EL BAILE SE DISTINGUE POR SER UNA ACTIVIDAD FÍSICA QUE COMBINA EL EJERCICIO CON LA DIVERSIÓN.
EL BAILE SE DISTINGUE POR SER UNA ACTIVIDAD FÍSICA QUE COMBINA EL EJERCICIO CON LA DIVERSIÓN.
OTRA FORMA DE MANTENERSE ACTIVO

Bailar para prevenir lesiones: “Música, maestro” y a moverse

A través de pasos controlados y repetitivos, se fortalecen los músculos del core y se mejora la estabilidad postural. Incrementa la flexibilidad, la resistencia y la coordinación.

En la actualidad, el sedentarismo ha emergido como uno de los principales problemas que afectan a la población mayor. Este fenómeno, agravado por la inactividad física, la soledad y hábitos de vida poco saludables, tiene un impacto negativo significativo en la salud y el bienestar de los adultos mayores. Sin embargo, en medio de estos desafíos, el baile surge como una solución accesible y efectiva, ofreciendo una actividad física recreativa que no solo mejora la calidad de vida, sino que también fomenta la socialización y el bienestar emocional.

El baile se distingue por ser una actividad física que combina el ejercicio con la diversión, lo cual facilita una alta adherencia entre los adultos mayores. A diferencia de otras formas de ejercicio, el baile no se percibe como una obligación o una tarea tediosa, sino como una actividad placentera y amena. Esto es crucial, ya que uno de los mayores retos en la promoción de la actividad física en la tercera edad es mantener el interés y la motivación a largo plazo.

Desde una perspectiva física, el baile ofrece múltiples beneficios. Ayuda a mejorar la salud cardiovascular, promoviendo un consumo calórico significativo y un gasto cardíaco saludable. Este tipo de ejercicio contribuye a controlar el peso, un factor importante para combatir la pérdida de masa muscular y la disminución de la densidad ósea, problemas comunes en la tercera edad. Además, el baile incrementa la flexibilidad, la resistencia y la coordinación, habilidades que son esenciales para la movilidad y la independencia de los adultos mayores. Una de las ventajas más notables del baile es su capacidad para mejorar el equilibrio. A través de movimientos controlados y repetitivos, se fortalecen los músculos del core y se mejora la estabilidad postural, lo cual es fundamental para reducir el riesgo de caídas, un riesgo frecuente y potencialmente grave para las personas mayores.

El baile no solo tiene un impacto positivo en la salud física, sino también en la salud mental y emocional. Participar en actividades de baile puede reducir significativamente los niveles de estrés y ansiedad. La música y el movimiento tienen un efecto terapéutico, liberando endorfinas que mejoran el estado de ánimo y fomentan una sensación de bienestar general. Esta actividad también combate la depresión, un problema que afecta a muchos adultos mayores. Además, el baile promueve la autoestima y la confianza en sí mismos, ayudando a los participantes a vencer la timidez y sentirse más seguros y satisfechos con sus capacidades.

Desde el punto de vista social, el baile ofrece numerosas oportunidades para la interacción y la construcción de relaciones. Las clases de baile y los eventos sociales relacionados con esta actividad proporcionan un espacio donde los adultos mayores pueden interactuar, compartir experiencias y construir nuevas amistades. Estas interacciones sociales son vitales para combatir la soledad y el aislamiento, factores que pueden tener un impacto negativo considerable en la salud mental. La socialización a través del baile fortalece las redes de apoyo social, lo cual es crucial para el bienestar general de los adultos mayores.

A pesar de los numerosos beneficios del baile, es importante considerar también los riesgos asociados y las estrategias para prevenir lesiones. Los pies y las rodillas son particularmente vulnerables debido a la carga que soportan y los movimientos exigentes que implica el baile. Las lesiones comunes en los pies incluyen la fascitis plantar, las fracturas por estrés, las tendinitis y los esguinces de tobillo. Además, las ampollas y los callos, resultantes de la fricción constante, son frecuentes entre quienes practican el baile de manera regular. Para prevenir estas lesiones, es esencial usar calzado adecuado que proporcione soporte y absorba el impacto, así como medias que absorban la humedad. Mantener los pies limpios y secos y utilizar cremas hidratantes para mantener la piel suave y flexible también son medidas preventivas importantes.

Las rodillas, por otro lado, son susceptibles a lesiones como el síndrome patelo femoral, comúnmente conocido como dolor de rótula, que resulta de un desequilibrio muscular y de movimientos repetitivos. Las lesiones de cartílago y menisco, provocadas por giros bruscos o extremos, también son comunes. Para prevenir estas lesiones, se recomienda realizar ejercicios que fortalezcan los músculos alrededor de las rodillas, como los cuádriceps y los isquiotibiales, y evitar superficies duras al bailar. El dolor de cadera, otra preocupación común, puede prevenirse mediante el fortalecimiento de los glúteos y la elongación de los aductores. En cuanto a la columna, aunque algunas patologías pueden ser condicionantes, no deben ser un impedimento para disfrutar del baile. Es esencial encontrar un equilibrio adecuado entre la demanda física y la capacidad muscular, y realizar ejercicios que fortalezcan el core y mejoren la postura.

En este contexto, la gerontokinesiología, que se enfoca en la actividad física para personas mayores, juega un papel crucial en la implementación segura y efectiva del baile. Consultar con profesionales especializados permite desarrollar programas de baile adaptados a las necesidades y capacidades de los adultos mayores, minimizando el riesgo de lesiones y optimizando los beneficios de la actividad. La intervención de profesionales capacitados en gerontokinesiología garantiza que los programas de baile sean seguros y efectivos, promoviendo un enfoque holístico de la salud que incluye tanto el bienestar físico como el mental y social.

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