Soldados rusos avanzan sobre Kiev, en medio del repudio al ataque a un hospital infantil
Los soldados rusos llegaron ayer hasta las proximidades de la capital ucraniana, Kiev, en medio de nuevos esfuerzos para evacuar a civiles de zonas urbanas asediadas como es el caso de Mariupol, en el sureste del país, donde un ataque contra un hospital pediátrico de la ciudad derivó en generalizados repudios.
Las columnas de blindados de Rusia, que hace cinco días se encontraban a unos cientos de kilómetros al noreste de Kiev, se hallaban ayer a unos quince kilómetros. Las sirenas antiaéreas sonaron de modo intermitente en la capital mientras el Ejército reforzó las defensas en localidades cercanas para intentar frenar el avance del convoy enviado por el Kremlin.
En Mariupol, al menos 17 adultos resultaron heridos en el bombardeo a un hospital pediátrico, anunció un responsable regional, Pavlo Kirilenko, y precisó que según los primeros reportes “no hay ningún niño” entre ellos ni ningún fallecido.
“Es atroz ver el uso bárbaro de la fuerza militar contra civiles inocentes en un país soberano”, reaccionó la Casa Blanca, mientras el primer ministro británico, Boris Johnson, calificó este ataque de “inmoral”.
La ONU, por su parte, pidió “el cese inmediato de los ataques a las instalaciones de salud, hospitales, trabajadores de la salud, ambulancias”.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, subió a redes sociales imágenes del hospital destruido en un mensaje en el que volvió a hacer público su enojo con la OTAN por negarse a declarar una zona de exclusión aérea sobre su país: “¿Cuánto tiempo más el mundo será cómplice ignorando el terror? ¡Cierren el cielo ahora mismo! ¡Basta de matanzas!”.