Un atleta condenado por violar a una niña participaría en los Juegos Olímpicos de París
UNA DECISIÓN CUESTIONADA

Un atleta condenado por violar a una niña participaría en los Juegos Olímpicos de París

El abuso ocurrió hace una década. Fue condenado a cuatro años de prisión pero cumplió solo uno. Quienes se oponen a su participación esperan que el Comité Olímpico Internacional decida excluirlo de la competencia.

Diez años atrás, Steven Van de Velde tenía 19 años y violaba a una niña de 12. Pero dentro de exactamente un mes, este atleta holandés que brilla en beach vóley, podría –si las autoridades olímpicas de Países Bajos o el Comité Olímpico Internacional (COI) no toman antes una medida en contrario- participar de los JJ OO de París 2024.

Van de Velde estuvo preso por ese ataque sexual. Fue condenado a cuatro años de prisión pero solo estuvo 12 meses detenido en Países Bajos y lo liberaron en marzo de 2017. El caso por el que debió cumplir –en parte- esa pena, había ocurrido en 2014 cuando conoció a su víctima por redes sociales y empezó una persistente tarea de acoso.

En ese entonces Van de Velde ya era una estrella en ascenso en el voleibol de playa. Pero así y todo el tribunal accedió a abundantes pruebas de los abusos que cometió contra la preadolescente –de nacionalidad británica- y lo condenó por tres cargos de agresión sexual.

La palabra del juez

Al anunciar la sentencia a principios de 2016, el juez Francis Sheridan dijo que las posibilidades de Van de Velde de participar en los Juegos Olímpicos eran un "sueño destrozado" y que tenía un "lado oscuro". Pero la predicción del magistrado parece que habría sido desacertada: luego de su liberación, Van de Velde ascendió rápidamente en el deporte de su especialidad al punto de estar preseleccionado para formar parte del equipo de vóley de playa masculino de Países Bajos que clasificó para los juegos olímpicos que se iniciarán el 26 de julio próximo en París.

Quienes alzaron voces de alarma ante esta posibilidad –muy cierta- de dejar entrar a un violador a una villa olímpica con 10.000 atletas, apuntaron a la inacción del COI. Actualmente, son los respectivos comités olímpicos nacionales los encargados de vetar qué atletas con antecedentes penales (incluidas condenas por violación) pueden representar a su país.

Pero el comité olímpico holandés no quiso hacer comentarios sobre el caso Van de Velde ya que la Asociación de Voleibol de los Países Bajos todavía no presentó sus selecciones finales. Otras fuentes holandesas se pronuncian a favor del cuestionado atleta porque ha “cumplido su condena” y restringir su carrera deportiva profesional podría significar una nueva condena por un delito por el que ya pagó.

Si fuera el caso que Países Bajos decidiera no apartarlo, quienes se oponen a la participación del atleta violador esperan un pronunciamiento del COI. Pero sucede que una medida así se daría en un contexto en que los delitos sexuales contra menores hoy tienden a verse con menos gravedad que en el pasado en algunos países de Europa. Este año –por caso- Alemania bajó las penas para los acusados de pedofilia y la tenencia de pornografía infantil pasó de ser un delito “grave” a “leve”.

En privado, muchas voces furiosas cuestionan la hasta ahora indiferencia del COI ante este caso y lo acusan de estar obsesionado con “alzar la bandera” en favor de ciertos temas como el feminismo, las diversidades de género, la violencia contra las mujeres pero no adoptar una línea dura con Van de Velde, quien a pesar de ser un violador de menores podría tener el honor de competir en París.

Exigencia olímpica

Todos los atletas olímpicos de París deben firmar una Declaración de Derechos y Responsabilidades de los Atletas para promover los derechos humanos, la paz y el deporte limpio. Y el punto siete taxativamente dice que los atletas deben “actuar como modelo a seguir”. Quienes cuestionan a Van de Velde afirman que por sus antecedentes él no cumple con esta exigencia.

En el tribunal que condenó a Van de Velde detalló cómo en 2014 este conoció a su víctima en Facebook y comenzó a chatear a través de Snapchat y Skype. El Tribunal de la Corona de la localidad inglesa de Aylesbury probó que Van de Velde viajó desde los Países Bajos a Milton Keynes, en las afueras de Londres, en agosto de 2014 para encontrarse con su víctima.

El tribunal escuchó que él era consciente de la edad de la niña (que fue nombrada ante el tribunal como “Miss A”) y fue a su casa cuando su madre estaba fuera y tuvo relaciones sexuales con ella, quitándole la virginidad. Durante el juicio Van de Velde lloró al escuchar que su víctima se había autolesionado y había tomado una sobredosis. Pero tras su liberación, Van de Velde defendió sus acciones diciendo que “no era un monstruo sexual” por violar a la niña.

Esto contradice su declaración antes de la sentencia, en donde Van de Velde se declaró culpable de los tres cargos de violación contra la niña. "Quiero corregir todas las tonterías que se escribieron sobre mí cuando estuve encerrado", diría luego Van de Velde.

“No leí nada de eso, a propósito, pero entiendo que fue bastante malo, que me han tildado de monstruo sexual, de pedófilo: eso no lo soy, realmente no. Todo el mundo puede tener una opinión sobre mí, pero es justo que también conozcan mi versión de los hechos”, reclamó.

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