Papá Noél llevando alegría a los chicos de los barrios de Junín.
SOLIDARIDAD EN LAS FIESTAS

Un papá Noel que cada año regala una Navidad especial a chicos y grandes

Roberto se pone el traje rojo y se brinda con amor y dedicación, recorriendo distintos sectores de la ciudad.

Roberto Cirbian tiene 60 años y es viajante de comercio. También es marido y padre. También es voluntario de la agrupación La Risa Sana, un grupo de payasos de hospital que participa con actividades en el Abraham Piñeyro.
Pero también, como si fuera poco, cada diciembre, Roberto desempolva el traje rojo, el gorro, las botas, la larga barba blanca y se convierte en Papá Noel para muchos chicos de Junín que esperan ansiosos su llegada al barrio o a la entidad que visiten, llevando juguetes o golosinas. 
Claro que Roberto no está solo, sino que tras él hay tres entidades solidarias que cada año organizan con dedicación una navidad  diferente.

“Me traigo la alegría, la inocencia, la simpatía, el agradecimiento, la sonrisa de la gente y realmente eso es impagable".

“Hace cinco años nos reunimos Donar Tapas es Donar Esperanza, La Risa Sana y Corazón Joven para Navidad y nos ponemos de acuerdo en las actividades que hacemos. Trabajamos todo el año, cada uno en lo suyo y para fin de año preparamos a papá Noel”, contó Roberto, que desde hace siete años es voluntario en La Risa Sana. 
Consultado por su decisión de llevar sonrisas a los chicos, Roberto aseguró: “tengo cuatro hijas y un varón, pero mi hija más chica falleció cuando tenía siete años y medio. Eso me motiva también  a hacer lo que hago. Mi esposa Gabriela es enfermera en el hospital y ha abrazado la vocación con mucha dedicación, le encanta. A mis hijos también, me apoyan todos”.

“El mejor negocio”
Roberto no tiene planeado abandonar “su segunda identidad”, por nada del mundo, incluso dice que continuará, “hasta que las tabas me den con qué”, como reza el refrán.
“Yo digo que esto es un excelente negocio”, asegura. “Porque como payaso de hospital o como Papá Noel, yo voy, invierto un ratito de mi tiempo, me preparo y demás pero es una inversión que te permite traerte lo mejor”, adelanta. 
“Yo me traigo la alegría, la inocencia, la simpatía, el agradecimiento, la sonrisa de la gente y eso es impagable. Si yo, por un ratito que dono de tiempo, me traigo todo eso, es un excelente negocio”.
Según Roberto, "lo más lindo es cuando los nenes te besan, te abrazan, te cuentan lo que le pidieron a Papá Noel, lo que esperan. Una nena una vez me invitó, mejor dicho lo invitó a Papá Noel a tomar el té a la casa, con su mamá y su papá. Todas esas cosas son impagables”.
Y para Roberto eso es algo que mucha gente se pierde porque no lo sabe.
“Ese es el negocio que mucha gente se pierde, porque no se da cuenta. Está metida en su individualismo, en uno mismo y si se detuviera a dar, vería que lo que recibe es el doble, siempre”.