La OMS comenzó a considerar este trastorno hace una década y, tras años de trabajo con profesionales de salud mental, se decidió a reconocer el desorden oficialmente en su próximo manual de diagnóstico. Este trastorno se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego “continuo o recurrente” y la OMS lo vincula a tres condiciones negativas producidas por el abuso de los juegos digitales.
• En primer lugar, está la pérdida de control de la conducta en cuanto al inicio, frecuencia, intensidad, duración, finalización y contexto en que se juega
• En segundo lugar, también produce un aumento de la prioridad que se otorga a los juegos frente a otros intereses vitales y actividades diarias
• Finalmente, el tercer aspecto dice relación con la escalada de esta conducta, pese a la ocurrencia de las otras dos consecuencias negativas
• La OMS informó que el nuevo informe ICD-11 estará listo en 2018 y remarcó un matiz: el trastorno por videojuegos no tendrá epígrafe específico, sino que aparecerá englobado en el más amplio de juegos digitales.
Seleccione Edición
COMENTARIOS