El balneario de la Laguna de Gómez fue inaugurado el 21 de diciembre de 1924 en terrenos privados. Posteriormente, en octubre de 1933, se anunciaba la inauguración de servicios de "lanchas a nafta y a vela" y, a comienzos de 1935, un capitalista rosarino se interesó en la construcción de un balneario, en una gestión que finalmente no prosperó.
Fue tras una ordenanza sancionada el 6 de junio de 1937 que se autorizó al Departamento Ejecutivo a adquirir el predio a Miguel Di Pierro y a Herminio Pratolongo, por un valor total de 105.000 pesos moneda nacional. Los contratos respectivos habían sido suscriptos, ad referendum del cuerpo deliberativo, el 28 de septiembre y el 30 de octubre del año anterior.
Luego de su estatización, se realizaron diversas actividades para mejorar el atractivo turístico hasta convertirlo en un ícono de la Región. En tal sentido, el 13 de diciembre de 1939 se otorgó permiso a Silbino Ligotti para realizar viajes desde el centro de Junín hasta la Laguna de Gómez, y el 18 de enero de 1944 se nombró una comisión para fiscalizar la construcción de casillas y vestuarios, integrada por Antonio Vénere, Raúl Castellazzi y Miguel Cepedo.
Las distintas administraciones municipales fueron realizando obras para potenciar y embellecer el balneario. Por ejemplo, en 1949 se inauguró el espigón, y en 1969, la sala de primeros auxilios. Tiempo más tarde, durante la administración del intendente Abel Miguel, se adquirieron los terrenos costeros entre el Club Náutico y la Ruta 188, ampliándose el parque. En esa zona se instalaron nuevos paradores, un complejo de bungalows y surgieron espacios para la recreación y el deporte.
En la gestión del intendente Mario Meoni, se eliminaron los paradores viejos y se reemplazaron por nuevas construcciones. Se llegó con el servicio de agua corriente, un anhelo de muchos años para las familias que habitan el lugar y para los emprendimientos turísticos. También se terminó el Camino Costero, con salida a la Ruta 188.
De esta manera, el Parque Natural Laguna de Gómez, sumado a la infraestructura hotelero-gastronómica, convirtió a Junín en el principal centro turístico lacustre de la provincia de Buenos Aires.
Hoy por hoy, el parque posee una oficina de turismo local, delegación policial, unidad sanitaria, vestuarios, restaurantes, bares, kioscos, baños, proveedurías, parrillas y sectores para la práctica de diferentes deportes. Cuenta, además, con un complejo de cabañas con gimnasio, piscina y salón para eventos. Existen numerosas cabañas y casas disponibles para alquilar, y varios campings organizados.
El parque es ideal para los deportes náuticos, como esquí acuático, yachting, motonáutica, motos de agua, kitesurf y windsurf, entre otros. También se practica parapente y paramotor, y existen instalaciones para la práctica de vóley playero, básquet 3x3, fútbol y otros deportes.
La recuperación tras la sequía
La sequía extrema que azotó Junín y la Región, transformando la Laguna de Gómez en un gran desierto, comenzó a ceder desde hace algunos meses. La bajante del agua se había iniciado en diciembre del 2020 y se fue pronunciando cada vez más en el contexto de la sequía provocada por La Niña; incluso, entre septiembre y octubre de 2023, en algunos sectores se podía cruzar caminando de costa a costa.
Hoy, con un panorama de lluvias sostenidas, las expectativas de que la Laguna recupere su caudal a mejor ritmo son mayores, tal y como lo explicó, en diálogo con Democracia, el ingeniero agrónomo Alejandro Signorelli: “Han sido fundamentales para que empiece a ingresar agua a la Laguna”.
Signorelli aseguró que, con lluvias sostenidas de 20, 30 o 40 milímetros cada 15 días, “creo que sería muy bueno y la laguna se va a recuperar quizás antes de lo que creíamos. Llevamos varios años complicados; esto puede ser muy bueno. Y más teniendo en cuenta que muchos meteorólogos están hablando de una Niña debilitada o un sistema casi neutro”.
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