Aborto y violencia de género
A ninguna persona progresista, se le ocurriría hoy plantear, en nuestro país, la despenalización de la violencia de género.
La violencia de género castiga a los más débiles, se nutre de la indiferencia del medio donde viven, deja secuelas difíciles de curar, muchas veces el agresor es también una víctima más del sistema, también podemos argumentar que legal o ilegalmente continuará existiendo, y puede llegar a ocasionar muertes de vidas inocentes. También los médicos ven llegar a las guardias personas en estado desesperante que los llenan de angustia e impotencia.
Dejo para los sicólogos, siquiatras y hombres de ciencia definir el grado de parentesco entre estas dos situaciones, pero sí estoy convencido que la violencia de género y el aborto provocado son dos verdaderos vestigios del pasado que debemos desterrar en pos de una sociedad más justa.
Seguramente desde tiempos remotos la humanidad comenzó a analizar el proceso por el cual, luego de nueve lunas, una nueva vida irrumpía en la vida de la comunidad. Desde la filosofía, desde sus creencias, la humanidad se inspiró, y luego la ciencia maravillosamente ha ido visibilizando lo que sucede dentro de un vientre materno. Gracias a ello, los seres humanos hemos comenzado a disfrutar de lo que pasa en esa Casita de Gran Hermano por donde usted y yo hemos pasado: El que quiere, puede enterarse de lo que pasa en la Casa.
Usted y yo lo vemos claro. Sin embargo, como si estuviéramos debatiendo si hay vida en Marte, varios intelectuales de nuestra sociedad están debatiendo el tema en el Congreso, no se animan a dar el salto de aceptar que en el vientre materno no hay otra cosa que vida a la cual debemos proteger, como toda vida. Todavía más penoso es ver a los políticos agazapados mirando solamente las encuestas, para quedar parados del lado del que gana, para no dañar su popularidad.
Por eso no es extraño que existan legisladores que declaren haber cambiado de opinión por presión de sus propios hijos. Ellos son la nueva generación que, jugando desde el Jardín de Infantes, han aprendido la importancia del cuidado del planeta, los derechos del niño, la No Violencia, la vida sana, la buena alimentación… y el amor a los animales. A ellos les fuimos pasando la utopía de un mundo mejor. Ellos entenderán mejor que el aborto y la violencia de género son, como mínimo, primos hermanos.<
Miguel Angel Cicoria (DNI 13.582.040)