La lectura de libros y el tiempo que los niños, adolescentes y jóvenes pasan frente a las pantallas son temas de gran relevancia para las familias juninenses. Tanto que, según el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA), la mitad de la población argentina leyó al menos un libro en el último año. Sin embargo, más de la mitad de los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años no tienen el hábito de leer libros impresos de forma cotidiana. Al mismo tiempo, el uso de los dispositivos electrónicos es cada vez mayor.
Sobre este punto, hay padres y madres de la Región que se preocupan por la “ilustración” de sus hijos de modo tal que apelan a estrategias para que lean. Ya sea desde prendas o incentivos, a veces económicos, hasta ciertos acuerdos intrafamiliares, en los hogares de la Ciudad se busca de diferentes formas que los chicos traten de agarrar los libros, y no soltarlos...
En ese camino, Leonela Venialgo, profesional del nivel inicial, explicó que en los jardines se trabaja y se fomenta la lectura y acercamiento a los cuentos. "Se crean rincones de lectura dentro de la sala, se utilizan como recursos y herramientas dentro de distintas actividades", manifestó.
Además, consideró que "dentro del nivel, se nota una apreciación profunda por los libros y cuentos, los eligen por sobre las pantallas, lo que no quiere decir que al presentarlas no se queden viéndolas y les entretenga". Respecto a las pantallas, opinó que "afectan directamente los entornos donde suelen frecuentar".
El informe de la Encuesta Nacional de Consumos Culturales 2022 reveló que el libro en papel sigue siendo el formato más elegido, aunque la lectura digital está en expansión. Los adolescentes y jóvenes son los grupos más lectores, con una preferencia por la narrativa, los textos escolares y los libros de historia. Además, la mayoría de los hogares argentinos cuenta con hasta 25 libros, lo que subraya la importancia de contar con ellos en el hogar para fomentar el hábito de lectura.
"Desde el nivel invitamos a las familias a reducir el consumo de las pantallas y a implementar más los juegos lúdicos. Lo trabajamos desde el jardín y lo transmitimos, así como dentro del mismo se utiliza solamente con fines educativos", advirtió.
Por otro lado, el tiempo que los jóvenes pasan frente a las pantallas es una preocupación creciente. Según un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA), más de la mitad de los niños y adolescentes carecen de libros en sus hogares, lo que impacta negativamente en sus hábitos de lectura. La pandemia del coronavirus exacerbó este problema, ya que el cierre de las escuelas y el aislamiento prolongado aumentaron el tiempo que los jóvenes pasan frente a las pantallas.
En tanto, la psicóloga Raquel Petraglia manifestó que el exceso de pantallas, el cambio de paradigmas en los últimos tiempos, hizo que crezcan las relaciones a través de la virtualidad, las cuales producen lógicas diferentes. "Si bien no desmiento los beneficios de los avances tecnológicos, hay un exceso en la conexión a través de las pantallas, en la pregnancia de la imagen, las temporalidades distintas que hace que todo sea inmediato, y no todo es rápido, corto, conciso", cuestionó.
El desafío para los padres y educadores es encontrar un equilibrio entre el tiempo de lectura y el uso de dispositivos digitales. Fomentar la lectura desde una edad temprana y proporcionar acceso a libros en casa puede ayudar a desarrollar un hábito lector duradero. Además, establecer límites saludables en el uso de dispositivos digitales y promover actividades alternativas puede contribuir a un desarrollo integral y equilibrado de los jóvenes.
Petraglia advirtió que con las nuevas tecnologías los chicos tienen poco tiempo para asimilar la información, por lo que genera "poca capacidad para la espera". "Eso va en desmedro de la fantasía, del tiempo necesario para generar la creatividad, el pensamiento, la imaginación y la postura crítica", aseveró.
Propuesta de los especialistas
En otras palabras, muchos expertos acuerdan en que no es que hoy se lea menos. De hecho, la lectura es algo cotidiano en los chicos. Lo que varía, al final, es la densidad de esa lectura y los formatos.
En cuanto a la estrategia de algunos padres o madres de ‘cortar con las redes’ si no se cumplen metas de lectura -no solo personales o familiares, sino de la propia exigencia escolar-, hace que la cuestión del chupete electrónico o de ofrecer las redes como ‘premio o castigo’ sea un instrumento de negociación o de apriete, que no debe ser.
Para la psicóloga "los tiempos han cambiado", por lo que consideró que "los métodos de acercamiento o de motivación hacia los niños también tienen que cambiar". Y anexó:
"Quizás quedamos muy atrás en la forma de comunicación con los chicos como para incrementar ese hábito o ese acercamiento a los libros", expresó.
Tal vez, a los jóvenes les falte motivación o acceso al hábito de la lectura. "Esto es responsabilidad del adulto que se ha quedado atrás o se ha quedado afuera y no sabe utilizar los medios que usan los chicos, la forma de comunicación como para incrementar, motivarlos o entusiasmarlos para acercarse a los libros. O alguna forma de literatura a través también de esta nueva forma de comunicación entre ellos", reveló.
Es por eso que la profesional, en esta forma de soluciones rápidas y de exceso de sensoriales, se preguntó: "¿Qué lugar tiene la lectura? Evidentemente hay una disminución del interés por la lectura en los chicos y en los adultos. ¿Qué le ofrece el adulto al niño? En realidad, ¿esos adultos le ofrecen los hábitos de lectura? ¿Hay libros en las casas? ¿La forma de educación actual potencia la lectura?". La respuesta es que, en general, no.
"Si le pregunto a un maestro qué es lo que está leyendo en su casa, es probable que muchos de ellos no tengan tampoco el hábito de lectura. Los chicos no ven esos momentos cuando uno se conecta con un libro. Es necesario que tengan un espacio de silencio, de soledad, la suspensión del tiempo; pero no están acostumbrados", admitió.
El problema para Petraglia es que los menores "tienen en la pantalla una solución rápida e incluso concreta".
Respecto a cómo puede afectar, la psicóloga detalló que se ve reflejado en la falta de comprensión lectora, de la imaginación y de tener una postura crítica y creativa.
"Evidentemente, todo tiene que ser corto y concreto. Los chicos se sienten abrumados ante un libro al que tienen que dedicarle tiempo, concentración, y eso va en contra del acercamiento de los chicos a los libros", sumó.
Claves a tener en cuenta
"Entendiendo la subjetividad como la singularidad en este entrecruzamiento entre los universales de la constitución psíquica y el medio o las condiciones histórico- sociales particulares en la que este aparato psíquico se está formando. Incluso no sabemos las consecuencias de los avances de la inteligencia artificial, pero sí está claro que modifica las formas del pensamiento, la palabra y no sabemos aún cuál va a ser el impacto del avance de inteligencia artificial", aseveró Petraglia.
Para la psicóloga, todo estos cambios "tienen un efecto en las nuevas formas de relacionarse". "Nos preguntamos qué impacto tiene la tecnología en la comunicación, en la información, en lo social, en resumen, en la noción de lo público y lo privado. Más allá de su parte positiva, el exceso puede provocar adicción a las pantallas. Los peligros también los vemos en las posibilidades de manipulación y control que se puede ejercer sobre el consumidor de esta forma de conexión", dijo.
El punto clave es que esos chicos, seguramente, no tengan libros en sus casas. Y los padres tampoco. Atrás quedaron los tiempos de las enciclopedias y los diccionarios. Hoy todo se resuelve rápido, sin pensar, por internet. "Los chicos, según lo que he podido ver, se conectan más con los cómics, que son como una puerta de entrada a la literatura, a la lectura, pero no es literatura", aclaró.
En la época de la rapidez se pone en juego, a través de esta forma de conexión, el ver y el ser visto. Buscar la mirada y la aceptación del otro. Pero, ¿qué se muestra en realidad?
En los niños, lo virtual lo aleja de la relación con el cuerpo, con el otro, y afecta a los vínculos con sus pares. "Estamos insertos en una sociedad del rendimiento, del éxito, en medio de una tensión provocada por las crisis económicas y la precariedad laboral. Los adultos acuden y ofrecen las pantallas para calmar a sus bebés o a sus niños. Ellos son los que tienen a su cargo mediatizar entre el mundo interno singular de cada niño y la presentación de la realidad. Entonces, vemos que hay también un ofrecimiento del adulto de las pantallas hacia los niños como una forma de calmar rápido", cerró Petraglia.
Test para incentivar la lectura de libros
1. ¿Cuál es la historia o tema que más te gustaría encontrar en un libro?
Ayuda a identificar los intereses personales de los hijos, guiando las elecciones de libros hacia temas que realmente les atraigan.
2. ¿Te gustaría tener un momento especial cada semana para leer juntos? ¿Por qué?
Esto puede ayudar a integrar la lectura como una actividad familiar y un momento de conexión.
3. Si tuvieras que elegir entre leer un libro o ver una serie sobre la misma historia, ¿qué elegirías? ¿Por qué?
Permite reflexionar sobre las diferencias entre leer y ver una historia, incentivando a explorar la profundidad que ofrece la lectura.
4. ¿Qué pensás sobre los libros como regalos o sorpresas? ¿Te gustaría recibir uno?
Presenta el libro como un objeto valioso y especial, ayudando a despertar el interés por recibir libros.
5. ¿Sabés que la lectura puede ayudarte a conocer cosas nuevas y mejorar en tus estudios? ¿Qué opinás sobre eso?
Relaciona la lectura con beneficios personales, como el aprendizaje y el crecimiento, haciéndola más atractiva).
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