Promiscuidad, mitos, tabúes y sexualidad: la  importancia de la salud y el cuidado personal
LA VISIÓN DE PROFESIONALES JUNINENSES

Promiscuidad, mitos, tabúes y sexualidad: la importancia de la salud y el cuidado personal

Democracia dialogó con cuatro referentes de la ginecología local para abordar la importancia del cuidado y los cambios intergeneracionales. En las distintas entrevistas hubo un denominador común: asistir a profesionales y tener un registro de la salud personal.

En los últimos años, ya sea por el desarrollo de las profesiones como por el acceso a la información, se ha vivenciado un notable cambio en el mundo de la sexualidad y los cuidados personales: ambos ejes paralelos, complementarios y que se unen al momento de hablar de salud.

Un hecho que se puede reconocer, es la existencia de cientos de prejuicios que intervienen en la materia y que son necesarios desmitificar con fundamentos e información. En tal sentido, tal prejuicio se “acorta” / claudica con el acceso a la información y el trabajo mancomunado de distintas áreas como la estatal, la labor de profesionales y la conciencia familiar o de la persona.

Con el objetivo de abordar los mitos, tabúes, la promiscuidad en los jóvenes y la importancia de los cuidados personales, Democracia dialogó con cuatro referentes del mundo de la ginecología y obstetricia.

Para eso, este medio entrevistó a Héctor Covini, reconocido ginecólogo con más de cinco décadas de trayectoria en el sector; Liliana Marone, destacada profesional con 32 años de desarrollo en el rubro; Carolina López, ginecóloga distinguida especializada en fertilidad que está a punto de hacer historia con la apertura de su centro de fertilidad y cuidado de reproducción en nuestra ciudad; y Horacio Medina, distinguido por su subespecialización en oncología quirúrgica en ginecología.

Vocación

Distintos caminos de destacada trayectoria con un punto en común: la vocación por una profesión que se basa en el cuidado y salud personal. Por ello, Democracia indagó en torno a las inquietudes que hacen a esta disciplina y llevaron a los entrevistados a desarrollarse en el rubro.

Marone señaló que “mi vocación siempre fue ser médica. Desde el interés de la ciencia y ayudar a la gente desde esa parte. Decía que iba pediatra o ginecóloga”.

“Hoy como profesional soy la que siempre voy y busco: qué es lo que sabe y hasta dónde. Te vas haciendo para hablarlo, que tomen conciencia y poder intercambiar”, compartió.

Siguiendo con la importancia de la empatía y sinceridad, López expuso: “Uno trata de generar una confianza con el paciente para que pueda decirme lo que necesito saber sobre su salud”. 

Por eso, recomendó: “Tienen que encontrar una profesional con la que se sientan cómodas para despejar sus dudas. No va a ser su amiga, pero sí que encuentren la confianza de preguntar lo que tengan ganas”. 

En lo que hace a su labor en el consultorio, López coincidió con Marone en el aspecto de la atención y relató: “Trato de que se lleven información: por qué es importante revisarse las mamas, por qué tal estudio, para qué sirve, que no es capricho en hacerse estudios una vez por año por lo menos y por qué es importante hacerlo. 

“A veces el ginecólogo es como el clínico para el paciente y solo lo tienen cuando va a parir siendo el único contacto con el hospital y una consulta”, contextualizó.

Representando a la voz masculina en el tema, Covini expresó: “Siempre fui de la idea de la biología y encontré en la ginecología parte de la ciencia biológica que es interesante.

Me dediqué a la parte femenina porque me interesó mucho y, al ir conociendo, se hace una catarata de cosas que surgen y aprendés. Luego hasta esbozas cuestiones sociológicas relacionadas”.

Asimismo, abordó la importancia de la ginecología desde una perspectiva integral y reflexionó: “Hay que desmitificar eso como ´cosa íntima´ y que pase a ser natural como pasa en otros países, como en Suecia o Noruega, donde no hay tanto tabú y se habla de sexo como se puede hablar de fútbol u otro tema”. 

“Los chicos no hablan por vergüenza o miedo y hay que desmitificarlo. Yo lo he hablado con mis hijos: cuando venían con preguntas les trataba de explicar dentro de su comprensión”, siguió y ejemplificó: “No cambiarles los nombres a los genitales, es decir, las cosas por su nombre. La familia debería tratar ese tema como si fuera una verdadera problemática general”. 

“Llegan los 15 años y se guían por instinto porque no saben. No es a los 16, a partir de los 11 años debería comenzar a enseñarse, cuando sale el estado de latencia y se empieza a reconocer y tener conciencia”, fundamentó desde su experiencia.

Y criticó: “No les hablan de cómo cuidarse sino de si quieren ser nene o nena, y no le dan herramientas al respecto. No digo que no aborden el género y lo expliquen; no estoy en contra porque es algo personal, pero no puedo confundir a un chico que está saliendo del cascarón y preguntarle: ´¿vos te sentís nene o nena?´. Es como preguntarle que quiere ser en su futuro laboral el día de mañana”.

Desarrollo de la profesión

En lo que implica al desarrollo de la profesión, Covini apuntó a “la evolución que hubo con respecto a los cuidados en la sexualidad, en las relaciones, fue un antes un después cuando se empezó a prevenir el contagio de HIV”. 

“El profiláctico servía como aislación, pero, se usaba, sobre todo, para que no quedara embarazada la mujer. Ahí hay un cambio total: cuando se supo que había enfermedades que se transmitían por el sexo, como la gonorrea o sífilis, hubo un gran cambio. Los jóvenes empezaron a usar el profiláctico con más rigurosidad”, describió.

Siguiendo con la perspectiva histórica contó que “después vino el HPV, que produce el cáncer de cuello, que es de transmisión sexual, como también se supo de las hepatitis B y C también”. 

Marone compartió los avances de la ciencia, el conocimiento y la aparatología. “Cada tema dentro de la ginecología y obstetricia es un mundo. Un tratamiento quirúrgico en una mama puede variar desde diferentes metodologías y las técnicas han evolucionado en menos agresión al paciente”. 

“Los tratamientos complementarios son lo que más han evolucionado: diagnóstico inmunológico y genético”, resaltó y consideró: “Hay más conciencia de los controles. Ahí interviene la parte cultural: el acceso a los estudios en los hospitales públicos existe y no son aprovechados en su totalidad porque no van”. 

E hizo foco en la importancia de los controles como registro personal: “Siempre fue anual, no ha cambiado en frecuencia. El tema es que antes no era común que la mayoría vaya a hacerlo frecuentemente. Hay mujeres que nunca fueron a la consulta con sus madres, pero hoy llevan a sus hijas”.

López también celebró los avances y los calificó como algo “abismalmente genial”. Al respecto, comentó: “Hoy me dedico a hacer fertilidad porque es gigante el mundo de la ginecología. Sé de cáncer de mama también, pero ha avanzado tanto que no es a lo que me especializo con el fin de darle lo mejor al paciente”.

“Todo el tiempo hablo del cuidado de la salud y, en mi caso, del óvulo y el ovario. Eso depende del contexto donde está la persona: qué come, cómo está y cómo se siente. Si fumás, comés mal, tenés mucho estrés, va en contra de la fertilidad”, informó.

Derribando mitos

Dolor “natural” en la menstruación; uso del viagra entre los jóvenes; pastillas anticonceptivas como método de cuidado; la manera de tener relaciones sexuales; entre tantos otros, suelen ser algunos de los mitos que conforman al mundo de la sexualidad y los cuidados personales.

López es una testigo de ello. “Todos los días lo veo en el hospital. Los pacientes creen que el profiláctico no es tan importante o que lo usan al principio y después no lo usan más.

Tampoco saben que el sexo oral es otra forma de transmitir enfermedades de transmisión sexual. Debe ser una de las formas de por qué aumenta el índice de contagios”, explicó.

Y siguió: “Las mujeres, a partir del momento que tenemos relaciones, necesitamos una vez por año de un chequeo que incluye examen de mamas, HPV, entre otros”. 

“En las pacientes más jóvenes es importante el chequeo del Papanicolaou o la endometriosis que es el dolor pelviano crónica, que se ha naturalizado, que es que te tiene que doler la panza cada vez que menstruás y no es as: ahí hay que hacer estudios”, informó. 

Covini hizo referencia a las pastillas anticonceptivas y relató que “a las chicas, cuando me preguntan, les digo que tienen que tomar las pastillas anticonceptivas, pero que eso no las va a cuidar, sino que tienen que utilizar profiláctico en todo momento. El usarlo al final únicamente no está bien”. 

“El coitus interrumpus es falso porque hay micro eyaculaciones que se tienen durante la relación. El profiláctico es para cuidarse de la transmisión sexual, evitar el embarazo y se tiene que usar desde que empezás hasta que terminás porque es lo poco que te asegura correr ningún riesgo”, justificó.

E informó: “Hay mucho cáncer de lengua y de garganta que se debe al HPV, es decir, a los fellatios tanto del hombre a la mujer como viceversa. De eso hay que cuidarse también y, por ejemplo, en Estados Unidos existe el profiláctico de lengua”. 

Respecto a otro de los mitos que giran sobre la conocida como “pastilla del día después”, Covini, expuso: “Mucha gente la toma como método anticonceptivo y es un error garrafal porque es para cierto momento del ciclo y dentro de un horario. No es un método anticonceptivo, sino un método de urgencia”.

Otro eje abordado tiene que ver con el uso del viagra en los jóvenes. Al respecto, desmitificó: “Es un absurdo y no es para ´durar´ más. Sí, le va a hacer efecto, pero no lo necesita.

Es para las personas que tienen impotencia y los jóvenes, en general, no lo tienen. Impotencia significa que no se tiene erección y los jóvenes no tienen ese problema”.

Marone realizó un repaso histórico al decir que “en las mujeres el método anticonceptivo más utilizado es el oral que ha evolucionado a través de la historia, desde hace 60 años.

Sigue conservando la mala fama, propias de las primeras dosis, de que te engorda o saca pelo y eso no sucede. Quizás ocurrió en un comienzo y hoy no pasa y se sigue diciendo”. 

“De los DIU también: conocen que alguna siempre se embarazó pese a usarlo, y sí, es algo que ha pasado con todos los métodos. En estadística el porcentaje de cobertura es de más del 90% de seguridad”, añadió.

También abordó la figura del varón y consideró que “el preservativo no se usa mucho. De hecho, hay chicas que salen con preservativo”. 

Medina adhirió a lo expuesto y comentó: “Lo único que no se puede hacer es combinarlo con una medicación que es para el corazón porque aumenta el riesgo de infarto”.

Promiscuidad en los jóvenes

La promiscuidad es un término que alude a numerosas relaciones sexuales. Al ser consultada por este término, Marone, opinó que “toda la vida se hicieron las mismas cosas, pero con otra conciencia. Es parte de la liberación de la mujer, pero, quizás, no todo lo que se avanzó fue para mejor”. 

“La comunicación fundamentalmente es lo que falla lo hacen a través del sexo. A veces, si las chicas no quieren, los chicos las ignoran. Tampoco encuentran placer en el acto y lo desarrollan igual”, agregó. 

Otra entrevistada que tuvo una percepción similar fue López quien manifestó: “Ahora hay menos tabúes y la sociedad ha evolucionado un montón en ese sentido. Está bueno sentirse iguales y con derechos, pero cuando no está difundida la información, como lo del sexo oral, se transforma en un doble juego que es peligroso. Cada uno puede hacer lo que quiera, pero cuidándose uno y cuidando al otro”.

Medina opinó: “Cada cual hace lo que quiere con su vida. Si alguien viene a una consulta les sugiero que tengan ciertos cuidados para prevenir enfermedades de transmisión sexual. Hago foco y aconsejo qué cuidados tener”.

Desde su experiencia como profesional señaló que “he tratado casos de homosexualidad y me han consultado cómo hacer para evitar infecciones y abordamos el caso con la mejor manera de prevenir cualquier tipo de enfermedad”. 

“También me han manifestado el deseo de tener un hijo y les he dicho que tienen que gestar con el útero de una de las dos y buscar espermas de un varón. Te plantean que quiere mantener la relación y desarrollarse juntas”, detalló acerca de una práctica no tan difundida y conocida por la sociedad.

Precisamente, de esto último, Medina es consciente de ello, pero, ante todo, prima la parte profesional. “La gente lo ve mal y no lo entiende, pero pasa y lo tenés que ir aceptando.

Soy bastante abierto, no es que viene alguien a la consulta me hace un planteo y le digo que se vaya. No, le digo lo mejor para su vida y su salud”, explicó. 

A su turno, Covini consideró que en el pasado “no tenían relaciones hasta casarse o después de 5 años de novio. No digo que hay que hacer eso, sino que ahora pasó a ser lo contrario y capaz es más fácil. Lo digo como ciudadano, hay situaciones de matrimonios disociados donde tenés padres con varios hijos de distintas madres”. 

Además de su opinión social, también aportó datos que lo respalden. Por eso, citó: “Vi más sífilis en los últimos diez años que en los primeros diez de mi carrera. Eso volvió a aparecer y no sólo en personas en situaciones vulnerables sino en casos de familias atentas. He tenido consultas de pacientes que las madres la traen y están embarazadas y no saben quién es el padre porque tuvo relaciones con varios varones a los cuales no conocía”.

Recomendaciones

Al momento de hacer uso de su “palabra autorizada” como referente del cuidado personal y brindar recomendaciones, Covini, planteó que “debemos salir del machismo que el varón no debe cuidarse y debe tener igual o más conciencia que la mujer. Generalmente queda del lado de la mujer que es quien después tiene el embarazo, pero los chicos tienen conciencia de usar profiláctico por una cuestión de que se habló mucho de las enfermedades de transmisión sexual”.

Y recomendó: “Que se informen con respecto a lo que es la sexualidad, que puedan llegar a tener una consulta con un profesional para sacarse todas estas dudas y que les informen como prevenir. El sexo no es un tabú, hablarlo de una forma médica y aprender todas estas cosas con fundamento, es decir, por qué cada cosa. De esa forma, si todos nos cuidaríamos así, no pasaría nada o mucho menos, aunque sea”.

Marone enfatizó: “Hoy hay mucha información y tienen acceso a leer todo y está bien que lo hagan. Lo importante es que siempre corroboren o pregunten cualquier duda que surja a un profesional de confianza. No importa que sea una pavada para que las chicas no crezcan con eso y que el adulto se informe porque no porque sea mayor se las sabe todas”. 

En tal sentido, en lo que hace a su especialidad como es la fertilidad, López expuso: “Entre los 20 y 35 es el tiempo de mayor fertilidad en las mujeres y se reduce la posibilidad si no fuimos cuidadosas durante toda la vida con los buenos hábitos. Va tanto para mujeres como para varones y es algo que le preocupa al mundo con una natalidad cada vez menor. 

“Necesito que las mujeres entendían que el tiempo fértil es poco y lo veo un montón. Mujeres de 40 años que se sientan en el consultorio y lo quieren hacer y quizás es tarde.

Nuestras abuelas a los 40 ya habían tenido cinco hijos y el tiempo fértil siempre fue y va por otro lado, por más que ahora estén re bien cuidadas”, informó.

Medina fue pragmático en su opinión y concluyó: “Ir a médico de cabecera, consultar y que el profesional los derive a un especialista. Hacer mucho hincapié en la prevención porque es lo básico de la salud: básico, sencillo y menos costoso”.

Un presente inquietante y un futuro que desvela, abrumado por el exceso de información y la necesidad de poder hablar de estos temas, el mundo de los cuidados personales y la sexualidad registran la necesidad de continuar abordando este tipo de temáticas, informar y, sobre todo, recurrir a todo tipo de profesionales como pediatras, médicos clínicos o ginecólogos para poder tomar conciencia y poner en palabras lo que vive cada persona.

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