A los 83 años, falleció en nuestra ciudad Julio José Castro, quien fuera un gran deportista juninense (brilló como atleta) y, además, un excelente ser humano.
En su niñez jugó al fútbol, integrando equipos de inferiores del Club Sarmiento, para posteriormente pasar a Defensa Argentina, saliendo campeón con la quinta división del CADA en la Liga Deportiva del Oeste con el equipo que dirigió José Ale. También cuando entró a la adolescencia practicó boxeo en las instalaciones del Club Ciclista Juninense, a las órdenes del querido Humberto "Torito" Sardi.
Hizo algunas peleas como amateur, combatiendo especialmente en la zona en la época en la cual realizó además el Servicio Militar Obligatorio y posteriormente, ya en lo laboral, atendió durante varios años un kiosco en el edificio de las Escuelas Nacional Normal.
Luego, lo atrapó el atletismo y fue un destacado exponente de este deporte, llegando a competir en el mundial de 1980 en Nueva Zelanda, siendo su entrenador el recordado Juan José Ibáñez, en la Agrupación Atlética "Los Flamencos" formada en esos años.
En ese Mundial, Castro bajó el récord argentino en los 10.000 metros, con 33' 19" y en los 5.000 estuvo cerca de quebrar la mejor marca nacional. También compitió en torneos sudamericanos en Uruguay y en nuestro país, en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CENARD); también lo hizo en las tradicionales "Fiestas Mayas" (en Capital Federal) y ganó en su trayectoria varias carreras y títulos, lo que le valió ser reconocido como "Deportista del año" por el Círculo de Periodistas Deportivos de Junín "José Luis Buono", en el año 1982.
El año pasado, durante una cena servida en la Casa Municipal del Parque Natural, dicho Círculo lo reconoció junto al resto de quienes a lo largo del tiempo, fueran reconocidos como el mejor "Deportista del año" en nuestra ciudad.
Algunos problemas físicos, especialmente en una rodilla, lo fueron marginando del atletismo, pero dejó en esta actividad un gran recuerdo, siendo considerado uno de los mejores atletas de Junín de todos los tiempos.
En lo personal, colaboró con numerosas instituciones de bien público y en varias campañas solidarias, ganándose el cariño y el respeto de quienes le conmocieron en su paso por este mundo (trabajó mucho tiempo en la empresa "Patay"), donde dejó un gran recuerdo, como hombre de bien.
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