50 ANIVERSARIO
El mundo según Mafalda
El popular personaje de historietas está a punto de cumplir medio siglo. Recientemente fue inaugurada en Buenos Aires una muestra de la tira y se preparan distintos homenajes para recordar a esa niña eterna que cautivó a varias generaciones y supo, a la vez, reflejar con ironía, lucidez e inocencia distintas realidades del país.
El universo fantástico de Mafalda, con su pasión por la primavera, los vestidos y los Beatles, así como su rechazo a la sopa, las moscas y la guerra, cobra vida por estos días en una muestra inaugurada recientemente con motivo del cincuentenario del nacimiento de la legendaria tira cómica (ver aparte). Joaquín Salvador Lavado “Quino” asistió el domingo pasado a la inauguración de esta muestra y sopló las velitas por el medio siglo de su personaje más popular. Mientras recordaba a su nena eterna, Quino pidió como deseos que Argentina y el mundo “salgan adelante y podamos vivir todos en paz”. Algo que, claro, también hubiese deseado Mafalda.
Todo un clásico de la literatura adulto/infantil, Mafalda apareció por primera vez el 29 de septiembre de 1964 en las páginas de Primera Plana, el semanario estrella de aquellos años. Luego, a partir de marzo del 65, la historieta comenzó a ser un clásico del legendario diario El Mundo.
La historia comenzó entonces en la primavera del 64, cuando Quino dibujó su figura por un encargo publicitario. Un año después las andanzas de esta niña de una familia de clase media se materializaron en una tira publicada primero en el diario El Mundo y luego en la revista Siete Días Ilustrados. En 1973 su creador dejó de dibujarla, aunque posteriormente publicó diversos libros de dibujos animados no relacionados con su famoso personaje.
Según cuenta su página oficial, “Mafalda tenía que servir como soporte en una campaña publicitaria de una empresa de electrodomésticos. La agencia quería una tira con ciertas características: típica familia media con un personaje que tuviera el nombre con dos letras de la marca: una M y una A. Quino da el nombre de Mafalda a la niña de esta familia pero el proyecto de esta campaña no se llega a realizar. El autor conserva las pocas tiras realizadas”.
A los dos años, Primera Plana, por entonces el semanal informativo argentino más importante, le pidió a Quino una colaboración fija, satírica pero “innovadora”.
Joaquín Lavado, nacido el 17 de julio de 1932 en Mendoza, publicó entonces la historieta y, pasados algunos meses de su primera aparición, se volvió una tira cotidiana. En 1968 desembarcó en Italia y Europa, y fue así el inicio de una larga aventura para la pequeña que llegó a ser uno de los personajes más populares nacidos de un dibujante.
En la muestra montada por los 50 años del personaje, se puede ver -ni bien se ingresa al recinto- una Mafalda inflable de más de diez metros de altura, con vestido y moño rojo para el pelo. Luego comienza un recorrido por distintas estaciones, la primera de ellas dedicada a las pasiones del personaje. Un gran mural de flores de tela de distintos colores capta la atención, mientras de fondo un tocadiscos reproduce “We Can Work It Out” de los Beatles.
“Sopa, ¿verdad?, de la frontera ideológica para allá”, reclama una Mafalda dibujada, pero sentada frente a un plato real de sopa en una mesa pintada de negro y blanco con cuatro sillas. El sonido permanente de un zumbido de mosca ayuda a comprender el malestar que ese insecto causa en la famosa niña.
“Me emociona ver el cariño y el conocimiento puestos en esta muestra”, expresó Quino, de 82 años, sentado en una silla de ruedas. “Ojalá vengan muchos chicos porque esta muestra está pensada para ellos”.
Mafalda, hay que decir, creció en un mundo dividido por la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero sus reflexiones de entonces bien se adaptan a la realidad de hoy en día, porque “la humanidad actual sigue cometiendo los mismos errores, no aprende de su pasado”, apuntó Quino, cuya obra maestra fue traducida a 26 idiomas.
Política, inocente e idealista y con un grupo de amigos bien diverso entre el almacenero Manolito, la utópica Libertad, la conservadora Susanita, y sus inseparables Miguelito y Felipe, Mafalda forma parte de la cultura argentina desde hace ya décadas. Hay un mundo Mafalda, y su universo, plagado de frases ingeniosas y de una madurez muchas veces corrosiva, representa como pocas expresiones artísticas las distintas manifestaciones sociales que han ido protagonizando y construyendo la historia de nuestro país. Así, desde su ingenuidad, Mafalda se ocupó de hablar hasta 1973 de política lo mismo que de ecología y de una sociedad pesimista.
En 1962, dos años antes de su aparición en la revista, Quino la había dibujado como parte de una campaña publicitaria para lavadoras que nunca se realizó. Así comenzó una historia que por 11 años y viñeta a viñeta, muchos leyeron a través de las aventuras de una niña que sufría cada vez que su madre le daba sopa y deliraba por un vinilo de los Beatles. Hoy, esa niña cumple 50 años y es un ícono de la cultura popular argentina.
Todo un clásico de la literatura adulto/infantil, Mafalda apareció por primera vez el 29 de septiembre de 1964 en las páginas de Primera Plana, el semanario estrella de aquellos años. Luego, a partir de marzo del 65, la historieta comenzó a ser un clásico del legendario diario El Mundo.
La historia comenzó entonces en la primavera del 64, cuando Quino dibujó su figura por un encargo publicitario. Un año después las andanzas de esta niña de una familia de clase media se materializaron en una tira publicada primero en el diario El Mundo y luego en la revista Siete Días Ilustrados. En 1973 su creador dejó de dibujarla, aunque posteriormente publicó diversos libros de dibujos animados no relacionados con su famoso personaje.
Según cuenta su página oficial, “Mafalda tenía que servir como soporte en una campaña publicitaria de una empresa de electrodomésticos. La agencia quería una tira con ciertas características: típica familia media con un personaje que tuviera el nombre con dos letras de la marca: una M y una A. Quino da el nombre de Mafalda a la niña de esta familia pero el proyecto de esta campaña no se llega a realizar. El autor conserva las pocas tiras realizadas”.
A los dos años, Primera Plana, por entonces el semanal informativo argentino más importante, le pidió a Quino una colaboración fija, satírica pero “innovadora”.
Joaquín Lavado, nacido el 17 de julio de 1932 en Mendoza, publicó entonces la historieta y, pasados algunos meses de su primera aparición, se volvió una tira cotidiana. En 1968 desembarcó en Italia y Europa, y fue así el inicio de una larga aventura para la pequeña que llegó a ser uno de los personajes más populares nacidos de un dibujante.
En la muestra montada por los 50 años del personaje, se puede ver -ni bien se ingresa al recinto- una Mafalda inflable de más de diez metros de altura, con vestido y moño rojo para el pelo. Luego comienza un recorrido por distintas estaciones, la primera de ellas dedicada a las pasiones del personaje. Un gran mural de flores de tela de distintos colores capta la atención, mientras de fondo un tocadiscos reproduce “We Can Work It Out” de los Beatles.
“Sopa, ¿verdad?, de la frontera ideológica para allá”, reclama una Mafalda dibujada, pero sentada frente a un plato real de sopa en una mesa pintada de negro y blanco con cuatro sillas. El sonido permanente de un zumbido de mosca ayuda a comprender el malestar que ese insecto causa en la famosa niña.
“Me emociona ver el cariño y el conocimiento puestos en esta muestra”, expresó Quino, de 82 años, sentado en una silla de ruedas. “Ojalá vengan muchos chicos porque esta muestra está pensada para ellos”.
Mafalda, hay que decir, creció en un mundo dividido por la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero sus reflexiones de entonces bien se adaptan a la realidad de hoy en día, porque “la humanidad actual sigue cometiendo los mismos errores, no aprende de su pasado”, apuntó Quino, cuya obra maestra fue traducida a 26 idiomas.
Política, inocente e idealista y con un grupo de amigos bien diverso entre el almacenero Manolito, la utópica Libertad, la conservadora Susanita, y sus inseparables Miguelito y Felipe, Mafalda forma parte de la cultura argentina desde hace ya décadas. Hay un mundo Mafalda, y su universo, plagado de frases ingeniosas y de una madurez muchas veces corrosiva, representa como pocas expresiones artísticas las distintas manifestaciones sociales que han ido protagonizando y construyendo la historia de nuestro país. Así, desde su ingenuidad, Mafalda se ocupó de hablar hasta 1973 de política lo mismo que de ecología y de una sociedad pesimista.
En 1962, dos años antes de su aparición en la revista, Quino la había dibujado como parte de una campaña publicitaria para lavadoras que nunca se realizó. Así comenzó una historia que por 11 años y viñeta a viñeta, muchos leyeron a través de las aventuras de una niña que sufría cada vez que su madre le daba sopa y deliraba por un vinilo de los Beatles. Hoy, esa niña cumple 50 años y es un ícono de la cultura popular argentina.