COMPARTIR FOTOS DE NIÑOS EN REDES ES UNA PRÁCTICA COMÚN, PERO CON RIESGOS QUE POCOS SE DETIENEN A EVALUAR.
COMPARTIR FOTOS DE NIÑOS EN REDES ES UNA PRÁCTICA COMÚN, PERO CON RIESGOS QUE POCOS SE DETIENEN A EVALUAR.
“NO ES NUESTRA IMAGEN, ES SU FUTURO”

Exposición en redes: Piden regular el posteo de fotos de niños

Una iniciativa pública propone que los menores de 13 años no puedan ser expuestos en medios digitales sin el consentimiento de sus padres y en ningún caso si afecta su dignidad. Alertan del riesgo frente al avance de la IA.

Desde que se popularizaron las redes sociales, compartir fotos y videos de niños en ellas constituye una práctica común, aunque no exenta de riesgos que pocos se detienen a considerar. Y es que esta nueva forma de exposición pública de la infancia conocida como “sharenting” (una combinación de las palabras “compartir” y “crianza” en inglés) puede afectar la privacidad y seguridad de los menores, exponiéndolos a delitos como el grooming o el ciberacoso, especialmente frente al avance de la Inteligencia Artificial.

En este escenario comenzó a circular en las últimas semanas un petición pública para que se regule su exposición. La iniciativa, lanzada por una madre en la plataforma Change, propone modificar el artículo 22 de la Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes a fin de garantizar la protección de la infancia en el ámbito digital.

Lo que propone la iniciativa, concretamente, es que los niños menores de 13 años no puedan ser expuestos en redes sociales sin el consentimiento de sus padres y en ningún caso si esa exposición afecta su dignidad, dejando que los mayores de 13 años puedan decidir sobre el uso de su imagen y datos personales.

“Con el avance de la inteligencia artificial, los riesgos crecen: imágenes y videos pueden ser manipulados de formas que jamás imaginamos, causando daños irreparables”, explica Agustina Ordoñez, la impulsora de la iniciativa, quien sostiene sostiene que es responsabilidad de los adultos “garantizarles (a los chicos) un futuro donde puedan decidir cómo quieren ser vistos en el mundo digital”.

UNA DECISIÓN IRREVERSIBLE

Si bien compartir fotos de sobrinos o nietos en nuestras redes constituye una práctica que “puede pensarse como una manera positiva de vincularse con los demás, no debemos dejar de evaluar el impacto qué puede tener en los niños esa exposición”, sostiene la psicóloga Mariel González, especialista en niños y adolescentes.

“Desde la psicología, la constitución subjetiva del niño está atravesada por la mirada del otro, ese otro son los padres como fundantes y constitutivos, pero qué pasa cuando además hay miles de miradas más atrás de la pantalla”, plantea la profesional.

Lo cierto es que toda nuestra actividad en internet deja un rastro que va construyendo la propia identidad pública digital. “La huella digital, que es la reputación de las personas en internet, se construye a partir de información que sube la propia persona pero también terceros vinculados a ella’’, explica Carlos Richieri, fiscal especializado en cibercrimen.

“Con el avance de la IA las imágenes pueden ser usadas de formas que jamás imaginamos”

La huella digital constituye “un recurso disponible y ampliamente utilizado en la actualidad, tanto para realizar una investigación penal como por parte de empresas que hacen búsquedas laborales y realizan averiguaciones muy profundas sobre la reputación digital de una persona”, comenta el fiscal.

Si bien “nadie tiene control pleno de su reputación digital, sí puede regular aquello que comparte”, dice Richieri al señalar que en el caso de los niños son sus padres quienes cargan con esa responsabilidad” y por tanto “deben tomar conciencia acerca de la irreversibilidad del contenido que se comparte en internet”.

“Una foto que se publica en internet es imposible de eliminar totalmente. Alguien puede capturarla y utilizarla con fines distintos a los que tuvo cuando fue publicada, como para acoso escolar y ciberbullying entre compañeros; por agresores sexuales para hacer una sustitución de identidad”, advierte el fiscal, para quien el sharenting es una práctica que merece por lo pronto una mayor reflexión personal y social, así como una toma de acción precisa por parte de mamás y papás.

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