Manuela Gaute, reconocida veterinaria retirada del ejercicio.
Manuela Gaute, reconocida veterinaria retirada del ejercicio.
DÍA DEL VETERINARIO

Vocación por la profesión y pasión por los animales: relatos de veterinarios locales

Es uno de los sectores que más desarrollo ha vivenciado en las últimas décadas en nuestra ciudad. Por eso, Democracia entrevistó a profesionales veterinarios juninenses para conocer detalles sobre el crecimiento de la profesión; adentrarse en distintas metodologías de trabajo; y conocer qué significa e implica un momento delicado como la eutanasia.

Hoy se celebra el Día del Veterinario y, con el paso del tiempo, Junín ha experimentado un notable crecimiento en el área, donde se vivencia un notable crecimiento con el correr de los años y se traduce en la cantidad de profesionales que eligen nuestra ciudad para desenvolverse como así también en las especializaciones que van haciéndose lugar y cobrando notoriedad.

De tal forma, el profesional médico veterinario se puede abocar a áreas como: centros médico-quirúrgico de animales domésticos (hospital veterinario); laboratorios de diagnóstico como patología, microbiología y parasitología; medicina veterinaria preventiva; salud pública veterinaria; salud y producción animal; tecnología de alimentos; vida silvestre, zoológicos y centros de rehabilitación de animales silvestres; salud ambiental; entre otras ramas.

En el Día del Veterinario, en conmemoración de la primera clase que se dio en esa carrera universitaria hace más de tres décadas; Democracia dialogó con cuatro representantes a nivel local para conocer los detalles del sector.

Para eso, este medio entrevistó a María Cruz De Miguel, cuyo consultorio está ubicado en Avenida República 749; Oscar Ignacio Sarobe quien se desempeña en la diaria en el consultorio situado en calle Liliedal 69; Leonardo Ferradas que es el referente del Sanatorio Veterinario de Canavesio 117; y la referente del sector, ya retirada del ejercicio, Manuela Gaute.

 

Vocación por la profesión

Un denominador común entre todos los entrevistados que abordó Democracia fue la vocación por la profesión. De tal forma, ahondando en la trayectoria de cada veterinario, al consultar sobre el inicio del interés y gusto por el mundo animal, generalmente, la génesis se encuentra en la infancia.

Un ejemplo es De Miguel como así lo expuso: “Desde chica me gustaban los animales. Montaba caballos, pedía tener perros como animal de compañía y me decidí en quinto año. Alberto Frene fue un gran referente de vacas, me asesoró y me apoyó mucho para que no le tenga miedo por ser mujer y a la carrera en sí”.

Para eso, eligió la Universidad de Buenos Aires para formarse y, posteriormente, dedicarse a animales pequeños. “El miedo lo tuve cuando me recibí y no le encontré la vuelta. Trabajé en ventas de consumo masivo durante diez años y aprendí sobre el diálogo con la gente, explicar, la empatía. Toda experiencia sirve y suma para la que viene”, contextualizó y resaltó: “Cuando la gente se va de la veterinaria entiende lo que tiene o lo que no tiene, la importancia del diagnóstico, el tratamiento”.

También narró: “Me volví a Junín con varias herramientas para eso. En Buenos Aires vi un mundo que no vi en un inicio acá y, para eso, me sirvieron muchas prácticas que había hecho y un posgrado en ecografía. Me di cuenta del amor que le tenía la gente a los animales y que le destinaban un gran presupuesto para que siempre tengan salud. Sabía que tarde o temprano tenía que llegar a Junín”.

Otro ejemplo de vocación en la disciplina es Sarobe: “Desde que tengo uso de razón quise ser veterinario. En casa teníamos perritos de la calle a los cuales cuidábamos y, al terminar la secundaria, me anoté en veterinaria en Universidad Nacional de La Plata”.

También valoró: “Soy un agradecido de Dios que trabajo de lo que me gusta. A pesar que hace 40 años que estoy ejerciendo, me apasiona todos los días abrir la veterinaria”. 

El devenir de Gaute en la veterinaria fue particular, por eso, manifestó que “me decidí porque quería hacer bacteriología que era para médicos, bioquímicos y veterinarios en la UNLP, donde estudié. Después de cada carrera podías seguir dos o trenes años bacteriología”. 

“En el transcurso de la carrera, tenía siempre una predisposición para los animales pequeños y de compañía, era en mi casa y de mis parientes. Me fascinó y pensé que era ese el rumbo”, contextualizó. Con formación en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Leonardo Ferradas compartió: “Siempre me gustó la rama de la medicina y llegado el momento, me volqué a la veterinaria porque me gustaban muchos los perros que terminó siendo determinante”. 

Sobre su bagaje laboral indicó: “Trabajé un tiempo en una veterinaria de Rosario y volví a Junín que es una ciudad que me gusta y viví toda mi vida. Comencé haciendo domicilio y puse un consultorio hasta llegar a la clínica de hoy”.

 

Análisis del desarrollo local

De los distintos ámbitos de trabajo, el mundo de la veterinaria es uno de los lugares que ha experimentado una evolución exponencial en lo que hace a difusión, uso del servicio y desarrollo de profesionales.

Entre las mujeres juninenses, quien ha sabido ser pionera en el rubro, hoy ya retirada del ejercicio profesional, pero siendo una palabra autorizada en el sector es Manuela Gaute. “Fue un desafío ser la primera mujer veterinaria en Junín. Me dediqué a eso que parecía imposible porque había dos colegas que se dedicaban a pequeños animales y no mujeres”, expresó.

“Luego la evolución fue magnífica en medios, técnicas y aparatología. Mis colegas tenían una especialidad y hay ecografistas, cardiólogos, bioquímicos, el laboratorio es un método de diagnóstico que se debe usar mucho. Todo esto ha hecho que lo que parecía inalcanzable o veíamos en congresos, logramos tenerlos en ciudades del interior.

Otra profesional contemplada en la entrevista, aún en ejercicio, y con una reconocida en Junín es De Miguel quien consideró que “la profesión se desarrolló mucho y sobre todo en los últimos 30 años en pequeños. Los colegas también han ido actualizándose y muchos son especialistas. Se puede derivar para hacer rehabilitación, diagnóstico por imágenes, cardiología o multidisciplinariamente. Hay que seguir este camino”. 

“Cuando hice las prácticas clínicas me decían que para estar al día tenía que hacer tres congresos por año y comprarme un libro por año. Eso me llevó a tener conocimientos clínicos muy amplios”, agregó. 

Otra figura consultada con más de cuatro décadas en el rubro es Sarobe quien analizó: “Ha ido mejorando mucho el desarrollo de la profesión. Las mascotas como tal ocupan un lugar importante en el ámbito familiar, por lo tanto, se puede atender mejor y la gente hace controles. También en cuanto a diagnóstico y métodos complementarios: análisis de todo tipo para un mejor tratamiento”.

En tal sentido, recordó: “Mi idea en un principio, y porque tengo afinidad con el campo, era desarrollarme como veterinarios de grandes animales. Después me dediqué exclusivamente a la atención de mascotas que tiene el encanto que podés hacer la parte clínica de forma más profesional sin tener en cuenta tanto el tema costo y ponderando el valor sentimental”.

Ferradas, en representación del Sanatorio Veterinario, opinó que “la mascota es un integrante más de la familia. Más allá del bienestar y la satisfacción de tener un compañero, ha llevado a que nuestra profesión ha crecido mucho y se mira muy cercano a la medicina gracias a eso”.

 

Eutanasia, un tema delicado

Una instancia compleja, delicada y determinante que es parte de la labor del sector y tienen que enfrentar con la mayor profesionalidad los distintos veterinarios.

En función a eso, para dar detalle de cómo se aborda desde el mundo de la veterinaria, Sarobe contó que “es la parte más complicada que le toca a un veterinario. Normalmente cuando se llega a ese punto es porque se ha gastado y ha hecho todo para sacarlo adelante. Muchas veces no tomar la determinación de hacerlo es un acto de mezquindad porque el animal que vivió 14 años no merece agonizar y sufrir”. 

“Muchas veces, aunque parezca mentira, contrario a lo que significa el amor hacia la mascota, cuando el perro envejece quieren sacrificarlo de por sí y no es así. Si se hace tiene que ser por una patología y que no se puede solucionar. Uno se prepara para salvar la vida y no terminarla”, explicó.

Por su parte, De Miguel comentó que “hablo de estos temas con la gente. Por ley, el único que tiene la potestad de decidir sobre la muerte es su tutor”. 

“Nosotros lo hacemos por razones humanitarias. Se firma un acta y es una anestesia general. Cuando los traen es porque no dan más. ¿Vas a dejar una vida con dolor y sufrimiento? ¿Qué se quede con un tumor monstruoso que no pueda comer ni caminar?”, reflexionó. Y añadió: “Uno se prepara con los años a sobrellevar ese momento. La gente misma te va enseñando a esto de que sea un momento de tranquilidad”. 

Gaute se inscribió en la línea de pensamiento expuesto y sostuvo que “´es la muerte dulce´ como significa el nombre. Es simplemente acortar el sufrimiento del animal cuando estás netamente seguro de que no hay posibilidad de vida. No estoy en contra”.

Ferradas remarcó la misma idea al decir que “hay casos que lo ameritan para evitar el sufrimiento animal. La mayoría de las veces es con los dueños presentes y tratamos de evaluar caso por caso y agotar todas las posibilidades previas a la eutanasia”. 

 

Animal

“Dado el vasto conocimiento en la materia propio de los años de estudio y el bagaje como profesional, si tuviera que elegir un animal con el cual sentirse ´representado´: ¿qué animal sería?”, fue la consigna que esbozó Democracia para indagar en el lado creativo de los entrevistados.

En torno a ello, De Miguel se definió: “Soy muy autónoma, valoro mucho eso y, por lo tanto, la libertad de elección. No me imagino dependiente como puede ser un perro que son muy dependientes”.

“Un tigre o un puma que son solitarios, se las arreglan solos y no es que anda en manada”, siguió y comparó: “Con mis equipos de trabajo lo hago muy bien, valoro mucho esa autonomía y todos saben que decido yo. De hecho, con la crianza de sus crías también y a mí me gusta ocuparme de la educación de mis hijos”.

Siguiendo con el ejercicio, Gaute coincidió con los rasgos brindados por De Miguel y fundamentó: “Los gatos porque me gusta la soledad, ser independiente, hacer lo que quiero y la autonomía”.

A su turno, Sarobe también fue claro, pero se diferenció de las entrevistadas. “Ojalá le llegara a los talones a un perro. Tienen un amor incondicional. Siempre pongo como ejemplo el perro de los ´crotos´. Está muerto de hambre y el perro está igual con una fidelidad tremenda y nunca lo abandona. Creo que los valores más altos los tiene un perro”, opinó.

 

Mensaje

Finalmente, como ejemplos del mundo de la veterinaria, Democracia consultó a sus entrevistados: “¿Qué mensaje le darías a un estudiante que está iniciándose en esta carrera?”.

Gaute, la de mayor andamiaje en el rubro, como así edad, respondió: “Que persiga sus sueños. El médico veterinario se recibe y tiene múltiples lugares para trabajar, investigar y hacer cosas. Es muy vasta la carrera: laboratorios, sanidad animal, producción, clínicas tanto de animales de deporte cómo de pequeños que son dos mundos distintos, atención de animales exóticos”. Y ejemplificó con su caso: “Por más que parezcan descabellados los sueños, como podía ser atender animales pequeños en Junín cuando comencé, la vida te lleva a cumplir objetivos y que te sientas pleno con la carrera que elegiste. Ese es el resultado: volver a elegirla”.

A su turno, Sarobe manifestó que “no puedo ser objetivo porque soy un apasionado de esto. Que no baje los brazos y se trata de constancia, dedicación y trabajo como en todos los órdenes de la vida. Es ser consecuente con la idea”. Y agregó: “Seguramente desde lo económico hay profesiones más redituables, pero no podés dedicarte a algo para hacer plata. La realidad es que tenés que estudiar algo que te guste y dedicarte todos los días a lo mismo”.

Desde Sanatorio Veterinario, con una misma naturaleza de respuesta, Ferradas expuso: “Que le metan ganas, que todo llega y lo principal es que le guste la profesión. No solo para la veterinaria, sino para todo: te tiene que gustar lo que haces para desarrollarte el resto de tu vida”.

En última instancia, y con la misma perspectiva, De Miguel coincidió en “disfrutar” del camino y sugirió: “Es un momento bárbaro para pequeños animales, quizás en alguna ciudad puede haber saturación de colegas, pero en otras no hay. Es un momento excelente para ser el primero en pequeños en determinado pueblo”. 

“Todos los años hay algo que mirar, aprender y es importante asistir a congresos. Todos los años hay que hacer algo nuevo relacionado con la actualización profesional”, consideró. Con un gran desarrollo en el presente, como testifican los entrevistados, y notables posibilidades de crecimiento en el futuro, la veterinaria como profesión se ha constituido como una destacada fuente de trabajo a nivel local y, además, ubica a Junín como un potencial polo de referencia en el futuro.

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