TERCERA EDAD
Estar activos a los 70 años o más es una opción cada vez más común actualmente
Vecinos de nuestra ciudad que eligieron ir a trabajar todos los días, sea en una entidad de bien público, sea en un gremio o en una industria, son una muestra de lo que puede significar el tener las ganas de hacer algo, mientras la salud y las circunstancias lo permitan.
Desde el 2008, con la ley 26970, todas las mujeres de 60 años y los varones de 65 se pueden jubilar, pero muchos, cada vez más, deciden seguir activos hasta que la salud o las circunstancias de la vida lo permitan.
En 1961 dos investigadores llamados Elaine Cumming y William Henry plantearon una teoría sobre el envejecer: a los adultos mayores había que aislarlos. Cuando una persona empezaba a ser más grande, había que ir desvinculándola de sus afectos y de la sociedad. Como ya no eran sujetos laboralmente activos, dejaban de ser jóvenes y por lo tanto, ya no eran útiles para el sistema en el que vivían.
Estas teorías han quedado en el siglo pasado y en la actualidad las acciones gubernamentales se ocupan especialmente de quienes componen la tercera edad y de los ancianos, para que durante ese envejecer tengan mejor calidad de vida.
Mantenerse activos
Las personas que continúan trabajando, a pesar de tener edad de jubilarse o estar retirado, generalmente aman lo que hacen, es como que el hacer cosas les da vida. Todo esto, a pesar de los achaques de salud, de los problemas que pueden surgir en el lugar de trabajo y de las circunstancias.
Para ellas el hacer algo útil, principalmente, les hace sentir que están en este mundo y que aún pueden aportar su “granito de arena” para estar mejor.
En medio de una sociedad marcada por el consumo, en un mundo donde todo se hace rápido y sin pensar, ellos tienen tiempo para reflexionar y hacer las cosas bien, de acuerdo a su propia experiencia, sus creencias, sus afectos y sus prioridades en la vida.
He aquí tres ejemplos de lo que es realmente estar activos cuando se tiene 70 años o más.
Elida Guerra
Elida Guerra (72) vivía en Buenos Aires, trabajaba en una peletería en Córdoba y Florida, dedicada a la alta costura. Por razones de fuerza mayor, junto a su familia, viene a Junín y se instala en nuestra ciudad.
Hace ocho años fundó el Centro de Jubilados y Pensionados Zona Norte “Unidos” y desde entonces siempre trabajó para esta institución, varios años siendo presidente del centro, como ocurre actualmente.
“Yo había venido de Buenos Aires, donde había estado en actividad hasta último momento. Cuando llegué acá ‘se me cayó el cielo’, tenía que hacer algo para sentirme bien. Por causas de fuerza mayor tuvimos que venir y acá necesitaba dedicarme a algo. Se me ocurrió crear un centro de jubilados. Para eso me ayudó, en aquel entonces, Carlos Liggera, que trabajaba en la Municipalidad. El fue el puntapié inicial para que yo hiciera el centro, me asesoró en todo y le voy a estar agradecida eternamente. Hace pocos días falleció”, recordó.
“Empezamos a luchar desde la nada. Gente de mi barrio (de las torres del Fonavi) y de otros de alrededor como Libertad, Ferroviarios, U.O.C.R.A, Municipal, entre otros. Actualmente la sede del centro está ubicada en Quintana y Dulbecco, desde donde se presta servicios, talleres, etc. y para mediados o fines de abril están preparando el Baile del Sombrero”.
Elida muestra orgullosa el trabajo de su centro, desde el cual canalizó todo su empuje para hacer cosas, en este caso a través de una organización sin fines de lucro y con un fin netamente social.
Mónica Cormick
Mónica Cormick (70) trabajó en fideos El Record durante la década del 80 y cuando la fábrica cerró, hace ya varios años atrás, se dedicó a colaborar en el gremio, en este caso con el Sindicato Argentino de Trabajadores de la Industria Fideera (SATIF).
Primero lo hizo sin tener ningún cargo en la comisión directiva y luego, cuando quien era secretario general se retiró, le ofrecieron el máximo cargo en la Seccional Junín y a eso se abocó plenamente.
Hoy, ya jubilada, sigue colaborando con Carlos Antonio, quien es secretario general de la Seccional. Es así que prácticamente todos los días acude a Pellegrini 125, donde se ubica la sede gremial.
“Desde hace 22 años estoy en la SATIF, de un modo u otro. Nunca me fui, si bien hace un tiempo que me jubilé, sigo colaborando con el sindicato. Para mí es un entretenimiento, es una forma de seguir interesándome por cosas. Eso es muy importante para mí, ya tengo 70 años y tengo dificultades para caminar. Para mí esta actividad es todo, me distraigo, estoy al tanto de cosas. El día que tenga que dejar, no sé…, bueno, aparecerá otra cosa. Es que el trabajo lo tengo tan incorporado…”, dijo.
Vale destacar que Mónica tiene tres hijos (dos hijas y un hijo) y siete nietos, toda una gran familia que siempre la acompaña y la han apoyado en su decisión de seguir estando en el gremio.
Arnoldo Caresani
A los 74 años, Arnoldo Caresani continúa yendo a trabajar todos los días en la industria Sideros, ubicada en calle Borchex 283, que dirige junto con sus socios Norberto Latina y Oscar Cascella.
Casado, con hijos y también nietos, distribuye su tiempo entre su familia y su fábrica, además de ir a pescar “para cargar las pilas”.
Su industria elabora la línea de accesorios para baño de hierro fundido como así también piezas de máquinas-herramientas para fábricas que están en Buenos Aires y el conurbano. Desde 1955 esta fundición está instalada en Junín.
“Sideros es básicamente un establecimiento metalúrgico, uno de los pocos que continúan en actividad de la fundición de hierro gris a nivel regional y es el único que queda en Junín. Trabajamos para los fabricantes de máquina-herramientas, por ejemplo los que hacen las alisadoras, los tornos, centros de maquinados, agujereadoras”, explicó Caresani a DEMOCRACIA, cuando se cumplió el Día de la Industria.
Cabe mencionar y destacar el exitoso paso de Caresani por el fútbol local, integrando el memorable equipo del Club Mariano Moreno, en 1969.
En 1961 dos investigadores llamados Elaine Cumming y William Henry plantearon una teoría sobre el envejecer: a los adultos mayores había que aislarlos. Cuando una persona empezaba a ser más grande, había que ir desvinculándola de sus afectos y de la sociedad. Como ya no eran sujetos laboralmente activos, dejaban de ser jóvenes y por lo tanto, ya no eran útiles para el sistema en el que vivían.
Estas teorías han quedado en el siglo pasado y en la actualidad las acciones gubernamentales se ocupan especialmente de quienes componen la tercera edad y de los ancianos, para que durante ese envejecer tengan mejor calidad de vida.
Mantenerse activos
Las personas que continúan trabajando, a pesar de tener edad de jubilarse o estar retirado, generalmente aman lo que hacen, es como que el hacer cosas les da vida. Todo esto, a pesar de los achaques de salud, de los problemas que pueden surgir en el lugar de trabajo y de las circunstancias.
Para ellas el hacer algo útil, principalmente, les hace sentir que están en este mundo y que aún pueden aportar su “granito de arena” para estar mejor.
En medio de una sociedad marcada por el consumo, en un mundo donde todo se hace rápido y sin pensar, ellos tienen tiempo para reflexionar y hacer las cosas bien, de acuerdo a su propia experiencia, sus creencias, sus afectos y sus prioridades en la vida.
He aquí tres ejemplos de lo que es realmente estar activos cuando se tiene 70 años o más.
Elida Guerra
Elida Guerra (72) vivía en Buenos Aires, trabajaba en una peletería en Córdoba y Florida, dedicada a la alta costura. Por razones de fuerza mayor, junto a su familia, viene a Junín y se instala en nuestra ciudad.
Hace ocho años fundó el Centro de Jubilados y Pensionados Zona Norte “Unidos” y desde entonces siempre trabajó para esta institución, varios años siendo presidente del centro, como ocurre actualmente.
“Yo había venido de Buenos Aires, donde había estado en actividad hasta último momento. Cuando llegué acá ‘se me cayó el cielo’, tenía que hacer algo para sentirme bien. Por causas de fuerza mayor tuvimos que venir y acá necesitaba dedicarme a algo. Se me ocurrió crear un centro de jubilados. Para eso me ayudó, en aquel entonces, Carlos Liggera, que trabajaba en la Municipalidad. El fue el puntapié inicial para que yo hiciera el centro, me asesoró en todo y le voy a estar agradecida eternamente. Hace pocos días falleció”, recordó.
“Empezamos a luchar desde la nada. Gente de mi barrio (de las torres del Fonavi) y de otros de alrededor como Libertad, Ferroviarios, U.O.C.R.A, Municipal, entre otros. Actualmente la sede del centro está ubicada en Quintana y Dulbecco, desde donde se presta servicios, talleres, etc. y para mediados o fines de abril están preparando el Baile del Sombrero”.
Elida muestra orgullosa el trabajo de su centro, desde el cual canalizó todo su empuje para hacer cosas, en este caso a través de una organización sin fines de lucro y con un fin netamente social.
Mónica Cormick
Mónica Cormick (70) trabajó en fideos El Record durante la década del 80 y cuando la fábrica cerró, hace ya varios años atrás, se dedicó a colaborar en el gremio, en este caso con el Sindicato Argentino de Trabajadores de la Industria Fideera (SATIF).
Primero lo hizo sin tener ningún cargo en la comisión directiva y luego, cuando quien era secretario general se retiró, le ofrecieron el máximo cargo en la Seccional Junín y a eso se abocó plenamente.
Hoy, ya jubilada, sigue colaborando con Carlos Antonio, quien es secretario general de la Seccional. Es así que prácticamente todos los días acude a Pellegrini 125, donde se ubica la sede gremial.
“Desde hace 22 años estoy en la SATIF, de un modo u otro. Nunca me fui, si bien hace un tiempo que me jubilé, sigo colaborando con el sindicato. Para mí es un entretenimiento, es una forma de seguir interesándome por cosas. Eso es muy importante para mí, ya tengo 70 años y tengo dificultades para caminar. Para mí esta actividad es todo, me distraigo, estoy al tanto de cosas. El día que tenga que dejar, no sé…, bueno, aparecerá otra cosa. Es que el trabajo lo tengo tan incorporado…”, dijo.
Vale destacar que Mónica tiene tres hijos (dos hijas y un hijo) y siete nietos, toda una gran familia que siempre la acompaña y la han apoyado en su decisión de seguir estando en el gremio.
Arnoldo Caresani
A los 74 años, Arnoldo Caresani continúa yendo a trabajar todos los días en la industria Sideros, ubicada en calle Borchex 283, que dirige junto con sus socios Norberto Latina y Oscar Cascella.
Casado, con hijos y también nietos, distribuye su tiempo entre su familia y su fábrica, además de ir a pescar “para cargar las pilas”.
Su industria elabora la línea de accesorios para baño de hierro fundido como así también piezas de máquinas-herramientas para fábricas que están en Buenos Aires y el conurbano. Desde 1955 esta fundición está instalada en Junín.
“Sideros es básicamente un establecimiento metalúrgico, uno de los pocos que continúan en actividad de la fundición de hierro gris a nivel regional y es el único que queda en Junín. Trabajamos para los fabricantes de máquina-herramientas, por ejemplo los que hacen las alisadoras, los tornos, centros de maquinados, agujereadoras”, explicó Caresani a DEMOCRACIA, cuando se cumplió el Día de la Industria.
Cabe mencionar y destacar el exitoso paso de Caresani por el fútbol local, integrando el memorable equipo del Club Mariano Moreno, en 1969.