarelli sigue apostando a los muebles clásicos y, aunque reconoce que el suyo es un oficio que se está perdiendo, sigue adelante manteniendo la llama de lo que es, para él, una pasión.
“Aunque hacemos cosas modernas, nos gusta más lo clásico”.
Sus inicios
Zanzarelli se crio en el barrio Belgrano. Al tiempo en que terminó de cursar la primaria en la Escuela Nº16 su padre se jubilaba como ferroviario, entonces tuvo que salir a trabajar de sereno para que Juan Carlos pudiera hacer el secundario. Y así lo hizo en la Escuela de Artes y Oficios “Yapeyú”, donde egresó como auxiliar carpintero, hace 55 años.
De esa época guarda los mejores recuerdos y aún hoy se sigue reuniendo periódicamente con sus ex compañeros en la “Peña Yapeyú” para recordar esos años.
“En ese momento había trabajo, uno salía de la escuela y había gente que estaba esperando para contratarlo”, recuerda Zanzarelli. Y en su caso, su primer patrón fue Omar Re, propietario de Muebles Stadium. “En Junín fue uno de los mejores muebleros que hubo –comenta–, era uno de los maestros, la mayoría de los grandes de este oficio pasaron por ahí”.
Allí empezó como empleado, luego fue encargado, hasta que Re se jubiló, en 1995, y Zanzarelli quedó a cargo el emprendimiento.
“Nos mantuvimos tantos años gracias a los buenos clientes”.
Su propio camino
Ya al frente de la carpintería y mueblería tomó un empleado, Gustavo Miranda, que todavía trabaja con él. Al poco tiempo se sumó su esposa, que siempre se dedicó a la parte administrativa, y su hijo en la carpintería.
En el año 2004 decidió buscar un nuevo lugar y consiguió el local que ocupa actualmente sobre Benito de Miguel, algo que fue muy importante porque estar en esta calle de ingreso a la ciudad le permitió tener una amplia cartera de clientes de otros pueblos y ciudades de la zona.
“La mitad de nuestra clientela es de afuera”, explica Zanzarelli, para luego ampliar: “Quedan muy pocos negocios como este, con carpintería y mueblería. Todo lo que tenemos acá, menos los juegos de living, lo hacemos nosotros”.
Según dice, en tantos años de trayectoria atravesó varios momentos difíciles. “Más allá de las dificultades, nunca nos faltó trabajo”, asevera, y enseguida aclara: “La actual es una época que tenemos trabajo, pero en los últimos años terminamos hechos. No es una recesión para nosotros, pero cuesta mucho pagar todos los impuestos”.
El oficio
En la carpintería hacen todo el trabajo, a excepción del tapizado. Inclusive el lustre, que años atrás se hacía a muñeca, pero ahora se utilizan técnicas más actuales.
“Siempre nos volcamos a los trabajos de estilo, con molduras y demás –señala Zanzarelli–, aunque también hacemos cosas modernas para ir innovando, nos gusta más lo clásico.
Las suya siempre fue –y hoy lo sigue siendo– una empresa familiar. “Lamento que, con todo el trabajo artesanal que nosotros hacemos y que siempre fue nuestra pasión, no poder haber hecho una diferencia como para poder comprar un lugar propio”.
La materia prima la obtienen en Rosario. Según dice, “no hay muchos proveedores de roble porque son pocos los que lo usan, la gran mayoría de la gente trabaja en fibrofacil y melamina”. De acuerdo a su experiencia, advierte que “en Junín hay muchos departamentos nuevos y se usan esos materiales, pero la gente que viene de afuera todavía prefieren los de estilo”.
Con todo, observa que la actividad ya no es lo que era: “Es un oficio que se está perdiendo, en Junín hay un puñado nomás. Cuando yo empecé había 20 o 30 carpinterías y ocho o más que se dedicaban a los muebles de estilo. Ahora quedan pocos. Pero eso pasa en todos lados, en una época no daba abasto para fabricar y compraba algunos muebles en Esperanza, Santa Fe, y en aquel entonces había 30 mueblerías y ahora habrá cinco o seis”.
“Lo más importante es haber tenido una familia hermosa. Mis padres me ayudaron, con mi mujer estuve toda la vida e hicimos esto juntos, con mis hijos también”.
Balance
Juan Carlos considera que pudo sostenerse durante décadas por la respuesta de la gente. “Trabajamos mucho y le pusimos horas y horas, pero creo que nos pudimos mantener tantos años gracias a los muy buenos clientes que siempre tuvimos”.
Y también al apoyo de su esposa, con quien está casado hace 45 años, y sus hijos. Por eso, al momento de hacer un balance, concluye: “Lo más importante es haber tenido una familia hermosa. Mis padres me ayudaron mucho para poder estudiar, mi mujer estuvo a mi lado toda la vida, en las buenas y las malas, e hicimos esto juntos, con mis hijos también. Y ahora mis nietos, que es lo que más disfruto. Y en lo laboral estoy feliz por no haberme desviado por ninguna circunstancia y satisfecho con lo que estoy viviendo. Es una pasión que no me voy a sacar nunca”.