Ahorro en la factura de luz: el aparato que “chupa” energía por las noches
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Ahorro en la factura de luz: el aparato que “chupa” energía por las noches

Es un compañero cotidiano de las familias en todos los hogares. Se le da un uso intensivo la mayor parte del tiempo, pero cuando se apaga, su sistema sigue consumiendo preciosos kilowatts. En esta nota, algunos consejos para evitar este gasto innecesario.

En el hogar moderno, los televisores se han convertido en una parte esencial de la vida diaria. Son una fuente de entretenimiento, información y conexión con el mundo. Sin embargo, muchos no son conscientes del impacto que el televisor puede tener en la factura de electricidad, especialmente cuando está en modo de espera. “Stand by”, es la expresión en inglés que suele aparecer en los manuales para definir este estado.

Aunque los televisores modernos son más eficientes en comparación con los modelos antiguos, aún pueden consumir energía incluso cuando están apagados. Este consumo, conocido como “consumo en modo de espera” o “consumo fantasma”, ocurre cuando el televisor figura como “apagado”, pero sigue conectado a la corriente. El televisor sigue consumiendo energía para mantener funciones básicas, como el reloj interno o la capacidad de encenderse rápidamente.

¿Cuánto consume un televisor en modo de espera? La cantidad varía según el modelo y la marca, pero algunos televisores pueden consumir entre 0,5 y 3 “vatios” en modo de espera. Aunque pueda pensarse que cada televisor individualmente no consume una gran cantidad de energía, el total puede acumularse si se consideran todos los dispositivos en una casa.

El “vatio” es la abreviatura de “kilovatio-hora (kWh)”. Esta unidad de consumo eléctrico en Argentina puede variar dependiendo de la región y del tipo de usuario (residencial, comercial, industrial). Pero en general, para usuarios residenciales, el precio del kWh está alrededor de $4 a $6.

El consumo entonces de un televisor “apagado” en Argentina puede ser entonces de 2 o 3 pesos, en el mejor de los casos, e incrementarse a 3 a 18 pesos la hora. Entonces a la noche, cuando para muchos el botón rojo de control remoto pone fin a una dura jornada de trabajo, el TV a oscuras sigue haciendo correr el medidor. Tras ocho horas de sueño –el ideal recomendado por los médicos- puede haber implicado un gasto no percibido de entre 16 a 144 pesos, según el caso.

Si se suman las horas fuera de casa: diez, pongamos de ejemplo, ese televisor “apagado” habrá consumido 20 a 180 pesos más…

Puede parecer mínimo el consumo, pero veamos otro cálculo: si desconectar el televisor por la noche puede reducir el consumo energético total, imagine que tiene un televisor que consume 1 kilovatio-hora en modo de espera. Si está conectado durante 24 horas al día, eso equivale a 24 kilovatios-hora al día, o aproximadamente 8,76 kilovatios-hora al año. Dependiendo de la tarifa de electricidad, esto puede traducirse en un ahorro tangible en tu factura.

Desconectar el televisor no solo reduce el consumo de energía directa, sino que también ayuda a minimizar el consumo energético total de la casa. Además, esto traerá beneficios ambientales porque así se puede contribuir a una menor huella de carbono y a un uso más responsable de los recursos energéticos.

Otros beneficios

Aunque los televisores modernos están diseñados con medidas de seguridad para evitar sobrecalentamientos, mantener un aparato electrónico enchufado continuamente puede aumentar el riesgo de fallas eléctricas. Desconectar el televisor cuando no esté en uso elimina este riesgo y puede ayudar a prevenir posibles problemas.

Desconectar el televisor también puede reducir el desgaste en sus componentes internos. El uso prolongado de los circuitos internos en modo de espera puede contribuir al desgaste y, eventualmente, a la necesidad de recurrir a arreglos o reemplazos por roturas.

En conclusión: desconectar el televisor por la noche es una estrategia efectiva para reducir el consumo de energía y ahorrar en la factura eléctrica. A pesar de que el ahorro individual puede parecer pequeño, la acumulación de esas pequeñas cantidades puede tener un impacto significativo a lo largo del tiempo.

Además, esta práctica contribuye a un uso más responsable de los recursos y puede prolongar la vida útil de sus aparatos electrónicos. Adoptar estos pequeños cambios en los hábitos diarios no solo es beneficioso para el bolsillo, sino también para el medio ambiente.

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